Por COLLEEN BARRY
MILÁN
Agencia (AP)
Plácido Domingo recibió una ovación de pie en el concierto de gala por su 50mo aniversario con La Scala y agradeció el gesto con una rara interpretación a cappella.
Parado solo en el escenario sosteniendo tres rosas amarillas, el ícono español de la ópera serenó el domingo a la audiencia con una conocida zarzuela: «No puede ser». Para entonces, tras más de hora y media de aplausos y una rara ovación en la emblemática ópera de Milán, el cantante y sus coestelares de la noche, el coro y la orquesta ya habían hecho dos bises. El cantante español salió solo para el tercero.
Domingo, de 78 años, pareció sobrecogido por la recepción, y en un momento besó el escenario donde cantó por primera vez el 7 de diciembre de 1969, en el papel protagónico de «Ernani» de Verdi. En total, se ha presentado 135 veces en La Scala, en 22 óperas.
El aniversario con La Scala llegó en un año en que las óperas de Estados Unidos cancelaron actuaciones de Domingo tras reportes de The Associated Press de que más de 20 mujeres lo acusaron de acoso sexual o conducta sexualmente inapropiada.
Domingo ha rechazado los señalamientos, y tras meses de silencio comenzó a dar entrevistas a publicaciones selectas previo a sus actuaciones en Europa en semanas recientes. En las mismas, aseguró que siempre se ha comportado como un caballero y que jamás abusó de su poder. También dijo que pretende seguir actuando al menos hasta que cumpla con los compromisos en su agenda, hasta 2021.
Mientras en Estados Unidos todas sus fechas programadas fueron canceladas, en Europa el cantante ha recibido un apoyo abrumador de las óperas que han mantenido todas sus actuaciones y sus fans.
Durante el espectáculo del domingo, muchos se enfocaron en la calidad de su voz y su timbre único, poniendo el arte sobre la imposibilidad de que terceros sepan realmente qué sucedió entre Domingo y sus acusadoras.
Giuseppina Uscidda, quien ha seguido a Domingo en La Scala por 40 años, dijo que el prolongado aplauso que recibió era bien merecido.
Más de una veintena de admiradores esperaron afuera hasta la medianoche para saludar al astro español, quien no los decepcionó. Domingo bajó y, parado detrás de un escritorio en la recepción, comenzó a firmar autógrafos.
«Lo vi por primera vez en Hamburgo en 1978 y desde entonces soy una admiradora convencida de Domingo», dijo una de las seguidoras que lo aguardaban, Dagmar Engdken, citando no sólo sus cualidades artísticas sino también su compromiso social con los necesitados a través de conciertos benéficos, por ejemplo.