Por ALANNA DURKIN RICHER
BOSTON
Agencia (AP)

La actriz de «Full House» («Tres por tres») Lori Loughlin y su esposo, el diseñador de modas Mossimo Giannulli, se declararon culpables de pagar medio millón de dólares para hacer que sus hijas ingresaran a la Universidad del Sur de California en un caso de sobornos a universidades, ahora un juez está por decidir si aceptará sus acuerdos de culpabilidad con los fiscales.

La famosa pareja apareció en pantallas diferentes durante su audiencia por video, ambos sentados junto a un abogado, y no mostraron emoción alguna mientras el fiscal detallaba sus delitos. Tampoco hicieron declaraciones fuera de responder las preguntas del juez federal de distrito Nathaniel Gorton.

Bajo los acuerdos propuestos, Loughlin de 55 años, espera pasar dos meses en prisión y Giannulli, de 56, cinco meses.

Pero el juez dijo que decidirá si acepta sus acuerdos de culpabilidad tras revisar el reporte previo a la sentencia, un documento que incluye los antecedentes de los acusados y ayuda a guiar las sentencias.

Gorton no dijo cuándo lo decidiría, pero fijó una audiencia para la sentencia de los acusados para el 21 de agosto.

Loughlin y Giannulli están entre decenas de padres ricos, entrenadores deportivos y otras personas acusadas el año pasado por el fraude para conseguir admisiones en prestigiadas universidades. Los padres pagaban grandes sobornos para que sus hijos ingresaran con resultados de exámenes fraudulentos o antecedentes deportivos falsos, dijeron las autoridades.

Se planeaba que la pareja fuese enjuiciada en octubre acusados de hacer que sus hijas ingresaran a la USC como miembros del equipo de remo, a pesar de que ninguna de las chicas practicaba ese deporte. Los fiscales dicen que inyectaron el dinero a través de una organización benéfica falsa operada por el consultor de admisiones universitarias Rick Singer, quien se ha declarado culpable de orquestar el ardid.

Los fiscales grabaron llamadas telefónicas y correos que mostraban que la pareja trabajó con Singer para que sus hijas entraran a la USC con perfiles atléticos falsos que las mostraban como remadoras estrella. En un correo Singer dijo a Loughlin y a Giannulli que necesitaba una foto de su hija mayor en una máquina de remo con ropa deportiva «como una atleta real».

«Fantástico, vamos a conseguir todo», respondió Giannulli, de acuerdo con los documentos de la corte. Tras esto le mandó a Singer la fotografía.

Los fiscales también tenían un currículum fraudulento entregado a USC que afirmaba falsamente que la hija menor de la pareja, Olivia Jade, remaba en competencias prestigiosas como Head of the Charles. Singer y el exentrenador al que pagó para crear el perfil atlético falso de Jade están cooperando con los investigadores y se esperaba que testificaran contra la pareja en el juicio.

Loughlin también acordó pagar una multa de 150.000 dólares y realizar 100 horas de servicio comunitario. Giannulli acordó pagar una multa de 250.000 dólares y realizar 250 horas de trabajo comunitario.

Loughlin se declaró culpable de asociación delictuosa para cometer un fraude. Giannulli se declaró culpable de fraude y asociación delictuosa para cometer un fraude. Los fiscales accedieron a desestimar los cargos de lavado de dinero y soborno federal que fueron agregados cuando el caso fue presentado.

Loughlin y Giannulli insistieron por casi un año que eran inocentes y que creyeron que sus pagos eran donaciones legítimas que irían directamente a la USC o apoyarían la fundación benéfica de Singer.

Acusaron a los fiscales de retener evidencia que los podría exonerar y afirmaban que los investigadores buscaron engañar a los padres para incriminarlos. El juez rechazó este mes la petición de la defensa para desestimar el caso por acusaciones de una conducta inadecuada por parte de agentes federales.

Con la pareja suman 24 padres de familia que se declaran culpables en el caso.

Otros padres que han sido enviados a prisión por participar en el ardid incluyen a la actriz de «Desperate Housewives» («Esposas desesperadas») Felicity Huffman, quien pasó dos semanas tras las rejas a finales del año pasado tras admitir que había pagado 15.000 dólares para que alguien corrigiera las respuestas en la prueba de admisión de su hija.

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