Ana María Rodas ha escrito ensayo, cuento y poesía, al mismo tiempo que se ha desempeñado como profesora de literatura y periodismo. Su primer poemario titulado Poemas de la izquierda erótica fue publicado en 1973, a éste le siguieron Cuatro esquinas del juego de muñecas (1975), El fin de los mitos y los sueños (1984) y La insurrección de Mariana (1993).
la gramática miente
(como todo invento masculino)
Femenino no es género, es un adjetivo
que significa inferior, inconsciente, utilizable,
accesible, fácil de manejar,
desechable. Y sobre todo
violable. Eso primero, antes que cualquier
otra significación preconcebida.
Hoy he descubierto la belleza
de ser yo misma.
—no,
no fue así;
me lo enseñaste—
Pero al hacerme mujer
al mostrarme que los seres
son tan libres
Comprendí
que libre-yo
y libre-tú
podamos tomarnos de la mano
y realizar la unión sin anularnos.
Por eso me apretujo dentro de mí misma
hasta salir las lágrimas
y en el pelo
se me prende
el sabor salado del olvido.
Algún imbécil dijo
que el poeta es la clave del mundo.
¡Mentira!
A mí sólo me queda encogerme hacia dentro
y esperar
ciegamente
un sonido, una expresión cualquiera
y que alguien
donde quiera que esté
emita una señal diciéndome que existo.
Asumamos la actitud de vírgenes.
Así
nos quieren ellos.
Forniquemos mentalmente,
suave, muy suave,
con la piel de algún fantasma.
Sonriamos
femeninas
inocentes.
Y a la noche clavemos el puñal
y brinquemos al jardín
abandonemos
esto que apesta a muerte.
Domingo 12 de septiembre, 1937
a las dos de la mañana: nací.
De ahí mis hábitos nocturnos
y el amor a los fines de semana.
Me clasificaron: nena? rosadito.
Boté el rosa hace mucho tiempo
y escogí el color que más me gusta,
que son todos.
Me acompañan tres hijas y dos perros:
lo que me queda de dos matrimonios.
Estudié porque no había remedio
afortunadamente lo he olvidado casi todo.
Tengo hígado, estómago, dos ovarios,
una matriz, corazón y cerebro, más accesorios
Todo funciona en orden, por lo tanto,
río, grito, insulto, lloro y hago el amor.
Y después lo cuento.