Fernando Mollinedo C.
Historiador

SU HISTORIA. Hace algunas décadas, poco o nada se conocía acerca de la región denominada Ixcán. Aún hoy día, para muchos guatemaltecos esta región ubicada en el extremo norte del Departamento del Quiché, tan importante en la geografía nacional y sobre todo en la Historia de Guatemala, es desconocida y difícil de ubicar; por lo que, iniciamos este trabajo de investigación presentando algunas versiones acerca del vocablo Ixcán, su interpretación y por qué se le asignó ese nombre al territorio comprendido entre los Departamentos de Quiché y Huehuetenango.

Franja Transversal del Norte y ubicación de Ixcán

Ixcán es un municipio distante 350 kilómetros de la ciudad capital, su cabecera municipal se denomina Playa Grande, la mayor parte de sus habitantes pertenecen a diferentes grupos étnicos: mam, ixil, q’anjob’al, chuj, jakalteko, kaqchiquel, awakateco, q’eqchí’, achí, k’iché’ y pocomchí; provenientes de varios puntos del país quienes se asentaron en ese lugar después de la creación de la Franja Transversal del Norte que es una plataforma petrolera.

SU NOMBRE. Se atribuye a diferentes versiones: una de ellas la del idioma q’anjob’al indica que su nombre original deviene del vocablo Yichqan cuyo significado es: “lugar donde se inicia el firmamento o Raíz del cielo”; otra dice: que su pronunciación varió durante el tiempo de la Colonia y se convirtió en Ishcán, para luego pronunciarse y escribirse como Ixcán, que en idioma kaqchiquel significa: “Madre Serpiente o Mujer Serpiente” debido a la forma que toma el cauce del río Chixoy al pasar por dicha área.

IXCÁN EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. En 1825 el perteneció a los departamentos de Huehuetenango y Totonicapán, pero conservó la jurisdicción de Totonicapán para la impartición de justicia; en 1838 fue parte del territorio denominado Estado de los Altos hasta que éste último fue reintegrado al Estado de Guatemala por el gobierno de Rafael Carrera en 1840.

Ixcán es uno de los veintiún municipios de Quiché; fue creado por Acuerdo Gubernativo No. 722-85 de fecha 21 de agosto de 1985; anteriormente perteneció una parte al municipio de Santa Cruz Barillas de Huehuetenango y otra parte a los municipios de Chajul y Uspantán de Quiché. Su fiesta titular se celebra del 15 al 17 de mayo en honor a San Isidro. El municipio estuvo formado por 173 centros poblados en un área dividida administrativamente en siete microregiones.

SU CLIMA: Es tropical húmedo, es decir cálido pues oscila entre 26 y 28 grados centígrados; la precipitación pluvial es casi permanente todo el año con un corto período seco entre los meses de marzo y abril, lo que permite dos cosechas anuales de granos básicos como maíz, frijol y arroz.

Ixcán, también es el nombre de un río que nace en la jurisdicción municipal de Barillas en Huehuetenango, se forma a la entrada del municipio por la confluencia del río Yulá San Juan que proviene de San Juan Ixcoy y del río Amelco; corre de sur a norte en un cauce estrecho y rodeado de escarpados ribazos hasta el oeste de Paxtucún donde sus márgenes se hacen más amplias y menos elevadas internándose hacia territorio mexicano donde desagua en el río Lacantún o Lacandón.

FRONTERA. Al oeste de la región de Ixcán, hasta el rio Xalbal, correspondía a las tierras calientes de cultivo de los q’anjob’ales mientras al este, entre el río Xalbal y el Chixoy era área de influencia de los q´eqchí. Hacia el siglo XIX se cree todavía existía tránsito desde el territorio ixil a lo largo de las tierras hasta Yucatán. Su límite con México fue definido por la Comisión guatemalteca presidida por el Astrónomo Miles Rock en el año 1882 en el Tratado que firmó el presidente J. Rufino Barrios por medio del cual Guatemala renunció a sus reclamos sobre el territorio de Chiapas y Soconusco.

