Dennis Orlando Escobar Galicia
Periodista
Hace 183 años, en 1837, Guatemala era gobernada por un doctor (en Derecho): José Felipe Mariano Gálvez. En aquel tiempo ocurrió una epidemia que puso en crisis su mandato porque sus opositores lo inculparon y soliviantaron los ánimos del pueblo contra él. Decían que el cólera era producido por una substancia que las autoridades gubernamentales echaban en el agua. Hoy nos gobierna otro doctor –es mejor llamarle médico: Alejandro Eduardo Giammattei Falla-. A pocos días de iniciar su gobierno ocurre una pandemia –más peor porque es en todo el mundo y en época de globalización-. Ahora, como hasta la salud y vida politizan, atribuyen a gobiernos hegemónicos de ser los causantes de la enfermedad.
A mediados del siglo antepasado, la República de Guatemala apenas sobrepasaba el millón y medio de habitantes, la gran mayoría indígenas. Si ellos morían poco importaba. ¿Por qué? Porque la minoría criolla tendría más tierra para acaparar. Ya miraría como atraer a unos cuantos encartonados (titulados de la única universidad de ese entonces) para que le administraran y produjeran sin menos gente. Y conste que en esa época no existía en Guatemala la carrera de ingeniería agronómica, ésta fue creada hasta en 1950. Pero…como -desde ya- éramos un país rezagado, los terratenientes aplicaban sin analizar la ley de la producción, evadiendo desarrollar las fuerzas productivas. Además se quería tierra para consolidar el modo de producción feudal.
El cólera estaba provocando muchas muertes, como siempre entre los más pobres por ser endebles. Por lo que Gálvez se vio obligado a nombrar una comisión de médicos para intentar que la gente se curara y no fuera a contagiar a los demás, principalmente a los de alcurnia dominante. Los galenos visitaban a los enfermos y les ofrecían medicamentos, pero, ante los rumores y la desconfianza a las autoridades, no los ingerían; por lo que las medidas no eran efectivas y provocaban burla. Los indígenas decían que el gobierno los quería matar y despojarlos de sus tierras.
Por esos días estaba en su apogeo una mujer que se adelantó a su tiempo por crítica y valiente. Se llamaba María Josefa García Granados, hermana de Miguel García Granados, el que muchos años después sería presidente de Guatemala. Ambos hijos de padres españoles pero que fueron traídos a Guatemala desde muy pequeños.
Como toda buena poetisa satírica y opositora al gobierno, María Josefa, más conocida como Pepita García Granados, dio rienda suelta a su habilidad humorística y creó El Boletín del Cólera. El Dr. Horacio Figueroa Marroquín, ilustre guatemalteco de la medicina y las letras (1903-1991), afirma que la poetisa «hizo circular subrepticiamente El Boletín del Cólera Morbus, donde la musa de los estudiantes, como también la llamaban, se burlaba bonitamente de todos los médicos de la comisión».
José Martí (1853-1895) en su libro Guatemala al referirse a Pepita García Granados la califica como «famosa decidora, que no dejó suceso sin comentario, hombre sin gracioso mote, defecto sin epigrama; de rima facilísima, espíritu entusiasta, carácter batallador».
César Brañas (1899-1976), poeta guatemalteco, se refiere a Pepita como la «poetisa de burlesca gracia».
«La poeta irreverente, pícara, valiente, altanera, subversiva, graciosa, vivaz, María Josefa García Granados, desafió y escandalizó con su pluma a la sociedad guatemalteca del siglo XIX. Hermana y suegra a la vez del expresidente Miguel García Granados e íntima amiga de José Batres Montufar, Pepita fue amada y odiada por sus escritos», escribió Marta Sandoval en elAcordeón del 17 de diciembre de 2006.
El satírico Boletín del Cólera Morbus (tomado del libro María Josefa García Granados, de Jorge Luis Villacorta C., impreso por la Editorial José de Pineda Ibarra, 1971) cuenta de manera satírica lo sucedido en la sesión médica, acompañado del informe de ésta a la Junta de Sanidad, con el «método preservativo y curativo».
En el drama intervienen siete personajes: el presidente y seis médicos de la comisión. El primero en hablar es el presidente Molina (Dr. Mariano Gálvez): «compañeros, ya está el cólera morbus en la ciudad; y el Jefe del Estado ordena discutir en esta junta los síntomas que hubieseis observado, para fijar un método sencillo, claro, de poco costo y acertado: así es que espero que cada uno exponga su parecer».
