Miguel Flores Castellanos
Doctor en Artes y Letras
La galería Sol del Río pone en discusión –otra vez– el concepto de arte, al exhibir la instalación Banquitos de Kurtis Brand, una pieza que aborda el asunto de la memoria, la condición social de los sujetos y pone en entredicho el trabajo artístico de todos los que se creen iluminados por las musas en pleno siglo XXI.
Esta instalación colocada en un cubo blanco, iluminada en forma estratégica muestra 15 banquitos de lustrador pegados en la pared, el más grande, sobre un plinto circular; encima de él, un cepillo de lustrar zapatos. Este humilde objeto es usado por los lustradores para sentarse mientras cepillan, aplican tinta y frotan los zapatos. Aunque no se piensa así, éstos forman parte de la caja de lustre, y dentro del mundo de trabajadores es parte esencial de su equipo de trabajo. Por su uso frecuente se manchan de tinta, de betún, por la frotación adquiere una pátina negruzca y por el peso de su propietario con el tiempo tienen de desarmarse. Brand muestra demás en dos paredes laterales fotografías de los lustradores que fueron sus propietarios. El observador neófito exclamará ¡esto no es arte!
Como lo indica Jaques Maquet un concepto de arte puede deducirse de nuestras categorías y conductas diarias. La categoría del objeto de arte no se fundamenta solo en lo que representa, o solo en lo económico, también se reconoce como un portador de significados, por lo tanto con valor artístico. A esto se le suma que estos banquitos son presentados en una institución prestigiosa y con una trayectoria de más de treinta años. La forma en que el observador percibe los objetos es diferente, en un casi altar, el visitante entra con reverencia y silencio. Sol del Rio y Brand los han transformado en objetos para su contemplación, es su única y exclusiva utilidad. Se esta frente a una categoría de arte por metamorfosis, como lo es la famosa silla Victoria Ghost de Philiphe Starck que se encuentra en el MoMA de Nueva York.
Estos banquitos pertenecen a un contexto más que al del arte. Maquet vuelve a dar luces “…la categoría cotidiana de arte incluye primero aquellos objetos artificiales que se exhiben en los museos y se negocian en las galerías. Los objetos identificados así como objetos de arte están en el centro de una red especializada de instituciones”, galerías, museos, coleccionistas. Al momento de terminar colocar estos banquitos en los muros de la galería, y por el poder de designación del artista, estos objetos se transformaron en arte.
De la observación detenida en la instalación, emergen significados dramáticos como, historias de pobreza y precariedad, pero también la designación de propiedad, en el acto de marcarlos con su nombre en forma enfática indicando exclusividad de uso. El sentido de poseer algo, es propio de la condición humana, en cualquier estrato social. Pero también esos pequeños objetos de madera significan el último recurso del trabajador ambulante para expresar dignidad, para no sentarse en el suelo y así no rendir pleitesía, a quien pone sus pies en su caja lustre con determinación. El acto de lustrar zapatos implica sin querer una sumisión al otro, el lustrador ve de abajo para arriba a su interlocutor, lo que lo empequeñece.
Kurtis Brand es un artista estadounidense que vive y trabaja en Antigua Guatemala, graduado en pintura y diseño. Su visión estética sin prejuicios desafía el estatus quo, y a los más conservadores en el arte, muchos dirán que esto ya se ha hecho antes, desde Warhol, pero en Guatemala, Brand hace abrir los ojos a los chapines.