Fernando Mollinedo C.
Historiador y columnista Diario La Hora

El proceso educativo en Guatemala, desde la declaración de Independencia (vida independiente) hasta la Revolución de 1871 (durante 50 años) estuvo marcada por: a) una inestabilidad de ideales pedagógicos por contradicción respecto a la organización de la política económica y cultural por el paso de la vida colonial a la vida independiente y, b) por las corrientes políticas del liberalismo y conservadurismo.

Los liberales estuvieron constituidos por elementos profesionales, artesanos liberales y pocos terratenientes pretendieron la transformación del sistema político, económico, social y cultural, mientras que los conservadores integrados con un clero reaccionario, terratenientes feudales y algunos comerciantes no querían introducir reformas sustanciales y pretendieron que todo quedara como estaba en la época colonial.

El primer momento de cambio fue el ascenso ideológico de los líderes sociales Pedro Molina y José Cecilio del Valle; ambas concepciones pedagógicas eran diferentes, pero coincidieron en que el Estado debía responsabilizarse de la educación del pueblo. Preocupación vital del Estado, base para la estructuración de la patria.

Los ideales pedagógicos de Pedro Molina fueron: el valor cívico y moral, partiendo del perfecto desarrollo físico. Para José Cecilio del Valle, el ideal consistió en la sabiduría. En el año 1823, en las bases constitucionales se asigna al Poder Legislativo la misión de dirigir la educación; y en la Constitución de la República Federal de Centroamérica del año 1824, se estableció como función del Congreso: dirigir la educación estableciendo los principios generales más conformes al sistema popular y al proyecto de las artes útiles y de las ciencias.

Estos principios generales fueron desarrollándose en la Constitución de 1825 donde se estableció: 1) el plan general que regiría la enseñanza, 2) el cuerpo legislativo que definiera el número de escuelas y su ubicación, y 3) que ninguna persona puede hacer reglamentos particulares que se aparten de estas disposiciones escritas en la ley.

Fue un tiempo de muchas aportaciones ideológicas y planificaciones con escasas realizaciones concretas por las limitaciones económicas, desorden y desorientación de los primeros años de vida independiente.

El segundo momento de cambio fue el de los grandes planteamientos pedagógicos liderados por el Doctor Mariano Gálvez, quien como presidente de la Asamblea Legislativa emitió un decreto que autorizaba al Organismo Ejecutivo para organizar la enseñanza en Guatemala; y durante su gestión como Jefe de Estado promulgó las bases para la instrucción pública.

En virtud del decreto que estableció o formuló las bases de la instrucción pública, se estableció un organismo encargado de dirigir la educación en el Estado guatemalteco: la Academia de Estudios, la cual comprendió tres secciones: a) ciencias físicas, matemáticas y médicas, b) ciencias eclesiásticas, morales y políticas, y 3) literatura y artes. La Dirección de esta Academia tuvo a su cargo: la primera instrucción o educación primaria; la segunda instrucción o secundaria, y la tercera instrucción o educación superior.

En dicha época, 1) se dio la creación de muchas escuelas públicas en los departamentos, 2) se dio vida a la educación secundaria, 3) se organizó la educación superior con la fusión de la Universidad de San Carlos, el Protomedicato y el Colegio de Abogados, y 4) se establecieron los estatutos de la Academia de Estudios en 1834.

El Primer Estatuto de Instrucción Primaria fue decretado en 1835, el cual contempló la organización de las escuelas primarias públicas y privadas; aspectos referentes a la instrucción indígena, el establecimiento de las escuelas dominicales para adultos (tendientes a establecer métodos Lancasterianos) y se asentaron los principios de obligatoriedad, gratuidad, fundamentación de la escuela laica. El 7 de julio de 1835 se dictó el Decreto que estableció la primera escuela normal de primeras letras.

El tercer momento fue un vertiginoso descenso del proceso educativo: se detuvieron los impulsos creadores de centros de cultura, se redujeron los recursos económicos para la educación y se restituyó la vieja organización colonial, entregando la responsabilidad educativa al Clero.