En los años 1873-1884 durante el gobierno de J. Rufino Barrios se entregaron dichas tierras a los soldados de los municipios de Chiantla y Malacatancito de Huehuetenango, como premio por los servicios prestados en las milicias formadas durante la Revolución Liberal de 1871 pero por su difícil acceso no fueron pobladas. Ochenta años después los descendientes de estos milicianos finalmente poblaron esta tierra heredada, convirtiéndose en los primeros habitantes permanentes de Ixcán.

El 22 de mayo de 1888 un grupo de ladinos reclamó 200 caballerías de la tierra ubicada en las cercanías de Santa Cruz Yalmux haciendo la petición ante el presidente Manuel Lisandro Barillas; cinco meses después se creó el municipio de Santa Cruz Barillas, cuyo nombre conmemora la participación de dicho mandatario en la desintegración del territorio de Santa Eulalia que abarcaba también lo hoy conocido como Ixcán.

A pesar del argumento de que los ladinos estimularían la explotación capitalista de la tierra, los nuevos propietarios no desarrollaron sus propiedades, razón por la cual la región de Ixcán quedó agrícolamente sin explotar hasta la segunda mitad de los años cincuenta.

COLONIZACIÓN. Los proyectos de colonización apoyados por los sacerdotes católicos de la orden estadounidense Maryknoll y la Diócesis de Huehuetenango, el Instituto Nacional de Transformación Agraria (INTA) y la estadounidense Agencia Internacional de Desarrollo (AID) principiaron en el año 1966 un proyecto de colonización de tipo igualitario favoreciendo a casi 1,500 familias constituidas que recibieron 225 manzanas (17 hectáreas) cada una.

Al principio las parcelas fueron repartidas conforme a un diseño circular utilizado por el gobierno de Israel: como las tajadas de un pastel con un centro estaba compuesto por 24 parcelas (a los colonos se les llamó parcelarios) Estos primeros colonos se organizaron con viviendas, iglesia y otros servicios para luego establecerse en cooperativas de ahorro y crédito afiliadas a la COOPERATIVA IXCÁN GRANDE constituida en 1970 con un título colectivo de tierras obtenido con la mediación de la iglesia católica.

La colonización de Ixcán formó parte de una estrategia de los gobiernos militares guatemaltecos para poblar y diluir los problemas sociales creados por la presión sobre las tierras en el altiplano y en la costa sur para ser otorgadas como una forma de compensación a la fallida Reforma Agraria abolida en 1954 y alejar la posibilidad de introducir el comunismo en Guatemala.

La colonización de Ixcán no fue espontánea ni dirigida del todo por los organismos del Estado; fue planificada y ejecutada por un sector misionero de la iglesia católica ayudado por algunos líderes campesinos pues se presentaba como una tierra prometida para una población pobre convertida al neocatolicismo y cuya necesidad de tierra se había canalizado en dirección de una utopía social siguiendo el modelo israelí de la constitución de los kibutz.

Se considera que la función evangelizadora de la iglesia católica en muchos países de América Latina fue motivada por la experiencia negativa realizada durante la época de la Conquista y de la Colonia, pues en ese tiempo “la iglesia funcionó como parte del Aparato del Estado Español y proporcionó el fundamento ideológico para la pacificación y dominación cultural de los indios” (Chea, 1988)

Otra razón por la que se efectuó la colonización fue la de proveer mano de obra barata para las grandes fincas que en aquel tiempo estuvieron apareciendo en la región, “propiedad” que el Instituto Nacional de Transformación Agraria adjudicó de manera privilegiada sin tanto trámite administrativo a los funcionarios del gobierno y oficiales del ejército.

