Gustavo Bracamonte
Poeta

 

 

9
Duermo con un ojo abierto
esperando la mitad del sueño
que retorna de arreglar lo posible.
En el fragor oceánico
el delfín más audaz
habita mi corazón
en una centella de movimientos
para que no se detenga la vida
en el ojo cerrado del agua.
Con la mitad del sueño
voy en las embarcaciones
de la realidad
sosteniendo el mañana
para que no se golpee
contra lo derruido.

El futuro me arranca los ojos
como a dos ciruelos que miran
entre los dedos de lo inerte,
el delfín de mi esencia
se mueve indiferente
entre los saltos de la muerte,
entre la parturienta vida
todo lo demás prosigue
sin menoscabo de lo fugaz.

11

Con la intensidad perruna
lamo las paredes vaginales,
busco el gusano del placer,
acariciarlo con la lúdica lengua
hasta que gima estentóreamente
la jauría de su sexo y
entre los deseos extralimitados
levante los ojos
a las montañas con leche tibia
del estro de todos los orificios.

Ladro fuego en el círculo rosáceo,
asumo frenético
civilizaciones que adoran la vida
y después, que USA destruida,
salude el placer vívido
en una despedida sin rencores.

El ápice de la lengua
con serpientes eróticas
dancen en un espacio de ríos
y ella, invente sueños
de hierba húmeda,
levite, aúlle intensamente
y yo, suelte mi boca
de las ataduras tristes
para que los ojos de perro
desaparezcan a gritos
y a resoplidos mayúsculos
capaces de erosionar
las estructuras salvajes
de la progenie racional.

17

Tengo la sensación horrible
de haber sido deformado
por las cátedras universitarias
como a becerro llenado de estupidez
y con la animalidad más recurrente
que delira en cada sustento presencial.

Después de tantos años sentado
en los escritorios infectos
aparezco por las calles
ofreciendo medicamento
para erecciones de la inteligencia
o limpiando el miasma
de los que no controlan sus esfínteres
en los lugares
más tormentosos de la realidad.

Después de todo tengo el aspecto
de un ejecutivo
de los residuos sociales y políticos.

Kafka vomita un animalero
en mis sueños,
pronto se vuelven mi compañía,
me da miedo el desempleo,
pero me sobrepongo con Schubert
imaginando madrugadas solemnes
sin mi condición humana devastada
por la domesticación exacerbada.

La cátedra aniquila la imaginación
y los mingitorios son usados
para vaciar la memoria.

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