Todas estas medidas negativas están plasmadas en la reglamentación de 1852 y fueron inspiradas por uno de los más recalcitrantes reaccionarios de la época, Manuel F. Pavón brazo derecho del gobernante Rafael Carrera. Uno de los considerandos reza: “el fundamento de toda y buena y sólida enseñanza, consiste en el aprendizaje de la doctrina de nuestra religión”, otro dice: “y que a la juventud se inculque desde sus primeros años sus máximas y las del respeto que deben tener a sus padres y a sus mayores y a los funcionarios y autoridades a cuya beneficencia deben los pueblos su bienestar”.

Dicho reglamento contempló que: las escuelas debían estar bajo la inspección de una Comisión compuesta por un cura, un miembro de la municipalidad y un vecino de la parroquia elegido por el cura; además la Comisión tenía a su cargo la supervisión escolar y dotación económica del lugar.

Se redujeron y limitaron los avances de los programas escolares regresando a la cartilla, catón cristiano, moral y urbanidad de Juan Escóiquiz, catecismo del padre Ripalda, escritura y religión de antaño; aprendizaje de pura memoria, sábados dedicados exclusivamente a la doctrina cristiana y por la tarde asistir a la iglesia a cantar la Salve. Este último período que abarcó 30 años se caracterizó desde el punto de vista pedagógico por el estancamiento de la educación, la limitación de la libertad de enseñanza y terminó con el derrocamiento de Vicente Cerna.

EL PERÍODO INDEPENDENTISTA CENTROAMERICANO, SU GESTACIÓN Y TRASCENDENCIA

De 1810 a 1826 las revoluciones independentistas en las colonias españolas de Centroamérica eran un eslabón de la cadena libertaria, “no fueron hechos fortuitos, ni solo cambios pacíficos de autoridades dentro de un clima de absoluta cordialidad”. Fue un movimiento de rebelión contra el orden constituido, una réplica al sistema feudal de explotación, una protesta por las limitaciones económicas impuestas por la anticuada legislación.

Hubo, en el reino de Guatemala, patriotas muertos, encarcelados, exiliados y/o desterrados; algunos sectores que sintieron la necesidad de mejorar sus condiciones económicas se alinearon en favor de la Independencia; hubo indígenas que no querían más esclavitud y la presencia de la burguesía naciente para ampliar sus posibilidades de desarrollo.

Las autoridades españolas, el clero, los grandes terratenientes feudales y un sector de comerciantes calificaron como una peligrosa aventura el permitir que el pueblo se organizara y decidiera tomar acciones soberanas que producirían peligro para sus enormes intereses económicos.

La oposición a la colonia fue por: el duro régimen colonial sin modificaciones durante casi 300 años de predominio, los aborígenes sometidos al régimen feudal de producción, la importación de esclavos para ampliar la explotación humana, el comercio con reglamentos desventajosos para los comerciantes de las colonias, la Casa de Contratación de Sevilla con sus intereses reales y de compañías españolas de comercio, la prohibición del comercio inter colonial, la figura jurídica de la encomienda, la obligación de comprar lo que no se necesitaba y el arrebato inmisericorde de las tierras.

El clero participó en estos negocios, la iglesia se engrandeció tanto que, en la última época del régimen colonial, poseyó una tercera parte de la tierra laborable; los criollos no participaron en el gobierno de las colonias; en 300 años hubo 4 virreyes criollos, 14 gobernadores criollos y 602 españoles.

El inicio de las acciones independentistas se dio con el levantamiento de indios (Quekchíes en 1803, los Quichés en Chichicastenango 1813, en Santa María Chiquimula 1818, en Sacapulas 1820, en Totonicapán 1820) y negros, la sublevación y complot de criollos y mestizos. Estas condiciones se dieron pese a las medidas prohibitivas del régimen colonial que obstaculizó el desarrollo económico local, del crecimiento de fuentes productivas que iban entrando en contradicción con el viejo sistema feudal.

