Rómulo Mar
Escritor

Autor de alrededor de 40 poemarios, impulsor de la literatura y de muchos escritores, el poeta Gustavo Adolfo Bracamonte, oriundo de Chiquimula, al oriente de Guatemala, nos abre las puertas de su vida de letras, de su amistad pura, su solidaridad. Entre las obras de su producción que a mi parecer son las más destacadas, apunto, Mujer de piel blanca, Disección de cuerpos, Ventanas, País desnudo, Poemas de invierno, Tratado del deseo, Pájaro del deseo, Amalia, La rabia de los días, Poemas en la plaza… Es un maestro tejiendo versos en una larga trayectoria cuya senda se aproxima a los cincuenta años.

“Una naranja dentro de un cesto
parece un sol reducido a naranja
con cáscara de sol húmedo,”

Con el propósito expreso de ahondar en su quehacer en torno a la poesía y a la literatura en general, con Bracamonte nos encontramos en tres ocasiones en ambientes poblados de libros: su casa con libreras en las que florecen más de mil títulos, la librería La Casa del Libro y Sophos. Las tres veces, aparte de otras mil ocasiones, insisto en la cifra, sostuvimos conversaciones salpicadas de buen humor y acompañados de un cafecito o una copa de vino tinto que sabía a verso.

Gustavo no precisa de sacos y corbatas, se sabe persona horizontal con la humanidad, seguro y vertical en su accionar. Informal en su vestir, de profesión doctor en comunicación, adelanta su amistad para que la confianza nos permita dialogar distendidamente, degustar la palabra y su contenido y reír abiertamente.

De esas charlas amenas con su voz grave vienen estas líneas para conocerle mejor como persona y en su mundo poético, que es su propia vida:

¿Qué significa para vos la poesía?
Para mí significa vida, significa el aliciente para amanecer alegre, contento. Significa además una perspectiva o una mirada hacia el futuro. Es lo que nos salva, nos salvaría, pues, de tanto materialismo que existe en nuestra sociedad. Y esa mirada espiritual del ser humano, de las cosas, de la realidad, de la vida misma. La amante más hermosa y más amada. Agua fresca para la vida.

¿En qué año empezaste a tener contacto con la literatura en general?
Bueno, estábamos en sexto. En quinto o en sexto primaria. Siempre cuento esta anécdota porque para mí es importante: A la casa llegaba Humberto Porta Mencos (poeta notable de Chiquimula). Entonces, como eran bohemios, junto con mi padre, pues ahí se ponía a declamar su poesía. Es ahí donde empecé a tener ese gusto por la poesía que me apasiona. Es uno de los elementos por el cual vivo. Después, en básicos, en el INVO, ya empecé a leer a escritores de Honduras, a Villeda, un libro que me fascinó. Más adelante nos reuníamos con otro compañero, que es abogado ahora, Marco Antonio Aguilar. Entonces, empezamos a leer y, como éramos de escasos recursos, cuando acumulábamos cierta cantidad de dinero comprábamos un libro, entre ellos Diálogos de Platón, y nos los intercambiábamos.

A lo largo de tu vida literaria y poética, que es tan extensa, ¿de qué autores has bebido, te has nutrido para luego producir?
Sí, bueno, lo original no sé si existe en el paraíso… En Chiquimula, por ejemplo, a Ismael Cerna, Raúl Mejía González, Mario Morales Monroy… A este poeta de Honduras… Villeda. A Otto René Castillo, luego descubrí a Roberto Obregón y a todos los poetas revolucionarios de Guatemala, pero también están Neruda, César Vallejo, Alberti, García Lorca, Alexandre en España… Entre las mujeres, Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni y Sylvia Plath entre muchas. Y como mis favoritos, por su ideología y por la forma cómo escriben, tengo a Neruda, pero me encanta César Vallejo. Está también este poeta que se desconoce bastante, Pablo de Rokha.

En tu casa tienes libreras que rebasan los mil y un títulos. Entre ellos, ¿hay alguno que encierre una historia particular, que tal vez te regaló alguien especial y por eso le agregas un valor adicional?
Bueno, sí, me recuerdo de un texto, un libro que me regalaron en Huehuetenango yo siendo hermano lasallista, profesor de allá. Una estudiante para mi cumpleaños me regaló un libro del poeta Rafael Sosa, huehueteco. Desconocido, desafortunadamente, pero es un gran poeta, que el año antepasado se estuvo dando a conocer su trabajo poético. Murió en Rusia, era doctor en filosofía. En ese país murió en la mayor pobreza. Escribió unos seis, siete libros de narración y poesía. Una poesía realmente exquisita que las guatemaltecas y guatemaltecos debieran estar leyendo. Y yo recuerdo este libro porque precisamente esa vez me pidieron que hablara sobre él y me volví a encontrar con ese, Son de pasos, de Rafael Sosa. Y lo recuerdo con cariño por el hecho de que es de ese gran poeta que yo lo desconocía en su momento y he vuelto a redescubrir. Y eso pues le da un valor al texto que en 1978 me regaló la estudiante Sonia Rivas.

