Por SALLY HO
SEATTLE
Agencia (AP)
Al mirar atrás a su época como una de las primeras empleadas de Microsoft, Melinda Gates dijo que la cultura inhóspita de la popularmente dura y revolucionaria compañía tecnológica la hizo querer renunciar, pero que no lo discutió con su novio y luego esposo, Bill Gates, el director ejecutivo de la empresa que encarnaba esa cultura.
«No era mi trabajo hacerlo en ese entonces», dijo Gates en una entrevista con The Associated Press, agregando que trazó «límites tajantes» entre oficina y casa para poder trabajar allí nueve años antes de retirarse para tener hijos.
Su nuevo libro de memorias «The Moment of Lift» es un manifiesto sobre mujeres y poder desde la perspectiva de la exejecutiva de negocios tecnológicos, feminista franca y simpatizante pública del movimiento #MeToo. The Associated Press reseñó un ejemplar del libro, previo a su publicación del martes, cuyas ganancias serán donadas a beneficencia en su totalidad.
Lo que no narra en el libro es cómo su relación con Bill Gates afectó su experiencia en Microsoft. Dijo que es difícil ir 30 años atrás para decir cómo las cosas serían hoy distintas si él hubiera tratado de conquistar a una empleada en el lugar de trabajo, cuando la compañía era un 1% de su tamaño actual.
No dijo en la entrevista si llegó a dudar tener una relación con el director ejecutivo de su compañía.
El libro abarca desde su vida como una niña en una escuela católica de Texas, hasta que se convirtió en una joven líder de tecnología en Microsoft, sus luchas privadas como la esposa de un ícono público y ama de casa con tres hijos, hasta que halló su propósito profesional como una defensora de las mujeres a través del capital de riesgo y la filantropía.
Con donaciones que ascienden a 50 mil millones de dólares, la Fundación Bill y Melinda Gates, basada en Seattle, es la fundación privada más grande del mundo. Gran parte de sus recursos son destinados a la salud y el desarrollo global, lo que inspiró las muchas interpretaciones académicas de los problemas de pobreza en el mundo que comprenden la mayor parte del libro. El texto, ilustrado con anécdotas vividas y desgarradoras sobre cómo esos problemas ocasionan muerte y sufrimiento, es narrado desde su extraordinaria posición como una de las personas más ricas del mundo.
Y también es en parte la biografía de una celebridad. Conquistó el corazón de Bill Gates tras tener una cena de trabajo, compartir su amor mutuo por los rompecabezas y derrotarlo en un juego matemático. Inscribieron a sus hijos en la escuela bajo su apellido de soltera, «French», para darles anonimato. En un momento en el que aún estaba descubriendo cómo tenía arraigados los roles de género, él se ofreció a llevar a sus hijos a la escuela, lo cual influenció a que otros padres asumieran esa tarea.
En cuanto a mujeres y poder, Gates resume su agenda para combatir la pobreza en naciones subdesarrolladas y la evolución de feminista reacia a orgullosa que aboga por la igualdad en el lugar de trabajo en Estados Unidos tras una extensa experiencia positiva pero a menudo frustrante en Microsoft.
Melinda Gates dijo que aprendió a adaptarse siendo ella misma pese al estilo abrasivo de Microsoft porque amaba su trabajo mientras estuvo ahí en las décadas de 1980 y 90. Dijo que contrató a algunos de los mejores empleados de la compañía que apreciaban su estilo de liderazgo más amable.
También describe cómo la pareja evolucionó para llegar a ser más y más equitativa desde que creó junta la fundación en el 2000. Ella le da a Gates feedback con frecuencia y es firme en cuanto a crear una cultura de colaboración en su poderosa organización sin ánimo de lucro.