Los agricultores y ganaderos pedían la eliminación de la restricción del desarrollo económico, y el gobierno respondió con oídos sordos. Ante ello, los independentistas tomaron como ejemplo el levantamiento de los Araucanos en chile, la sublevación de los indios en México, el levantamiento de las masas en Perú denominado insurrección campesina y como factor coadyuvante la lucha de las colonias inglesas y su triunfo en 1776, y como corolario la Revolución Francesa de 1879.

Pero las ideas liberales entraron en América, burlando el Tribunal del Santo Oficio y del alto clero; ingresó literatura de pensadores del siglo XVI y XVII como Francis Bacon, Renato Descartes, Erasmo, Galileo Galilei, Hobbes y otros que fueron penetrando paulatinamente en América; así las obras de Juan Jacobo Rousseau, Condillac, Reinal, Voltaire y otros más.

EN LA PENÍNSULA IBÉRICA. La serie de acontecimientos ocurridos en España contribuyeron al éxito de la independencia en Guatemala: Napoleón invade España, Carlos V abdica y reina su hijo Fernando VII, se producen movimientos de masas, se organizan Juntas Provinciales; todos estos movimientos repercutieron en las colonias españolas culminando esa movilización popular en la integración de las CORTES DE CÁDIZ, las cuales imprimieron transformaciones fundamentales de inspiración liberal en la Constitución de Cádiz de 1812.

BIBLIOGRAFÍA:

CASTILLO DURÁN, EGBERTHA. Apuntes de Cátedra. Historia de la Educación II curso, Facultad de Humanidades, Universidad de San Carlos, Guatemala, 1968.

LEYTON RODRÍGUEZ, RUBÉN. “Barrundia, su lección y mensaje” Ediciones Rubén Leyton, Guatemala, 1967.

E-GRAFÍA:

CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ, Resumen del blog de la clase de Historia de España.
https://juanmihistoria.wordpress.com/2007/11/11/.

PRESENTACIÓN

Cicerón se refería a la historia como “Magistra vitae”, el saber que resignifica nuestra experiencia en favor de nuevas rutas de vida.  Es pedagogía, en tanto que enseña, pero también filosofía que deconstruye el mundo al mejor estilo de Nietzsche, con el martillo, sabiendo que el modelo oficial ofrecido pertenece al gran relato de los poderosos.

Por ello, la revisión histórica de la educación es un proyecto obligado para comprender en su justa dimensión la praxis educativa. Hay que volver a los hechos para entender las causas de nuestros fracasos, los intereses creados, su mercantilización, y más aún los silencios y omisiones de un sistema hecho a la medida de los dueños del capital.

Con esa intención publicamos el trabajo del historiador Fernando Mollinedo, sabiendo que su visión crítica facilitará a los lectores pistas de comprensión de un fenómeno no exento de intereses.  Evidentemente no es un tratado exhaustivo de crítica histórica, pero ofrece valoraciones y juicios de importancia para los interesados en el tema.

Por lo demás, nuestra edición presenta la reflexión del teólogo brasileño Leonardo Boff, “¿Por qué la Iglesia oficial se niega a discutir sobre la sexualidad y la ley del celibato?”.  El artículo no tiene otra intención que proponer las ideas en una temática recurrente de nuestro tiempo.  Muchos de nuestros lectores, desde su confesión religiosa, se interesan por la realidad eclesial y nosotros desde La Hora creemos en su valor en el contexto del debate contemporáneo.

Una vez más, expresamos el deseo de que la edición sea de su beneplácito y contribuya también al crecimiento personal e intelectual de usted como lector.  Que los demás textos ofrecidos le ayuden, más allá de lo lúdico, a desarrollar actitudes que lo sitúen en el horizonte del proyecto de humanización al que muchos aspiramos.  Que así sea.  Hasta la próxima.

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