Por LINDSEY BAHR
BEVERLY HILLS, California, EE.UU.
Agencia (AP)
Los Globos de Oro parecieron retomar su ambiente trivial y alegre de siempre por completo, hasta que Regina King logró lo imposible: que la orquesta dejara de correrla del escenario con música. Ni Lady Gaga tuvo tanto poder.
King usó su plataforma en el escenario al recibir el premio a la mejor actriz de reparto por “If Beale Street Could Talk” poner el foco en Time’s Up x 2, el segundo año del fondo para defensa legal creado tras los escándalos de violencia sexual que sacudieron a Hollywood.
“Entendemos que nuestros micrófonos son grandes y hablamos por todos”, dijo la actriz antes de prometer que para cada proyecto que produzca en los próximos dos años se contratará al menos a un 50% de mujeres.
Terminó siendo uno de los raros momentos en que se detuvo el show. Tras una gran muestra de solidaridad hacia las mujeres en la gala del año pasado, cuando grandes actrices recorrieron la alfombra roja vestidas de negro junto a importantes activistas en apoyo al movimiento por la igualdad de género Time’s Up y al movimiento #MeToo contra la violencia sexual, los pronunciamientos esta vez no fueron colectivos sino individuales.
Varias actrices, entre ellas Gina Rodríguez y Rachel Brosnahan, llevaron listones de Time’s Up x 2 en la alfombra roja; Patricia Clarkson dijo que su director en “Sharp Objects” Jean-Marc Vallee le “exigió todo menos sexo, que es exactamente cómo debería ser en nuestra industria”; Glenn Close exhortó a las mujeres a que “busquen su realización personal” y sigan sus sueños; la coanfitriona Sandra Oh se conmovió al decir que accedió a ser maestra de ceremonias para “ver a este público y atestiguar este momento de cambio” y Emma Stone se disculpó desde su asiento por interpretar a un personaje parcialmente asiático en la película “Aloha”.
Los Globos de Oro del domingo podrían ser una señal de que las ceremonias de premios en general regresarán a lo habitual: el comentario político sarcástico (Christian Bale le agradeció a Satán por inspirarlo para su interpretación de Dick Cheney e insinuó que Mitch McConnell sería otro buen personaje “sin carisma” que interpretar), así como los chistes sobre el mundo del espectáculo (Oh y Andy Samberg dijeron al unísono “¡algún suertudo entre el público será el maestro de ceremonias en los Óscar!”).
Harrison Ford presentó el premio al mejor director y, a diferencia de Natalie Portman, quien lo entregó el año pasado, no señaló que todos los nominados eran nuevamente hombres. Patricia Arquette, quien hace tres años pidió igualdad salarial al recibir el Óscar a la mejor actriz de reparto, mantuvo su discurso dentro de los estándares de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA por sus siglas en inglés) al agradecer a las otras nominadas y a su productor (aunque incluyó dos groserías).