Guillermo Paz Cárcamo
Escritor

Este año 2020 se cumplen 50 años en que Eduardo Galeano escribió el más famoso y difundido de sus libros: “Las venas abiertas de América Latina”. Fue escrito en los meses finales de 1970 y, según cuenta el mismo Galeano, trabajó en el durante noventa noches espabilándose con jarrilladas de café.

Nació en Montevideo en 1940 y como se dice de todos los niños uruguayos, salió de la matriz gritando GOOL, así que desde niño su fe fue ser futbolista. Pero su condición física le dijo rápidamente que esa no sería su historia. Galeano era más tieso que un maniquí, así que para fortuna de Uruguay y del mundo, perdió a un pésimo futbolista y ganó uno de sus mejores intelectuales y escritores de todos los tiempos.

El pataepalo, tenía una gran facilidad para el dibujo y una mente picaresca, de manera que a los 14 años se convirtió en el caricaturista de uno de los periódicos más prestigiosos del Uruguay en los años cincuenta, El Sol, del partido socialista. Seis años después fungía como jefe de Redacción del semanario Marcha, en el que cooperaban Vargas Llosa, Benedetti, el trotskista Gilli, María Esther Gilio y Onetti, entre otro montón de prestigiosos intelectuales de América Latina. El semanario fue cerrado por la dictadura en 74, luego de haber publicado el cuento –El Guardaespaldas– que trataba del ajusticiamiento de un torturador por los Tupamaros, la guerrilla urbana uruguaya.

Galeano, cuyo nombre completo es Eduardo Germán María Hughes Galeano, optó por llamarse Eduardo Galeano, nombre español del padre y apellido de la madre, que lo ligaba directamente a su opción latina y no anglosajona del padre. La opción latina se entiende también porque además de querer ser futbolista, también ejerció trabajos de albañil, pintor de paredes, mecanógrafo, cajero de banco, obrero de fábrica, mensajero y otros oficios que van delineando su personalidad y su vocación por la palabra, por la dignidad de los indignados, por documentar la otra historia, regar la verdad, ejercer la ética con un Élan Vital inclaudicable.

Precozmente, apuntamos, cuando tenía apenas veinte años Galeano fue jefe de Redacción de Marcha y a los 24 dirige el diario Época. Ese período envuelve la invasión de EE. UU. a Guatemala, la Revolución Cubana, las grandes convulsiones sociales en América Latina y como consecuencia los movimientos armados que proponían librarse de regímenes oligárquicos espurios y la dependencia imperial.

En ese contexto, Galeano aparece en Guatemala en el año 1967, año en el que desata en el país otra oleada de represiones, matanzas, secuestros, en una escala sin precedentes. Entonces Galeano contaba con 28 años. Recopila información económica, histórica, de salud, educación, infraestructura; entrevista a personas y líderes de derecha, centro e izquierda, guerrilleros, militares, gobernantes, curas, pastores; camina por los mercados, calles, veredas montañas y pueblos.

Esa información, en los tres meses siguientes la publica en artículos en varios medios, Marcha, Ramparts de San Francisco, Mondo Nuovo de Roma, Interpress Service y Prensa Latina. Meses después reelabora lo publicado y con un apéndice de Luis Cardoza lo edita, en noviembre de 1967, con el título Guatemala, país ocupado. De tres mil ejemplares constó esa edición.

A lo largo de 107 páginas, divididas en 9 capítulos y un anexo, Galeano disecciona la historia y estructura social, económica y política de Guatemala, con lenguaje llano, ágil, sencillo, pero riguroso en el respaldo de lo aseverado. Los datos y explicaciones que realizó hace más de 50 años, siguen, por desgracia, siendo actuales. Por ejemplo: “Guatemala es uno de los tres países de América donde se paga menos impuestos: los ingresos tributarios alcanzaron el 7.3% del producto interno. Y los dueños de la tierra y las empresas, que se capitalizan en beneficio propio, las cuantiosas exoneraciones, son “intocables”… Los mismos capitales norteamericanos que en Guatemala no pagan nada, soportan altísimos impuestos en su país de origen”. P 48

Guatemala, país ocupado, es el antecedente metodológico, investigativo, manejo de datos e información; estructura expositiva, estilo narrativo y manejo del leguaje de lo que sería tres años después, Las Venas Abiertas de América Latina.

Indudablemente fue un esfuerzo descomunal investigar sobre la historia, la política, la estructura socioeconómica, cultural y étnica de los países de América Latina. El libro pasó inadvertido al inicio, como sucede con grandes obras. Pero no fue así para los gobiernos militares de Chile, Argentina, Brasil y del Uruguay que prohibieron su circulación y lectura

Poco tiempo después los militares encarcelaron a Galeano y lo expulsaron a la Argentina, donde los militares golpistas lo exiliaron yendo a parar a España. Por suerte, porque allí comenzó y terminó, diez años después, la trilogía Los Años de Fuego, escritos que son con otro talante, plástica, la continuación de las Venas Abiertas de América Latina.

Las Venas Abiertas de América Latina se presentó al concurso de Casa de las Américas, Cuba, y perdió, porque era inclasificable para los cánones del concurso. No era novela, ni ensayo, ni tratado económico o sociológico o histórico, no era crónica, tampoco no eran cuentos, ni dramas.

