Una anatomía al discurso surrealista
Jorge Antonio Ortega Gaytán
Escritor y catedrático universitario
En esta aproximación se pretende analizar la narración del Domador de pulgas (1937) del costarricense Max Jiménez (1900-1947) partiendo del argumento que por sí solo se revela como una fotografía panorámica de la sociedad del principio del siglo pasado; con toda su carga emocional, producto de un sinfín de prejuicios, costumbres, tradiciones, corrupción y la injerencia de una política social y religiosa, muy natural de América Latina, que en este relato singular se puede direccionar con facilidad a cualquiera de nuestros países.
La controversia de esta historia nace, primero de la época de su publicación y sin duda alguna a su nacionalidad. Luego ubicarla dentro de los subgéneros de la narración, se complica, por el tipo de estructura del texto y la dinámica que se genera entre las diversas voces que utiliza el narrador. Es un andamiaje construido de ironía, sarcasmo, sátira y del absurdo de la vida como de la muerte.
El planteamiento básico de la construcción de los relatos que conforman el mundo (espacio) del Domador de Pulgas tiene su asidero en lo grotesco del lenguaje utilizado, así como la ausencia de la racionalidad aparente, es en sí, diluir los estereotipos sociales, en una realidad deforme, de caricatura, al revés, donde los sentidos se corrompen y hacen posible palpar la perversión de la naturaleza humana a través de esta narración de Jiménez.
Esta obra se caracteriza por la afluencia de variados elementos literarios, que en un determinado momento se les puede considerar opuestos, pero se acomodan a lo largo del relato, dando la sensación de coherencia y continuidad, situación singular que permite dar forma a un mundo “…dentro de un cuarto miserable…”.
Es un mundo tan parecido al nuestro el que describe Jiménez, que de entrada no deja espacio a la duda, dando legitimidad a las protagonistas ¡Las pulgas!, en su quehacer dentro de la estructura social funcional que se les atribuye en la narración.
El hecho de que las pulgas cohabiten con los humanos es un referente de credibilidad del relato, son parte de nuestra realidad. La descripción de su comportamiento para su pervivencia es básica y se limita al consumo de sangre, a excepción de las que además del líquido rojo son adictas al alcohol, como queda registrado en la narración “pulgas de afición alcohólica”. Coincidencia con el comportamiento humano da para mucho en esta fábula -novela que permite el desdoblamiento o enajenación de los protagonistas, que en este acontecimiento literario pasan del de insectos saltones al del humano, con todas sus circunstancias que plantea el quehacer diario, convencionalismo y estereotipos de toda índole.
La independencia de los 17 fragmentos, minirelatos o capítulos es la peculiaridad de este argumento, si se le puede definir como tal y que deja en el limbo a la crítica conservadora del género al cual pertenece esta obra literaria, la cual se gesta desde el título, que establece en un punto de atracción para los fragmentos que dan vida, forma y estilo a la narración en general, se constituye en un centro de acopio tal que permite el ensamble de las diferentes narraciones en base a la metáfora central.
El uso de los opuestos es el común denominador del argumento a lo largo de toda la obra. Se puede mencionar que mientras el mundo (vida) del domador se termina, el universo de los parásitos crece, pasan de la actividad circense a la libertad plena, en cumplimiento de los deseos del hombre-redentor. De actor principal y conductor del espectáculo del circo a espectador, del cambio de conducta de los insectos chupa sangre.
Es una denuncia del orden social traspasado por los convencionalismos y los prejuicios invertidos a la percepción mortal-moral. La inclusión del tema religioso en contraposición de la necesidad humana de saber el futuro a través de las ciencias ocultas y la parodia que de las dos posiciones se hacen dejan en evidencia la naturaleza del hombre, los laberintos del diario vivir, precisamente en la elección o toma de decisiones entre lo correcto y lo políticamente aceptado. Lo legítimo en conflicto con lo legal, el ser buen o mal ciudadano. En fin, el conflicto de ser mortal y tener conciencia de la existencia del alma, hace de esta narración una radiografía de la sociedad y la conducta de sus integrantes.
¿Una moral relajada? ¡Sin duda! Max Jiménez desolló en sus relatos quedan vida al redentor de los bichos hematófagos a la imagen de la sociedad criolla de principios del siglo pasado sin mayor reparo del idioma, asumió el reto de llamar a las cosas por sus nombres, utilizando para ello un lenguaje grotesco para la lectura de esa época, conceptos con significado y significancia en el proceso lingüístico latino del texto que da forma al discurso de denuncia ¡así somos los terrícolas! Es la verdad desnuda de nuestra esencia para dejarlo claro y marcado a fuego en la mente del lector de ayer y de hoy, utilizando palabras toscas.
La dureza del lenguaje utilizado radica en un discurso de reclamo, por la incomprensión de sus coterráneos a la producción artística del escritor tico. La vanguardia impulsa al uso de vocablos ordinarios, soeces y vulgares para romper con la delicadeza de la escritura latina trasnochada para esa fecha de publicación.
El surrealismo, el romanticismo, el modernismo y el postmodernismo hacen su aproche hacia este texto tímido y discreto, pero presente, marcando una progresión en el cambio de ver y escribir sobre la vida, el amor, la muerte, la separación de pensamiento y de ocupación del hombre y mujer. El discurso político y la mofa que se hace de este, creando un paralelismo discursivo con las creencias religiosas.
