Por BERENICE BAUTISTA
CIUDAD DE MÉXICO
Agencia (AP)
Para la mexicana Ana V. Clavel el medio es el mensaje. Por eso en su más reciente novela «Breve tratado del corazón», presentada esta semana en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la parte visual juega un papel muy importante.
«Tiene que ver con cómo el medio influye en tus procesos de articulación conceptual y que también amolda para bien o para mal tu capacidad de creación», dijo Clavel en una entrevista con The Associated Press en la Ciudad de México.
Al escribir «Breve tratado del corazón» Clavel se propuso hacer su primera «novela multimedia» con cuatro personajes, cuyas historias se van entrelazando, como las cuatro cavidades en las que está dividido el corazón: una mujer a punto de suicidarse, un hombre al que le realizan una operación cardíaca, una mujer descuartizada y un sicario caníbal.
Editado por Alfaguara, incluye citas y recuadros como si se tratara de un libro de divulgación. Es hasta ahora el libro con más elementos gráficos de Clavel, quien comenzó a incorporarlos en títulos como «El amor es hambre» y «El dibujante de sombras».
La experiencia del tratado es lo más cercano a adentrarse a las notas que crea Clavel a la hora de escribir, pues dice que le gusta hacer investigaciones a fondo revisando todo lo relacionado con las temáticas que escoge, desde artículos científicos a leyendas, refranes y canciones.
«Son como enramadas que acompañan mi proceso de creación», dijo la autora galardonada con el Premio Novela Corta Juan Rulfo y el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska. «Con otras formas de escritura».
Incluso hay citas a las obras de Clavel.
«Todo mi trabajo se entrecruza y por eso luego también hay referencias (a mi obra)», dijo. «No es un asunto de pronto de figurar sino más bien hacer referencia de cómo mi trabajo siempre está resonando con latidos de algo que va más allá o que está detrás como si fuera, justo, un corazón de historias», agregó.
Amalia Ángeles fue la diseñadora que la ayudó a materializar la parte visual del libro. En algún momento Clavel menciona a «Tristram Shandy» de Laurence Sterne, una novela del siglo XVIII pionera en incorporar elementos como páginas en negro, diagramas y juegos en su tipografía.
«Lo pongo como uno de los padres de todo lo que serían estas incursiones de la escritura y la tipografía y lo visual», dijo Clavel, para quien estos juegos están relacionados con la creación misma.
Lo único que le preocupaba de este experimento era que la información pudiera ser excesiva para los lectores sobre estimulados en la era de internet.
«Aunque estamos habituados a todo este bombardeo, lo cierto es que también nos hemos vuelto a otro nivel lectores más elementales», dijo la autora. «El lector tiene poco tiempo para concentrarse y eso mismo implica que la parte cómplice, que exigía (Julio) Cortázar para romper la linealidad de los géneros de la literatura, el lector autor, es una labor que ahora difícilmente se hace».