Miguel Flores
La vivencia del confinamiento obligatorio experimentado casi a nivel global ha sido útil para dar rienda suelta a la imaginación desde perspectivas íntimas. Esta situación también tomó desprevenido al mundo de la cultura. Uno de los grandes afectados por la paralización de actividades: teatros, galerías y museos cerrados. En esta época de Covid 19 la oferta artística en la red ha florecido.
Los grandes museos han utilizado un sinnúmero de plataformas como Facebook e Instagram para difundir contenido en forma creativa. Algo más que presencia institucional, ya que han diseñado recursos interactivos donde los navegantes de la red pueden además de contemplar obras, aprender de autores y circunstancias históricas alrededor de las piezas de arte.
Claro que el internet nunca podrá sustituir la contemplación frente a frente, pero los tiempos de pandemia están modificando la percepción de los interesados en todas sus disciplinas artísticas. Un ejemplo sobresaliente es el Museo de Arte Moderno de Nueva York, quien instó a sus seguidores en la red a presentar un retrato que expresara sus vivencias de confinamiento. El resultado de este experimento fue acogido por más de mil internautas, y una selección de magníficas fotografías se presentaron en Instagram, lo que pone de manifiesto la creatividad del sujeto se impone al encierro obligado.
En Guatemala destaca la editorial Cataflixia que ha creado sesiones de conversación en plataformas de Facebook e Instagram y comparten temas de literatura y de la situación actual desde la perspectiva del mundo literario. Todas estas noches a partir de las veinte horas es posible ver a Luis Méndez Salinas y su esposa dar cuenta de las vivencias de la aventura de una editorial independiente.
En fotografía, en una forma franca, han surgido cursos, donde destacados fotógrafos dan sus charlas sobre diversos tópicos técnicos. Organizados por Alejandro Letrán y Ramón Gil, a través de Facebook fue posible experimentar charlas de distintos fotógrafos, entre ellos Juan De León. De esta forma estos creadores se hacen un espacio dentro de la multiplicidad de ofertas en la red, pero esta forma de acercarse a la imagen nace más que todo por la pasión por una disciplina y por difundir y compartir su conocimiento. El confinamiento una vez más desató la creatividad. Fruto de esta actividad fotográfica es la fotografía que en este espacio se presenta.
Desde el primer momento en que esta imagen se hizo presente en mi iPad, se dio lo que el investigador de arte Juan Plazaola denomina el rapto. La imagen ha quedado en mi mente, y eso pasa con las grandes obras de arte. Al contemplarla detenidamente mi espacio circundante se paraliza, pues experimento lo que Heidegger denomina la apertura de un mundo bicolor, profundo, donde la vida representada por esas flores, vencidas por una fuerza invisible se doblegan, quedan inertes en su soporte de vidrio, que no es un florero, sino un pequeño frasco utilizado en los experimentos químicos.
La iluminación es la responsable de la variedad de tonos de gris que aumenta el volumen y además permite imaginarse la textura aterciopelada del fondo. Esta fotografía de Juan De León, del rapto inicial da paso la apertura a la verdad. ¿No estamos todos como esas flores en este momento?, dependiendo de experimentos de una vacuna contra el Covid 19. La luz insiste en abrirse paso ante la oscuridad.
De León, profesional de la fotografía, poseedor de una técnica brillante para la captura de imágenes en blanco y negro, para mi parecer logra la síntesis en una imagen, alejándose del distractor del color. En esta obra una vez más se cumple que arte, refracta (no refleja) la realidad.