Miguel Flores
Hasta la saciedad los guatemaltecos han comentado el tercer informe de gobierno. Para quienes no conozcan el documento, es posible consultarlo en el sitio web de la Presidencia de la República. Además, es posible conocer un resumen a través de un documento laudatorio difundido por un periódico local entre sus suscriptores. En ambos informes la imagen del mandatario es presentada en forma idílica, con la mejor de sus sonrisas, al lado de niños, indígenas y burócratas.
El informe está articulado por ejes de acción, un recurso que ayuda a los procesos de síntesis, pero que deja muchas incógnitas sobre la real administración del presidente Morales. El discurso de los textos apunta únicamente a “logros”, los cuales dan la idea de que se está en un país del primer mundo y que las cosas se hacen de maravilla. Una foto de una espléndida carretera (un tramo de la autopista Palín – Escuintla) representa a todas las carreteras de Guatemala. Los niños con sus sonrisas inducen a pensar que las fotos de los pequeños con desnutrición son fake news. En forma insistente se recurre a un tropo, la sinécdoque visual, una aula con algunas computadoras, como que todas las aulas del Ministerio de Educación tienen computadoras similares, este recurso es retórico, usado en literatura y en publicidad.
En lo relativo a Cultura y Deporte, el Ministerio insiste en fomentar la interacción y socialización de personas de los distintos pueblos que conforman la sociedad guatemalteca, algo repetido en el informe del año anterior. Tienen como un gran logro la declaración del Patrimonio Cultural de la Nación, la práctica del Juego de Pelota Maya y promueven exhibiciones internacionales. En el informo se vanagloria de apoyar la exportación nacional de artesanías y piezas de manufactura (copia)(sic). El informe también hace ver la emisión de 488 constancias de bienes muebles para facilitar el trámite respectivo de 10 mil 870 piezas. Asimismo, se registraron 3 mil 468 bienes culturales distribuidos entre muebles e inmuebles de las épocas prehispánica, republicana y eclesiástica de la época hispánica y republicana que forman parte del patrimonio cultural de Guatemala. También se emitieron 901 certificaciones sobre bienes culturales, muebles e inmuebles de las épocas prehispánicas, hispánica y republicana. Por último, se mencionan festivales de canto xinka, pocomchi’, k’iche’ y mopan”.
En el informe que circuló en los medios impresos, el área para la cultura es de un recuadro de un cuarto de página, donde se consigna la inauguración de la Escuela Nacional de la Marimba, la recuperación del Salón de Recepciones, Patio de la Paz, terrazas y fachada principal del Palacio Nacional de la Cultura. Igualmente, se dan los números de visitantes a los parques deportivos y recreativos. Tal vez lo más destacado es que el cobro de ingreso al Parque Nacional Tikal, ahora se hace a través de un banco, dando fin así al eterno latrocinio de funcionarios.
El tercer informe de gobierno en lo relativo a la cultura deja mucho que desear. Se confirma uno de los males del Estado, la inversión en funcionamiento y su gran cantidad de empleados, en la gran mayoría poco formados y que realizan muchas de sus actividades a ciegas. No hay ningún programa de ayuda a la creación, no se dice nada de la restauración de bienes muebles realizados por el magnífico taller de restauración, tampoco sobre la actividad de los grupos artísticos nacionales como la sinfónica que ha mostrado gran actividad. O poco se dice de la Editorial Cultura.
Todo apunta a que el MICUDE sigue en deuda con el mundo de la cultura. La sociedad guatemalteca tiene ya un perfil que ellos pretenden cambiar con actividades interculturales e interétnicas. Recurro a las palabras de Ignacio Ellacuría: “Estamos mal y nos ofrecen una mala solución”.