Miguel Flores Castellanos
Para Hegel el arte representa el desarrollo del mundo del espíritu. Por espíritu, el filósofo entendía el “mundo espiritual” que consideraba como conductor colectivo de la humanidad y de la historia. La teoría del arte del pensador alemán influyó notablemente en el siglo XIX y coincide con el desarrollo de los museos y el revivir de lo clásico (grecorromano) que los historiadores identificaban como Neoclásico. Según esto, había una aceptación de la grandeza de los griegos y romanos. Un ejemplo, entre otros muchos, es la iglesia de La Magdalena, el Arco del Triunfo y el del Carrusel en París. En Guatemala es visible, a pesar de los terremotos, en la iglesia de San Francisco, en la fachada de la iglesia de La Merced.
Para Osborne, Sturgis y Turner, Hegel propone que el arte es una ciencia, con lo que estaba diciendo que el arte se desarrolla y toma lugar dentro de los cambios culturales. El pensador decía que el arte no debía ser visto como una manifestación del espíritu humano, sino como la encarnación de las eras culturales. Esta aproximación, además de nueva, constituyó un importante enfoque teórico sobre cómo mirar el arte. Fue en su libro “La Filosofía de las Bellas Artes” (1835-1938) en la que anunció dichas tres eras.
La primera de ellas fue el período simbólico, cuya principal manifestación fue la arquitectura. Aquí sitúa al arte prehelénico, el arte oriental y el egipcio. La siguiente era fue el período clásico que se forma en el arte griego y romano. Siguiendo a Osborne y otros, “Hegel decía que el espíritu se encarnaba y se hacía manifiesto, ya que la conexión entre lo natural y lo divino era clara. En otras palabras, la cultura griega tenía un sentido y una relación entre lo humano y lo divino, y era capaz de presentar la forma humana como divina y natural al mismo tiempo, y el medio típico fue la escultura”.
La siguiente era fue el período romántico. Osborne lo dice así: “El período romántico viene después del período clásico y es dominado por el cristianismo, este período es caracterizado por el ser espiritual manifestado en la experiencia subjetiva de la verdad, más bien que en alguna idea de la belleza idealizada. La empatía con la cual uno ve el amor o la pasión retratada en el arte cristiano muestra que el anhelo espiritual es la llave de esta fase del arte”. El medio típico de este período fue la pintura.
El concepto de período Romántico propuesto desde la filosofía de Hegel es distinto para los historiadores del arte, que sitúan este nombre –Romanticismo– en el siglo XIX, paralelamente con el arte Neoclásico. Para investigadores como Arnold Hauser estas dos formas de producción artística son como el haz y el envés de una hoja y se dio en forma paralela, pero en diferentes manifestaciones del arte.
Hegel en su época decretó el fin del arte, su muerte. Este concepto ha sido mal entendido. Desde su perspectiva filosófica, manifestaciones como la pintura habían llegado a su fin dada la utilización de todos los recursos disponibles. El gran Hegel no vivió la época del video o la alta tecnología.
¿Por qué hablar de Hegel en Guatemala? Porque sus ideas están presentes de oídas en el mundo del arte y pocos han profundizado en la evolución de la estética. Sirvan estas líneas para aportar una semilla de interés por la obra de este gigante de la filosofía, que dio los principios teóricos en lo que se basa hoy la Historia del Arte y el estudio de la Estética.