Luis Alfredo Aguilar Contreras
¿Para qué quiero ser tú?
Hay una parte del día que todo lo convierte en recuerdo
sé
que hablar del tiempo es solo robar segundos a lo inevitable
pero aquí en lo profundo están todas tus máscaras olvidadas y nosotros habitamos/ esa lumbre
nuestro hogar
nuestra esperanza
nuestra fe
todo es algo que ya no eres
es terrible descubrirlo y maravilloso sentirlo
porque sabemos adonde no ir para encontrarte
hasta que decidas pedirle al olvido que hable
y te encuentres en el momento preciso
que soy.
El lecho vacío
Ahora sé que no te escondes
eres esto y nada
caminas por un puente de letras
que no necesitas
ni te importa
eres solo lo que te toca
te acaricio
y estás en la muerte
te acaricio
y eres el perro marcado por las sombras en un balcón fantasma
te acaricio
desapareces en el silencio
te acaricio
entras a una casa escapando de la rutina
te acaricio
me vuelvo hombre y respiro ese aroma a revelación que es todo lo imposible
te acaricio
debo terminar esta locura
siento que alguien me toca y callo.
Tarde quieta
Sucede que llegan los imposibles y otro ocupa su lugar
alguna vez hubo alguien atareado en esperarlos
eso fue probablemente mañana
por alguna razón ya nadie lo recuerda
pero esas cosas pasan
un Dios te pide la hora en el bus
un perro negro te cuenta que habló contigo hace mil años en una esquina
una nube sale de tu baño y se disculpa
el viento te ruega por dos deseos y te dice que tú fuiste el primero
cosas así
al final el horizonte responde a tu pensamiento
al final la sombra es la tinta de lo que escribo
al final cambias de ideas y me das la muerte
para hacerme silencio
y que te hable constante.