La actriz Julie Andrews en el lanzamiento de una edición especial de "The Sound of Music" ("La novicia rebelde") en DVD por su 40mo aniversario. Foto la hora: Julie Jacobson/AP.

Por LINDSEY BAHR
LOS ÁNGELES
AGENCIA (AP)

Todo el mundo se porta mejor que nunca cuando está ante la presencia de Julie Andrews.

Es principios de junio en Los Ángeles y Andrews viene a filmar segmentos como invitada para un programa nocturno en Turner Classic Movies y a hablar de su nuevo libro, «Home Work: A Memoir of My Hollywood Years», publicado hoy. La emoción puede sentirse en el ambiente antes de su llegada. Cuando su automóvil aparece tan puntual como Mary Poppins el equipo, los productores e incluso el personal de catering interrumpen sus almuerzos y se paran con atención. Cuando se baja del vehículo, algunos comienzan a aplaudir suavemente, como si se tratara de la realeza o quizás algo aún más grande que eso.

Pero Andrews, al parecer a sabiendas del efecto que tiene sobre la gente, los trae de vuelta a la tierra.

«¡Hola, gente!», dice alegremente, con esa voz que para muchos es tan familiar como las de sus propias madres, aliviando a (casi) todos mientras se desliza por la sala.

Hasta el presentador de TCM Ben Mankiewicz, acostumbrado a hablar con leyendas del cine, está un poco deslumbrado.

Durante algunas horas, The Associated Press tuvo un asiento en primera fila mientras Andrews y Mankiewicz convirtieron el pequeño estudio en una acogedora sala de estar para cinéfilos en la que conversaron sobre tres películas de su carrera: «Thoroughly Modern Millie» (“Millie”) de 1967, «Victor/Victoria» de 1982 y «That’s Life! («¡Así es la vida!”) de 1986, todas ellas mencionadas en sus memorias.

Aunque quizás no sean tan conocidas como «Mary Poppins» o «The Sound of Music» (“La novicia rebelde”), cada una provee un vistazo revelador de su trabajo en distintas etapas de su carrera fuera de esos entrañables papeles de niñera. Al hablar sobre la adaptación de George Roy Hill de «Thoroughly Modern Millie», Andrews reflexiona sobre su amistad con la coprotagonista Mary Tyler Moore, fallecida en 2017.

Todos los filmes son de alguna manera especiales para Andrews, pero naturalmente los que hizo con el difunto Blake Edwards, quien fue su esposo por más de cuatro décadas, lo son de manera particular.

La tercera película que discuten, «That’s Life!», quizás es la menos conocida del grupo, pero de algunas maneras es también la más personal. La comedia dramática, protagonizada por Jack Lemmon como un hombre que siente pavor por la inminente fiesta de su 60to cumpleaños y Andrews como su esposa, fue un asunto familiar de bajo presupuesto. Se filmó en la propia casa que la actriz compartía con Edwards, usando a todos sus amigos y nada más que un resumen de 13 páginas para guiar el proceso.

En «Home Work», el libro de memorias, Andrews escribe sinceramente sobre su relación con Edwards, un hombre del que sigue profunda y completamente enamorada y a quien venera, pero que también tuvo problemas con medicinas con receta.

Las películas y su conversación con Mankiewicz se transmitirán por TCM el 29 de octubre a partir de las 8 pm hora del este (0100 GMT del 30 de octubre) y servirán como un acompañante de las memorias, coescritas con su hija Emma Walton Hamilton, y que comienzan donde termina su libro anterior, «Home: A Memoir of My Early Years»: con su llegada a Los Ángeles para filmar «Mary Poppins», con su entonces esposo Tony Walton y su bebé Emma en brazos.

Con la ayuda de los diarios íntimos que llevó a lo largo de su vida, de los cuales se incluyen algunos fragmentos en «Home Work», Andrews ofrece un recuento amable de los mejores y los peores momentos, y aquellos en medio, de su vida profesional y personal. Cuenta anécdotas graciosas de Alfred Hitchcock enseñándole sobre lentes en «Torn Curtain» (“Cortina rasgada”), su miedo a manejar en autopistas durante «Mary Poppins» y cómo Edwards la defendió cuando gente en una fiesta la presionaba para que consumiera drogas.

Tampoco le rehúye a sus historias personales: sus preocupaciones financieras, la ruptura de su primer matrimonio, la decisión de adoptar dos hijas de un orfanato en Vietnam y su compleja relación con sus padres.

El libro y la velada con TCM concluye con «That’s Life!», pero por supuesto sus años en Hollywood continuaron después de 1986.

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