¿Y cuándo pudiste escribir tu primer poema?
Tenía entre 16 y 17 años. Porque el primer poemario que trabajé fue Ensueño de juventud (1972), que data de unos 48 años. Poemario sencillo, estilo folleto, me costó quinientos ochenta quetzales. En ese tiempo tenía una novia quien me donó cinco quetzales para la publicación (risas). Contiene poemas a la juventud, a Chiquimula, hay bastante, a la patria, inclusive, ya empezaba con los temas sociales. Y todavía persistimos en ellos.

Ya que hablas de temas sociales. ¿Cómo viviste la época de la guerra interna desatada entre la guerrilla y el gobierno de Guatemala?
Bueno, no fue un enfrentamiento entre la guerrilla y el gobierno. Realmente era contra la burguesía, ¿no? Contra los explotadores que continúan siéndolo. No se ha planteado una nueva estructura que es lo que se requiere en este país para evitar las injusticias sociales… En ese tiempo estuve bastante activo. Estuve trabajando en un grupo juvenil, Operación amigo, allí en Chiquimula. Trabajamos con los campesinos de las aldeas de San Jacinto, San José La Arada, Santa Elena. Operación amigo era una organización juvenil que fundó Andrés Girón, hermano de La Salle en ese momento.

Dirigí ese grupo en los dos últimos años de su desaparición. Pero trabajé alrededor de siete años en las comunidades donde se percata uno que tiene recursos limitados, pero muchos más están peor que uno. Ahí se percata uno que lo más importante es generar o crear una sociedad, la sociedad en la que velamos por los demás. O los que nos interesamos por los demás, que tengan por lo menos lo imprescindible, la tortilla y el frijol. Y de la importancia de la salud. Se nos murió en los brazos una persona de quince años que estaba desnutrida. Entonces, es una cuestión dolorosa. Situaciones que continúan. En ese momento decidí entrar en la Orden de los Hermanos de La Salle.

Viví intensamente la guerra interna. Apoyamos a diferentes grupos que estaban trabajando por cambiar las circunstancias de este país, la estructura injusta de este país. Y escribíamos poesía. Por ahí surgió un librito que lo publicamos en esténcil, mi segunda publicación, por cierto, se llama Canto nuevo (1977). Otro, mi tercera obra, que se llama Granos de fuego (1977). Pequeños poemas pues para denunciar estas injusticias.

¿Y nos puedes hablar un poco de tu hermano que fue desaparecido también en ese tiempo que trae tan malas y desgarradoras memorias?
Yo estaba en Huehuetenango cuando recibí esa noticia que me dolió y me duele todavía, por supuesto. Y a mis padres que ya se fueron sin haber tenido, por lo menos, la oportunidad de verlo y de enterrarlo. Era 1982 cuando lo desaparecieron, en mayo. Era la fiesta del INSO. Él trabajaba de maestro en la escuela José Ángel Palma de allí de San Jacinto. Iba para allá y a la altura de Vado Hondo le atravesaron un pick-up, él iba en moto y, pues, con todo y moto… Parece ser que la moto apareció, pero el hijo de un comisionado militar la andaba manejando, él la andaba cargando. Yo eso lo supe recientemente, si no sé qué hubiéramos hecho.

Servio Tulio Bracamonte, era su nombre, tenía dos hijos. Mi cuñada Letty, que ya falleció también, desafortunadamente, tenía en el vientre al último niño que se llama Tulio, que no lo conoció, verdad. Entonces, fue una cosa terrible, verdad, porque sigue sin aparecer. Al parecer fueron comisionados militares. Mi padre fue a la base militar de Zacapa, pero (silencio largo)… Arana Osorio le dijo: En alguna babosada se metió tu muchacho. Pero no era así. Sí le gustaba decir las cosas como eran, verdad, todo lo que sucedía en ese momento, lo que hacían los comisionados militares con esto de las agarradas, cómo se llevaban a los jóvenes sin la oportunidad de seguir estudiando o de trabajar, o lo que sea, sino que a la fuerza al ejército. Entonces, eso sí lo denunciaba. Las injusticias… Los campesinos, por ejemplo, eran llevados a las fincas y luego los regresaban en calidad de cadáveres, prácticamente. Él era cristiano evangélico y desde el evangelio denunciaba pues estas injusticias, y por eso le valió, precisamente, que lo asesinaran.

Volvamos a tus producciones poéticas. ¿Cuál fue tu cuarto poemario publicado y cuál es su génesis? Algo me habías contado de él, una anécdota muy singular guarda en sus entrañas…
Es otro poemario minúsculo, pequeño, se llama 9 poemas. Es de 1978, estaba en Huehuetenango, y aquí hay algo interesante. Se llama 9 poemas porque yo a la imprenta le di nueve poemas, pero como ellos me dieron un precio que no recuerdo exactamente, y entonces después solo me entregaron siete poemas, los otros dos no sé qué los hicieron. Me dijo solo para esto alcanzó el dinero que usted me dio (risas). Se quedó con el nombre de 9 poemas, pero en realidad son siete, verdad (risas). No sé si fue excusa o fue una censura la que hizo la imprenta, la cosa es que sacó el folletito minúsculo allí engrapado.