Ante la falta de vías de comunicación por tierra hasta Ixcán, la mejor posibilidad para sacar las producciones fueron las avionetas, primero la del Padre Eduardo Doheny y más tarde la del Padre Guillermo Woods, ambos oriundos de los Estados Unidos de América (USA). Con este último y su avioneta, se cubría no solo la comercialización de la producción sino también el abastecimiento de la tienda de la cooperativa y el transporte de enfermos.

Esta Cooperativa llegó a tener plantas de generación eléctrica, un beneficio de café, dos avionetas y pilotos permanentes, colaboración con la organización “Alas de la Esperanza” y hasta el alquiler de un hangar de la fuerza Aérea Guatemalteca en el aeropuerto internacional La Aurora en la ciudad capital de Guatemala. Lo anterior da una idea de la prosperidad con que caminaba el proyecto cooperativo.

Aunque nunca se probó, el ejército sospechaba que el sacerdote Guillermo Woods servía de enlace para la guerrilla y que transportaba armas por lo que recibió amenazas del gobierno y según los informantes, su avión fue derribado por el ejército cuando volaba sobre Chajul en noviembre de 1976.

IXCÁN, AREA DE CONFLICTO. En el año 1975 la guerrilla ejecutó a Luis Arenas Barrera un finquero latifundista, lo que desató la presencia militar y la violencia selectiva fundada en el rumor que fue ejecutado por indígenas, y por ello, el ejército desencadenó una campaña de represión contra la Iglesia Católica y los líderes cooperativistas del Ixcán.

En su época, cuando fue ministro de la Defensa (1987-1990) el General Alejandro Gramajo se pronunció en declaraciones a la prensa en 1989 hablando de celos del gobierno de la época: “Hemos llegado a la conclusión de que eran pueblos (las cooperativas) que vivían artificialmente, porque dependían del Padre Woods, quien con su avión llevaba y sacaba personas y alimentos de esas comunidades que ensayaban un nuevo tipo de vida”.

Este ensayo del Padre Woods despertó los celos del gobierno de esa época, y en un acto de demagogia política, empezó a llevar en masa a los campesinos en aviones de fabricación israelí tipo Aravá de la Fuerza Aérea Guatemalteca y a sacar sus productos por la vía aérea” (LA HORA 11.II.89). El INTA trasladó esos años a la zona reina del Ixcán a muchos campesinos sin tierra oriundos de Suchitepéquez y aunque los parcelamientos dependían del INTA, fue la iglesia católica la que los promovió.

El área denominada zona Reyna debe su nombre a que el presidente de la República José María Reyna Barrios (1892-1898) favoreció a los integrantes de la tropa denominada Batallón Canales que condujo en el año 1885 con motivo de la campaña de la unión de Centro América, otorgándoles parcelas en la zona comprendida en la parte sur de Ixcán y Uspantán, constituyendo la parte occidental del Departamento de Quiché.

Los colonos de Ixcán creyeron tener un territorio propio, de estar fuera del control de los usureros, del trabajo en las plantaciones con patrones despóticos, de los tratantes de mano de obra (contratistas), ellos aspiraron a integrarse a la nación guatemalteca, pero en condiciones de dignidad e igualdad, pero el ejército de Guatemala no lo permitió.

El Ixcán representó para ese gran número de población indígena la oportunidad de salir de los lugares asignados tradicionalmente, dejando atrás la pobreza, la marginalidad, el analfabetismo y la subordinación política y económica con relación a los patronos ancestrales.

EL IXCÁN EN LA ACTUALIDAD. La región sigue siendo multiétnica, está poblada por diferentes actores sociales de población ladina e indígena; muchos de ellos que vivieron la colonización (1960 y 1970), otros, el conflicto armado (1970-1990) y otros más, la reinserción a la región (1993-1996) desempeñando actividades diversas de comercio, transporte, intermediarios, bodegueros y profesionales de diversas disciplinas)

 

BIBLIOGRAFÍA:

