Jacaranda
Los meses de abril y mayo
se tiñen de incienso, mirra,
y púrpura jacaranda.
Las alfombras de florecillas
bañan los alrededores.
Mientras se dejan caer alegremente
anunciando el cálido viento de los atardeceres
cada vez más largos…
Pero la magia sobreviene en julio y agosto,
cuando, bajo la gran jacaranda,
lo que antes eran flores,
ahora son huellas de hadas.
¡Seguro han danzado por aquí
esparciendo la llovizna blanca de su magia!
El árbol del primer beso
En un rincón especial
hay un árbol viejo, y como el diablo,
por eso muy sabio.
Le brinda sus flores de consejos a los primerizos
¡Cuán nobles sentimientos!
¡Qué momento tan especial!
La alfombra roja se extiende bajo su amplia copa en requisa,
y sus hojas suaves brindan un susurro tenue,
impulsando a los tímidos amantes.
Contagia de carmesí los rostros,
y los labios ansiosos.
Ella entre sus brazos.
Él, suspirando.
¡No hay nada más romántico,
que un juramento de amor eterno,
bajo la sombra del flamboyán,
en el Jardín Botánico;
recuerdo del primer beso!
Otoñal sentimiento
Huérfana,
como la hoja que cae sin querer
y descansa en el estanque.
Lejos de lo que alguna vez fue su hogar,
aunque no está segura de llamarle de esa forma.
Trata de convencerse de que es temprano
«Aún es primavera» repite.
Mas su sentimiento es tan otoñal
que quizás sea agosto.
Ese agosto nostálgico,
cuando el cielo comienza a cambiar
y el viento enfría.
Se pregunta si alguien en el mundo
comparte su otoñal sentimiento…
Allá, en el Jardín Botánico
Allá,
en el Jardín Botánico
todo es posible:
las hadas dejan sus huellas por doquier
y las ninfas, collares de flores.
Alicia se pierde en busca del conejo blanco,
que se ha perdido entre las hojas de las Mimosas.
Don Quijote se pasea por el enorme lago del estanque,
mientras Su Dulcinea, detrás de los cedros, le observa.
Aquí hay mariposas de cristal,
y árboles sabios.
Hay amores, sueños y desengaño;
secretos, princesas y realidades.
Hay corazones rotos con esperanza,
y musgos con consejos en silencio.
Hay verde,
rojo, violeta,
y otros colores.
Porque aquí,
en el Jardín Botánico,
la vida es tal cual debe ser:
aquí hay un Universo, dentro del Universo mismo,
guardando un pequeño, gran secreto,
que puede caber en la palma de la mano
y recubre el corazón con su verde y tupido manto.
¡Si tan sólo la gente lo supiera!
Aquí se guarda la esperanza,
de mi Guatemala entera…