¿Hay otro libro de tu autoría que tenga alguna significación muy particular?
Sí… hay uno, se llama Mujer plena (1994). Lo escribí en homenaje a Menchi que fue secuestrada. Estaba embarazada cuando secuestraron a su papá, a Mario. A Mario papá que era secretario del Cardenal Casariego. Con ellos éramos súper amigos. Con Menchi, porque trabajábamos en varias organizaciones, entre ellas una que era Justicia y Paz que dirigía Frank La Rue. Y bueno, la secuestraron y por eso escribí este poemario dedicado precisamente a ella. Un homenaje porque ya tampoco aparecieron los tres.

El que tiene un valor sentimental profundo para mí es Memorial de la vida (1981). Memorial de la vida está dedicado a mi hermano. Es una decisión de defender la vida cuando se la quitan a alguien. Ese es para mí importantísimo.

Por otro lado, está Concupiscente (2014). ¿Qué es concupiscente?, me preguntan. Es como una tendencia a pecar, o, qué sé yo, a lo erótico, no, al erotismo. El erotismo me apasiona. Es una de las cuestiones que siempre me ha gustado. Leyendo a Pablo Neruda, por ejemplo, habla del amor, pero entonces habla de los problemas sociales. Esa combinación me gusta y la he tomado. De Neruda, combinar lo erótico, digamos, con lo social. El amor con lo social. Total, el amor es social.

Dentro de tu proceso de creación, ¿hay alguna obra que no hayas gestado de manera normal?… digo, que tal vez la escribiste en la calle, en la charla con una persona, en una discoteca, en una pelea de gallos (risas).
Bueno, algunos nacen de los insomnios. Vamos a… (busca entre sus libros). Por ejemplo este libro (Me lo muestra. Fondo azul claro con letras blancas, sin imágenes). Este se llama Amor desde otros (2010), pero es poesía epistemológica. Estaba recibiendo un curso de epistemología en la Universidad de San Carlos, allí escuché unas conferencias sobre epistemología. Y claro, el docente estaba impartiendo sus conferencias, mientras tanto yo lo iba asimilando desde la poesía.

Por ejemplo, éste, Paradigma (abre el libro y me enseña el poema, y lee dos líneas que contienen ideas filosóficas que inspiran el poema). Partiendo de eso y de lo que el docente o conferencista decía sobre los paradigmas, fui escribiendo allí mismo, y luego en la casa pues ya lo releía y le hacía algunos retoques. Por eso se llama Amor desde otros, porque es desde otros autores, digamos, en este caso, de Alfredo González, desde los filósofos de la fenomenología, desde los positivistas, desde… Kant, por ejemplo, desde Warburg…

PRESENTACIÓN

Escribir, como cualquier otro talento personal, es siempre un don.  Cuidarlo, hacerlo crecer y desarrollarlo, depende de nosotros.  Esto es lo atestiguado por el poeta Gustavo Bracamonte, un escritor prolífico e infatigable con la voluntad suficiente para explorar la realidad y manifestarlo generosamente a sus lectores.

Los que conocen su obra hablan de una transición en su contenido (como debe ser, según la dinámica de la vida).  Reconocen primariamente el esfuerzo por denunciar las condiciones injustas de la realidad política, económica y social de Guatemala. Es la etapa persistente de su opción por los pobres y el reclamo por la dignidad atropellada por las fuerzas del ejército (de hecho, su hermano fue víctima del conflicto armado interno).

Posteriormente, su sensibilidad lo llevó a temas más personales.  En este período los contenidos familiares sirvieron no solo como una especie de catarsis en el que el autor se enfrenta a los acontecimientos del pasado (algunos dolorosos) para recuperarlos en el tiempo y darles su propio valor, sino como medio de justicia para afirmar la importancia de quienes fueron fundamentales en su crecimiento personal.

En esta etapa aparecen también sus temas más emocionales.  Escribe sobre la naturaleza del amor y los sentimientos sin arroparlos en conceptos vacíos, sino desde la experiencia del alma afectada por el desasosiego que produce esos episodios.  Quizá sea este momento el más transparente del autor.  Y puede que también la más lúdica de su creación poética.

Finalmente, hay un estadio filosófico en su obra que adereza con la formación de comunicador.  Y aunque no se distingue el horizonte teórico que alumbran sus textos, parece claro que hay un esfuerzo por desentrañar la realidad desde una hermenéutica que transparente el mundo.  En la operación, su poesía es más oscura por las imágenes representadas y las metáforas propuestas en su intención reveladora.

Esperamos que la edición sea de su provecho e invite a la lectura de los libros del poeta.   Escríbanos, compártanos sus gustos, queremos estar cerca de usted para acompañarlo en estas fechas singulares.  Servirle a través de nuestra propuesta editorial es nuestra razón de ser.  Seguimos en contacto.  Hasta la próxima semana.

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