Jorge Antonio Ortega Gaytán
Escritor y catedrático universitario
Penetrar los metamensajes que se encuentran entre líneas de la novela La Materia del Deseo (2001) del escritor boliviano Edmundo Paz Soldán (1967) y la red que sostiene el entramado del discurso de la obra narrativa del sudamericano es la pretensión de esta aproximación literaria.
La crítica estructural de fondo del texto permite por gravedad el surgimiento del argumento nuclear, la focalización de la voz del narrador de la historia y la trascendencia del mensaje, que en este caso singular de la novela latinoamericana recae en un anagrama que oculta por todos los medios el enigma de la trama.
El reto recae en descubrir el valor de los significados y la significancia de la conformación del texto en sí, descifrar el diálogo existente entre el texto y el contexto. Es un esfuerzo que va más allá del simple hecho de tener la pericia básica del criptólogo.
El sujeto cultural y la voz narrativa dan vida a un andamiaje que se sustenta en los argumentos de este análisis de desconstrucción del texto para lograr visualizar la interintextualidad que enmarca los entornos internos y externos de Paz Soldán.
Entrando de lleno a La Materia del Deseo, la trama de esta novela está ligada íntimamente por conexiones secretas, claves, señales y símbolos que se entrecruzan a lo largo y ancho de las páginas que construyen el andamio de esta historia.
Los personajes de esta novela tienen como común denominador el fracaso frente a la mentira, la muerte, la soledad y/o el amor. Debido a la focalización del narrador es fácil posicionarse de la paradoja del inmigrante (hispano) en el eterno dilema del retorno y desarraigo que lo convierten para siempre en extranjero en cualquier parte de la Tierra; el personaje principal Pedro Zabalaga mantiene esa ambigüedad constante en el ir y venir de su pensamiento entre dos realidades en las cuales no logra encajar.
En Estados Unidos sea exitoso en su trabajo y perito en el uso de la tecnología de punta, siempre será visto como hispano, de igual manera al regresar a su Bolivia natal a la localidad del Río Fugitivo (espacio literario) él no logra adaptarse a la realidad de su generación y a la atmósfera de su terruño (nada le agrada ya de sus raíces, sin embargo no las puede obviar).
La secuencia del discurso está hilvanada por el deseo de Pedro Zabalaga de descifrar en Bolivia las claves secretas de una novel (Berkeley) escrita por su padre asesinado por las fuerzas represivas del Gobierno de su país natal. Para lo anterior este protagonista revive eventos, visita lugares y personas que él conoció para tratar de recuperar el pasado; revivir hechos ya olvidados, reconstruir sueños, oxigenar ideologías y tradiciones sepultadas son los insumos que de alguna manera interactúan en el vaivén del tiempo y el espacio. El uso adecuado del espacio y el tiempo en la narración es desde mi punto de vista uno de los méritos de esta novela, la sencillez del tránsito del discurso entre los diferentes tiempos y espacios le permiten al texto oxigenar la lectura.
La Materia del Deseo es el pretexto que interpone Pedro Zabalaga para huir de una hermosa, dulce, cruel y frenética Ashley (Alumna universitaria y amor inclemente de éste) desde el principio el escritor inicia el juego del enigma por intermedio de los criptogramas que el lector ávido debe resolver para entender el acertijo. Por ejemplo el signo secreto que encontramos en el nombre de la alumna que perturba al maestro universitario: Ash, que significa ceniza en inglés y que unida a la palabra ley, en español significaría la “ley de la ceniza”.
En igual manera los crucigramas y/o anagramas tienen un poder democratizador, en un mismo espacio se iguala a hombres y mujeres de ciencia, política, literatura y deporte. Se constituye pues en un reto en sí para todos los lectores y en general.
A lo largo de todo el texto encontramos señales que invitan a detenerse y reflexionar para lograr descifrar los mensajes secretos que el narrador va entregando en forma paralela y simultánea a la trama principal de la novela.
Esta novela hispanoamericana en alguna medida mantiene un discurso de denuncia por las atrocidades cometidas por los gobiernos dictatoriales que se enraizaron a mediados del siglo pasado; es pues una denuncia que encamina a la formación de la búsqueda de la democracia como modelo de gobierno para nuestras latitudes. En el caso específico de esta novela se refiere constantemente a los atropellos cometidos por la administración de Montenegro (dictador) que se esfuerza por borrar el pasado y que de alguna manera se revierte con la supuesta novela escrita por el padre del protagonista principal de la novela.
Los personajes tanto primarios como secundarios de esa novela, buscan desesperadamente una verdad pero fracasan todos en su intento. Casos específicos como el de Carolina que cierra su miniempresa que se dedicaba a recuperar los correos electrónicos escondidos en los recovecos de la computadora; el fracaso de Ashley en la compraventa de acciones a través de Internet y que se ve obligada a huir de un matrimonio monótono y sin amor. También fracasa René Mérida que trata de librarse del estigma de traidor heredado de su padre. El fracaso de Jaime Villa que no puede borrar su imagen de narcotraficante; el tío David que fracasa en su invento de la radio que le permite captar las voces de los muertos (realmente la vida de éste, es un fracaso). Pedro Zabalaga fracasa en la búsqueda de su padre perdido encontrándolo en donde él menos se lo espera.
Para concluir, la narrativa utilizada por Edmundo Paz Soldán en la construcción de la novela La Materia del Deseo, deja en evidencia la intertextualidad. De la cual usa para el entramado que da sustento a la historia que cuenta en un ir y venir de tiempo y espacio, todo ello dentro de diversos marcos de enigmas que le dan forma y vida a un laberinto intangible a primera vista por el lector, pero que hace que el texto en sí tenga la fortaleza y la legitimidad para que su creador se constituya en una de las nuevas voces latinoamericanas más promisorias que escriben desde la plataforma (académica y editorial) de los Estados Unidos de Norteamérica.
Lo genial de la estructuración de esta narración, insisto, es la interpolación del binomio tiempo y espacio que permite la interacción de los personajes en un mismo momento aunque esto sea perteneciente a otros tiempos y espacios como es el caso de Norteamérica y Bolivia, la década actual y la de mediados del siglo pasado. De igual manera se presenta la radio que permite escuchar las voces del pasado o la búsqueda en los vericuetos del computador para rescatar los e-mails del pasado.
No hay dudas de la capacidad de Paz Soldán para erigirse como nuevo narrador hispano desde Norteamérica. Su producción lo acredita y su estilo le permite la pervivencia en esta época de la posmodernidad donde todo es relativo.