Enán Moreno
Escritor y académico

Rodrigo Fuentes es uno de los jóvenes narradores guatemaltecos. Narra con soltura y fluidez, seguramente por la práctica y experiencia que ha venido adquiriendo, a pesar de sus 34 años (nació en 1984). Fuentes ha tenido ya la satisfacción de obtener el premio de cuento en los Juegos Florales Hispanoamericanos de Quetzaltenango, en 2008, y el Premio Centroamericano Carátula de Cuento Breve, en 2014. Lo he descubierto hace poco, gracias a su libro Trucha panza arriba, publicado por Sophos en 2016.

El libro contiene siete cuentos, con extensión suficiente para que el autor muestre sus dotes, especialmente en el que da nombre al texto. Uno de los primeros aspectos que llaman la atención es la temática: los temas se refieren a la realidad inmediata, son cotidianos o familiares, lo cual facilita que el lector se sitúe en el contexto de lo narrado. Otro aspecto es el relativo a los escenarios o ambientes: son rurales, lo cual no deja de sorprender, dado el afán de jóvenes narradores por el ámbito urbano. En este sentido, Fuentes redescubre y revaloriza, literariamente, lo rural. Además, pone ante los ojos de lectores jóvenes esa otra realidad: la del interior del país.

El vocabulario empleado es apto para el lector promedio, sin embargo, se enriquece con la inclusión de expresiones y giros del habla de los personajes, ilustrando sus circunstancias y el ánimo del instante. Las historias contadas no se complican, no tienen trucos narrativos. El estilo del narrador no lo necesita.

A pesar de tratarse de cuentos, los personajes adquieren vida física y psicológica y consiguen actuar por sí solos ante el lector, lo cual dice mucho de la habilidad del cuentista. Incluso esos personajes que asoman y desaparecen son notorios e inquietan al lector, son como rendijas por donde se perciben fuerzas ocultas que corresponden a un mundo oscuro y acechante de los protagonistas.

Algunos de los personajes transitan por más de una de las historias y el lector se reencuentra con ellos. El cuento Terrazas es el más breve y anecdótico, en cambio Güisqui va más allá de lo normal: linda con lo sobrenatural.

No hay que perder de vista a Rodrigo Fuentes, porque nos dará más textos, y seguramente, de igual o mejor calidad que Trucha panza arriba.

Artículo anteriorCarta de Jean-Paul Sartre rechazando el Premio Nobel de Literatura de 1964
Artículo siguienteGedeón y sus pósteres