El primero de los médicos que interviene es Bartolo (Dr. Lambur): «yo he sido el que ha arrostrado el primero, el contagio, y así debo decir lo que en la peste se ha notado. Apenas a Zacapa hube llegado, cuando con gran cuidado, observé la epidemia; y no es dudoso que es un mal incurable y espantoso, (…)»
En seguida intervienen los demás médicos, quienes al finalizar reciben el comentario o preguntas del presidente. Ya para finalizar aprueban por unanimidad y gran algarabía el método curativo, que «¡De todas la recetas fórmese una ¡La ocurrencia es preciosa y oportuna!»
El método curativo es risible. Empieza así: «Se echan en un tonel, pipa o tinaja de grande magnitud, como absorbente, una carga de cal: después se toma de sal de ajenjo (que es lo más corriente) lo que coja una piedra de molino: se exprimen mil limones prontamente, y se deja bullir este brebaje. (…)»
El boletín continúa con la convalecencia: «La dieta durará cuarenta días: así la Junta Médica lo ordena (…)»
En lo sucesivo contiene observaciones sobre los síntomas y progresos del cólera, presentados a la Junta de Sanidad por la Comisión Médica, y acompañados de la higiene y métodos curativos. Todos estos apartados escritos con sarcasmo poético y gran originalidad por Pepita García Granados. Ya quisieran los actuales redactores de los boletines de la Huelga de Dolores y del No Nos Tientes hacerlo como ella.
Finalmente El Boletín del Cólera Morbus emite cinco decretos, todos con mucho ingenio que hasta a los más serios provocan risa, a saber: «4. Que un transporte económico se invente, como el que ha discurrido el presidente, de un cuero, con dos palos; y al difunto carguen, si muerto está de todo punto; pues nuestros cargadores inexpertos entierran nueve vivos y dos muertos. 5. Que se imprima, y circule este decreto, que al darlo no tenemos más objeto, que es el que queden todos enterados, pues ya nos tiene el cólera apestados».
En 2020 el gobierno del médico Giammattei, por la pandemia Covid-19 decreta el estado de calamidad pública y el toque de queda que limita el derecho de libre locomoción para todos los habitantes de la República de Guatemala, salvo excepciones (como los diputados que conducían ebrios y no fueron arrestados). Todo ello para salvaguardar la salud y vida de todos los guatemaltecos. Desgraciadamente muchas personas no respetan las disposiciones y violan las normas, principalmente los voraces negociantes y empresarios que lucran con el dolor del prójimo. Así como también los ignorantes o no informados. Otra grave situación de la actualidad es que el coronavirus está provocando «infodemia», es decir la difusión en Internet y redes sociales de información sobre el tema totalmente falsa o parcialmente incorrecta.
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En estos días de permanecer en casa por medidas sanitarias, es mejor actuar con prudencia y tranquilidad, y revisar la historia guatemalteca impresa en libros como los mencionados. Abrigo la esperanza que todos apliquemos el refrán «Al mal tiempo buena cara».
«¡Una vez tuve un accidente grave y fue estupendo! ¡Lo mejor de todo fue el hospital! No podía dormir, así que leía sin parar, de día y de noche (…)», Milán Kundera en La insoportable levedad del ser.
PRESENTACIÓN
Vivimos en un período inédito, qué duda cabe. La pandemia extendida por el mundo no solo tiene paralizada a la humanidad, sino sumida en una incertidumbre que amenaza incluso la salud mental de las sociedades en cada rincón del planeta. Por ello, quizá sea oportuno, aunque sea solo para tratar de entender el fenómeno y especular vías de solución, reflexionar sobre el impacto del Coronavirus sobre nuestras vidas.
Así, le presentamos el texto de Dennis Escobar Galicia, titulado, “De la epidemia cólera morbus a la pandemia covid-19”. El artículo hace un breve recorrido histórico, con los trazos que permite el espacio periodístico, de otra crisis epidemiológica en Guatemala: el cólera morbus. El periodista retrata, tanto la preocupación de los políticos en ese período específico, como la reacción de la población y el mundo cultural -específicamente la intervención de María Josefa García Granados (Pepita García Granados)-.
En el mismo tema, le ofrecemos el análisis crítico sobre el Coronavirus del teólogo, Leonardo Boff. El brasileño, que no necesita mayor presentación, al tiempo que hace un ejercicio de futurología, insiste en la idea de que la humanidad no puede ser la misma después de la pandemia. Reitera la idea de que quizá el virus ofrezca una nueva oportunidad al mundo para rectificar la lógica destructiva del sistema capitalista vigente.
En esta nueva dirección que ha tomado el país, según las últimas decisiones de gobierno a causa de la extensión de la enfermedad, deseamos para usted la mejor de las bendiciones. Tome sus precauciones, guárdese bien y proteja a los suyos. Tome las riendas familiares, sea protagonista e intente propagar el optimismo para salir adelante. Nosotros estaremos unidos, pendiente de usted, en espera de mejores días. Ya vendrán, esté seguro de ello. Hasta la próxima.