Maya Cú, poeta, artista. Además de escribir, ha participado en teatro, música y diversos coros. Su poesía se publicó en Novísimos, con Editorial Cultura; un número Abrapalabra fue dedicado a ella; tampoco podemos olvidar su libro La rueda, de donde se seleccionaron la mayoría de los textos que hoy publicamos.

La mujer

se acerca a un ciprés oloroso
a invierno
deja
que la cobije su
sombra
se acomoda entre
sus ramas
moviéndose ambos
al ritmo del viento
las hojas
dejan escapar su olor
la mujer
abre sus poros
y deja también
su olor
en la copa del ciprés

Te debo

las ganas del regreso
a repetir cada verbo
hasta desnudarlo
sacarle de cada astilla
canciones
de cada raíz
estrellas
de cada hoja
tristezas

te debo la necesidad
de repasar los nombres
en la rueca
donde tejí óvulos
y piel
a una raíz:
el círculo donde me reconozco

Nací mujer

Nací mujer
predestinada
al llanto
desde siempre
bebí palabras
sumergidas en sueños

en mis dos países
hubo muros que
aún quiero derribar
-botar piedras de siglos
no es fácil
para cuatro niñas
de cinco años –

en mis dos países
aprendí a amar
a las de mi piel
de mi voz
de mi cuerpo
de mis lenguas

nunca encontré
mi camino
lo sigo buscando
nací mujer
nací sola
crecí sola
sigo
sola

RAZONES

Si la memoria no me falla
hay en mi árbol genealógico
una madre
abatida por
trabajo, hambre, abandono…
algún hermano desterrado
por padecer cierta lepra moderna
una hija sobreviviendo
a un padre ausente
más allá
hay dos abuelas
cuyas bisabuelas
parieron frutos híbridos
quienes
a su vez
parieron otras frutas
poblando
siglo tras siglo
este Paraíso Violado
del otro lado del océano
llegó un abuelo
cuyo abuelo
cruzó la puerta de los esclavos
en las isla de Goré
de ellos heredé
la terquedad del ritmo
aun cuando el espíritu agonice
deberás comprender
entonces
lo difícil que es
olvidar este dolor
que nació conmigo
como herencia familiar
tendrás
que sumarle además
la rabia
de saberme
mujer no nacida
amante mutilada
arco iris abortado
-recuerda que fui parida
durante la guerra eterna-
que
no te extrañe entonces
si a tu pedido de
bondad
alegría y olvido
respondo
justicia
ahora que conoces
esta historia personal
te pido:
no apresures tu reacción
o tu discurso
détente
escucha
por ahí
en algún
espacio de vida
corre todavía un riachuelo
que, si lo dejas inundarte
te convertirá
en la continuación
de mi cauce
de esperanza

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