ROMA
Agencia AP
Hace años que Roma sólo tiene temporada alta para el turismo, dado el eterno atractivo de la capital italiana para los visitantes extranjeros.
De enero a diciembre, los turistas se agolpaban en torno a la monumental Fontana de Trevi, luchando por echar un vistazo a un monumento clave a través de la multitud. Los viajeros que conseguían acercarse suficiente lanzaban una moneda al agua, lo que según la leyenda local garantizaba que volverían a la ciudad.
Si el ritual de la fuente funciona y las multitudes pudieran volver a Roma ahora, encontrarían lugares que no vieron, o al menos no de la misma forma. El grave brote de un nuevo coronavirus en Italia ha vaciado los monumentos de turistas… y romanos.
Los focos de infección en el norte de Italia asustaron a la población, obligaron a cancelar vuelos a Italia y provocaron restricciones en todo el país a la circulación de personas y a la interacción entre la gente. Las imágenes tomadas antes y después muestran lugares antes abarrotados como el Coliseo o el Foro, ahora desiertos.
En la plaza ante el Panteón, donde antes había una masa de turistas en los escalones, la escena muestra ahora a una o dos personas sentadas, lejos una de la otra.
En el puente sobre el Río Tíber que lleva a un castillo construido sobre el mausoleo del emperador de la antigua Roma Hadriano, vendedores ambulantes colocaban mantas con chucherías y bolsos falsos de diseño y competían por la atención de los turistas.
Ahora, al cruzar el puente no se ve un alma, y se aprecia el Castel Sant’Angelo en toda su imponente majestad.