Es un libro de economía política o de historia económico-política de América Latina, escrito con un lenguaje que hizo entendible lo inentendible, a comprender lo que parecía incomprensible. Dice Galeano al respecto: “Quería ayudarme a entender algunas cosas y quizás con suerte ayudar a entender a los demás, a entenderlas, difundir algunos datos conocidos encerrados bajo 7 llaves en una literatura especializada, normalmente escrita en códigos para los entendidos… entonces intenté convertir todo eso en algo que fuera comprensible”.

Y lo logró, porque el libro se difundió por cientos de miles en papel y otros tantos por internet gratuitamente, habiéndose traducido a más de 20 idiomas. Su vigencia sigue intacta. Tan es así que en la Quinta Cumbre de las Américas -2009- Chávez le regaló a Obama un ejemplar para que éste se enterara de la otra historia. Ese gesto hizo que se disparara la venta del libro en Amazon por otros tantos de miles de ejemplares.

La tesis fundamental de Galeano en Las Venas Abiertas de América Latina es la de que el subdesarrollo no es sino consecuencia del saqueo histórico realizado desde el tiempo de España hasta la actual de Estados Unidos. “Nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros” es una frase Galeana que resume magistralmente la situación histórica y actual de A.L.

Entonces, Las Venas Abiertas de América Latina es la historia que no nos contaron, ni nos cuentan. Es digamos, la contra historia o la historia narrada desde el otro lado de la cerca, desde el tugurio, del Corredor Seco, del racismo, de la explotación de las riquezas de la tierra, de la subyugación de las oligarquías y burguesías parasitarias y es también una pauta para recobrar la identidad, la dignidad y concienciarse que ese fatalismo inculcado de decirnos que no se puede cambiar, que como dice Galeano se convierte en no se debe, es reversible.

Los evidenciados nunca dejaron de atacar y denigrar ideológica y políticamente la obra: es izquierdista y por tanto no creíble, deducen. No obstante, no hay hasta la fecha quien haya desmentido lo que se sostiene: “que mentían quienes decían que el subdesarrollo es una etapa del desarrollo, cuando el subdesarrollo es una consecuencia del desarrollo ajeno”. Tampoco hay quien haya cuestionado la veracidad de los datos e información que sostiene el discurrir de la obra.

Pusieron el grito en el cielo, cuando Galeano en la segunda Bienal del Libro en Brasilia, abril del 2014, en una entrevista dijo: “No sería capaz de leer el libro de nuevo, porque cuando lo escribí no sabía tanto sobre economía y política”.

Ni bien lo había dicho cuando los titulares de los periódicos del sistema gritaban a ocho columnas: El día que Galeano renegó de las Venas Abiertas de América Latina. Sacando de contexto y mutilando su opinión sobre el libro.

En realidad, Galeano lo que se cuestionó fueron dos asuntos: uno, la prosa con la que la había escrito, muy diferente a la prosa con la que escribió sus siguientes libros. Y dos, que cuando lo escribió -31 años- no tenía un conocimiento profundo de la economía política.

Pero esa misma prensa y sus corifeos nunca publicaron que Galeano también había dicho que, “Yo estoy muy orgulloso de haber escrito ese libro y no me arrepiento ni de una coma… Además, nunca fue desmentido, a pesar de que fue muy atacado, nunca se probó que ese libro mintiera…No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada”…

Marcel Niedergang, director de Le Monde escribió: “Una contribución muy importante a la comprensión del pasado que alimenta un presente ambiguo e incierto”. Así pues, Las Venas Abiertas de América Latina sigue recorriendo los caminos de América y del mundo, porque su contenido sigue vigente como hace 50 años.

PRESENTACIÓN

Que Eduardo Galeano sea un personaje ineludible en la historia del pensamiento latinoamericano es innegable.  Bastaría reconocer el impacto de su celebérrima obra, “Las venas abiertas de América Latina”, para advertir el carácter seductor de su hermenéutica histórica latinoamericana.

Sí, ya dirán algunos que Galeano al renegar su texto, se autoexcluyó del canon y del santoral donde lo ubicaba la izquierda, pero como afirma Guillermo Paz Cárcamo, se ha tratado de un ardid de los grupos conservadores que, sacando del contexto sus palabras, las ha manipulado con propósitos arteros.

Paz Cárcamo lo explica así:

“En realidad, Galeano lo que se cuestionó fueron dos asuntos: uno, la prosa con la que la había escrito, muy diferente a la prosa con la que escribió sus siguientes libros. Y dos, que cuando lo escribió -31 años- no tenía un conocimiento profundo de la economía política”.

Como sea que fuere, nuestra edición se propone celebrar los 50 años de la edición del libro que ayudó no solo a entender la historia latinoamericana, sino el nacimiento de una conciencia quizá aletargada por faltas de claves de comprensión para una lectura situacional del descalabro de nuestros países.

Le invitamos a leer a nuestros demás colaboradores, Adolfo Mazariegos, Juan Fernando Girón, Norma Ordóñez y Etihel Ochoa López.  Creemos que sus aportes literarios y académicos son una oportunidad para acercarse al tratamiento de la realidad de sus propias perspectivas.  La lectura de los textos agregará valor intelectual para una interpretación diferente a la propuesta por el aparato hegemónico que gobierna el capitalismo global.

Artículo anteriorEl futuro nos alcanza
Artículo siguienteNosotros también éramos ese “No name”