Francisco Blandón
Estudiante de bachillerato
Sinceramente no tengo ni idea de qué día de cuarentena es hoy. Parecía chiste al inicio: “Bueno, entonces no voy a terminar mis tareas”, dije muy feliz al escuchar la noticia de que tendríamos que pasar encerrados los siguientes 25 días. Tan tonto, tan inocente que fui en ese momento.
Sí, los primeros cinco o seis días estuvieron buenos, hablaba con mis amigos por horas sin fin mientras jugábamos videojuegos, hablaba con la chica que me gusta también… Solo haciendo las tareas que me mandaba el colegio durante la mañana y quedando libre para hacer lo que quería el resto del tiempo. “Estoy viviendo el sueño”, pensé muy realizado con mi realidad.
Hasta pude ver Netflix, el cual a pesar de que mi papá paga, dejé de usar hace aproximadamente año y medio en nombre de mejorar mis notas. Mientras desearía hacer algo distinto para entretenerme, de una forma u otra siempre termino haciendo las mismas cosas. Alguien dijo: – “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”- y, ¿qué puedo esperar yo de hacer lo mismo todos los días?
Pasan los días y lo único que pienso es: “Ay, como extraño salir”. Pero después de varios días de reflexionar me doy cuenta de que es algo mucho más que eso. Más que extrañar el poder salir, extraño la opción de quedarme en casa. Eso es lo que más duele. Antes se sentía hermoso quedarme recluido y alejado de la sociedad en lo que mi mamá llama, “mi cueva”, (aunque en mi opinión solo le dice así por lo acogedor que resulta mi cuarto).
Duele que sea el presidente el que me diga que no puedo salir de mi casa. Muchos no extrañamos salir, extrañamos la posibilidad de decisión. No el mismo hecho de estar encerrados. Y tanta es mi desesperación que heme aquí, escribiendo para ver si logro un pequeño salto en el tiempo y de esta manera llegar más rápido al final del día. Miro el reloj y me doy cuenta de que no ha pasado ni media hora, solo escribí una página, no podía esperar mucho realmente.
Por mi parte yo me despido, no es como que tenga algo mejor que hacer, solo pienso que ya me desquité lo suficiente con ustedes.
Sin mayor preámbulo me retiro.
No se les olvide lavarse las manos y bañarse de vez en cuando.
Atentamente: Francisco Blandón
Otro encerrado.