  • HISTORIA GENERAL DE GUATEMALA, Tomo IV, Asociación Amigos del País, Guatemala, 1995.
  • IXCÁN. MEMORIA DEL IXCÁN (1966-1992) INFORME REMHI. PROYECTO INTERDIOCESANO DE RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA. DIÓCESIS DEL QUICHÉ” Santa Cruz del Quiché, Guatemala, 2000.
  • JIMENEZ, ERNESTO BIENVENIDO. “Ellos los presidentes” Editorial “José de Pineda Ibarra”, Guatemala, 1981
  • LE BOT, IVON. LA GUERRA EN TIERRAS MAYAS, prólogo de Alaín Touraine. Fondo de cultura Económica, México, 1992.
  • CHEA, JOSÉ LUIS. LA CRUZ FRAGMENTADA (Sociología de la Religión) Editorial DEI y Flacso, Costa Rica, 1988.
  • COMUNICACIÓN VERBAL: 1) Don Juan Juárez, Miembro del Comité de Parcelarios de Ixcán (2018); 2) Ana Isabel Juárez Antonio (2020), 3) Lic. Luis Antonio Rodríguez Torselli (2020)
  • RODRIGUEZ ROUANET, FRANCISCO. “Diccionario Municipal de Guatemala” Litografía Arte y Color, Guatemala, 2001.

E-GRAFÍA:

http://books.openedition.org/cemca (Centro de estudios mexicanos y centroamericanos. Centre d´études mexicaines et centraméricaines. Fecha de consulta: 17 de febrero de 2020.

IXCÁN CONFIGURACIONES DE UNA REGIÓN MULTIÉTNICA: Identidad, relaciones interétnicas y conflicto. IVETTE R. VALLEJO Real PASTORAL SOCIAL–IBIS/DINAMARCA diciembre 2000. Fecha de consulta: 19 de febrero de 2020

PRESENTACIÓN

No es patrioterismo el reconocimiento de las bellezas propias de un país.  Lo fuera, quizá, si ese esfuerzo estuviera privado de razones con vistas a un interés ajeno a lo estrictamente estético.  No es el caso del trabajo presentado por Fernando Mollinedo, que establece, más allá de lo descriptivo de ese espacio geográfico (Ixcán), sus elementos de valor.

Ixcán es, al decir de Mollinedo, tierra de promisión.  Un lugar en la que los misioneros de antaño, inspirados en la Biblia (“la tierra que mana leche y miel”), proyectaron una especie de “nueva Atlántida”, una utopía desvinculada de la maldad del mundo.  Quizá por ello ha sido área de conflicto, espacio disputado por protagonistas que históricamente han querido adueñarse de sus promesas.

Ese lugar de riqueza variada y semi condenada a la violencia por el ensueño de quienes la han conocido, la describe nuestro autor de la siguiente manera:

“Ixcán es un municipio distante 350 kilómetros de la ciudad capital, su cabecera municipal se denomina Playa Grande. La mayor parte de sus habitantes pertenecen a diferentes grupos étnicos: mam, ixil, q’anjob’al, chuj, jakalteko, kaqchiquel, awakateco, q’eqchí’, achí, k’iché’ y pocomchí; provenientes de varios puntos del país quienes se asentaron en ese lugar después de la creación de la Franja Transversal del Norte que es una plataforma petrolera”.

Al tiempo que le invitamos a leer el artículo anterior, le proponemos también las contribuciones de Juan Fernando Girón Solares y Miguel Flores.  El primero, continúa con la serie inspirada en la Semana Santa creando una atmósfera sacra alrededor del tiempo litúrgico.  Flores, por su parte, destaca el valor artístico de Margarita Azurdia y su legado en el arte guatemalteco.

En estas circunstancias particulares que vive Guatemala como resultado de la pandemia global, le auguramos todo tipo de bendiciones a usted y su familia.  Lo invitamos a la prudencia y al cultivo de sentimientos de solidaridad con la sociedad. Protéjase y guárdese, lea, pero sobre todo, sea positivo.  La esperanza es la virtud teologal que debe privar particularmente en nuestros días.  Hasta la próxima.

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