Miguel Flores Castellanos
Doctor en Artes y Letras

La filosofía del arte está directamente vinculada con la experiencia estética. Es el primer momento en que la persona entra en contacto con la obra de arte. La producción de un creador no puede tomarse a la ligera, merece que el observador le dedique tiempo. Esta experiencia es subjetiva, y como indica John Dewey, no es vista desde la inteligencia sino desde la conciencia, es decir la interioridad de la persona. Para tener la experiencia estética hay que sentir y estar consciente de ello, debe hacer una lectura comprensiva del objeto de arte, sea esta una pintura, escultura, performance, instalación o fotografía.

Hay que tener claro que la experiencia estética es intencional, usted va y se acerca donde hay objetos estéticos, un museo, por ejemplo. Esto implica un nexo consciente dirigido hacia algo, a una realidad distinta a la del hombre, está motivada por un valor que está fuera del observador, es subjetiva, aunque pretende ser objetiva.

En esencia la experiencia estética, pertenece al mundo de los sentimientos, ya sea en danza, teatro, música o artes visuales, pertenece a la dimensión afectiva, no es volitiva (voluntad) ni cognitiva (conocimiento), es sentir interiormente la presencia de los objetos. Son los objetos los que hablan, se despliegan dentro de la afectividad humana por su sentido y valor propio. La suma de las partes de una obra de arte (incluyendo su título) muestra su calidad. Da su mensaje y el observador siente su presencia, es necesario acoger la obra en el interior de la conciencia. Quien la observa no es pasivo, es receptivo.

La experiencia estética lleva a las personas al asombro, lo que algunos filósofos como Juan Plazaola ven como el rapto de la obra a quien la observa. Esta acción rompe con la cotidianidad del sujeto que llega finalmente a una contemplación, que en realidad no es más que identificarse con el objeto, que lo ha “raptado” y ese yo es transportado a otro mundo.

El pensamiento tiene como propuesta la experiencia. Usted toma un objeto amarillo largo de forma cilíndrica. En un extremo una cuña con punta negra, y en el lado opuesto un pequeño cilindro rojo. Esta es la experiencia que tuvo hace mucho tiempo cuando le dieron por primera vez un lápiz. Lo estético pertenece a un cosmos, a un orden armónico causado por algún principio o causa, descubrirlos es hacer filosofía del arte, como expresara Arthur Danto, ver el interior de una obra, como se ve bajo el capó de un automóvil.

El humano actual ha perdido la capacidad de asombro. Ante los avances de la tecnología que lo inunda todo, es raro admirarse, extrañarse, asustarse, espantarse ante una obra de arte. Puede llevarle a la aceptación o negación, en cualquiera que sea su lenguaje.

Los que saben bien de la experiencia estética son los coleccionistas de arte que por un furor interno (aunque no se tenga el dinero en el momento), se hacen del objeto artístico. Las que se consideran grandes obras de arte antes de ser consagradas como tal, a alguien le causó un primer asombro, luego pasó a contemplarla en la intimidad y llevarlo a mundos personales íntimos.

Lector, haga el esfuerzo por asombrarse, dejarse raptar por una obra de arte y contemplarla. Busque las causas que lo motivaron dentro de la misma obra y el principio que rige su interior. Visite algunos de nuestros museos o galerías.

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