La sentencia de una existencia plena “…ahora no se trata de vivir, sino de llenar la vida…” permite aproximarse al pensamiento del escritor que especifica la necesidad de entrar en contacto con el arte, sin determinar una expresión en especial y, es aquí, donde da cabida a las expresiones del surrealismo “la obra de arte cuelga de un hilo de locura, indispensable para que sea verdadero arte. Probablemente eso es la originalidad” una reafirmación que el alma del artista está en otra dimensión y eso le permite nuevas formas de comunicación, que en el caso de Jiménez chocan con la peculiaridad de los costarricenses del primer cuarto de siglo pasado.
El minirelato de la Pulga Artista es el manifiesto de Max Jiménez con respecto a la concepción de ser pulga que dedica su existencia a la realización del arte, las características inherentes de estos individuos, su cosmovisión, su destino, su óptica y sobre todo la reacción de la crítica que hace y diseña el mundo donde debe pervivir el artista y su obra.
Concurrente a su formulación hace una analogía más con el Creador, al darle el adjetivo de artista a Dios “…para crear al hombre, Dios artista, fue: marcar con las manos, y ver muy hondo”. Hay que recalcar que al principio del relato existe toda clase de evidencia del paralelismo del Domador con el Cristo-Redentor, que en el caso que ocupa esta aproximación crítica va en directo a la salvación de las pulgas a través de su propia sangre, a semejanza del retrato del padre de Jesús con el corazón en la mano.
La mezcla del discurso del alma libre del artista, la palabra de la misericordia del sacerdote, las mentiras e intrigas del amor, la verdad desnuda de la legitimidad contra la legalidad, lo sombrío de la prostitución, el aborto y el abuso del alcohol, en fin, las decepciones de la vida, que terminan con las ilusiones de una mejor vida para los insectos parásitos, se ven truncadas al asumir la condición de los humanos.
La metamorfosis, al contrario de lo que está acostumbrado el lector (el Hombre Lobo, el Hombre Araña, el Hombre Vampiro, el insecto de Kafka y otros) En esta narración es el insecto parasito que se convierte en un ser humano, adopta todas las características de la condición del hombre, sin cambiar su imagen física, algo muy importante para el discurso general de la obra de Jiménez. El cuerpo, la materia, la figura, la forma no está en relación directa con el tamaño del espíritu, la imaginación del artista, de hecho, del individuo que se dedica a la creación de las diversas manifestaciones artísticas.
Para finalizar la disección del relato permite experimentar sin obstáculo alguno por intermedio de su lectura pausada o continua, descubrir la crisis social principios del siglo pasado, sujeto al prejuicio de las instituciones permanentes de la sociedad y lo peor del caos del universo creado por el domador es que se ajusta a la incertidumbre de la postmodernidad del inicio del tercer milenio. Así de fácil se posibilita contrastar las imágenes de los relatos de Jiménez y extrapolarlos a la existencia del hombre actual.
Los valores morales, éticos y religiosos son los mismos de ayer, lo que cambia es el orden de jerarquía. La intriga, la mentira y el engaño se mantienen como sombra del ejercicio del poder; la fuerza del amor hace cambiar el rumbo de los eventos y el universo, pero la pasión de cualquier índole solo produce dolor. El ejemplo queda claro con el Domador que entrega su sangre para salvar a las pulgas de una vida vulgar, sin sueños, aspiraciones e ilusiones, en busca de libertad para ellas encuentra la misma muerte.
Los insectos parásitos faltos de conciencia la adoptan y rompen la armonía de esa especie, encuentran la diversidad de ocupaciones y de ideologías, el caos se hace presente en ese colectivo y se injerta un andamiaje virtual de la condición humana con todos sus bemoles ¡la mutación conceptual del insecto hematófago a humano! lo cual deja “… de las pulgas los personajes más contradictorios…” en busca de la felicidad, sin entender que es un viaje diario y no un destino.
La imitación de la conducta humana en los bichos hace muy poco por ellos en lo colectivo, resalta lo individual a la pulga artista, la lírica y la buena, a pesar de lo irónico de los relatos, rescata elementos fundamentales de la condición del hombre en relación con el amor y la filosofía, deja claro el proceso diario y continuo de los opuestos y contrastes de visualización de un mismo evento, donde es necesario la toma de decisiones entre el bien y el mal, lo justo e injusto del destino y, como este se burla de todos.
El Domador de Pulgas es la obra de ruptura del costumbrismo criollo costarricense que abrió el laberinto del surrealismo a sus coterráneos, que no entendieron de su dimensión e impacto para las letras centroamericanas en su momento, al ignorar su obra.
Presentación
Inauguramos el presente año, 2019, con el ensayo ofrecido por Jorge Antonio Ortega Gaytán, titulado, “El domador de pulgas”. El texto repasa algunos de los tópicos que considera valiosos de la obra del escritor costarricense Max Jiménez Huete (1900-1947). Subraya al mismo tiempo, más allá del reconocimiento estético, la visión crítica del autor que en medio de la ficción ejerce una función reivindicativa.
Ortega lo confirma de la siguiente manera:
El libro “es una denuncia del orden social traspasado por los convencionalismos y los prejuicios invertidos a la percepción mortal-moral. La inclusión del tema religioso en contraposición de la necesidad humana de saber el futuro a través de las ciencias ocultas y la parodia que de las dos posiciones se hacen dejan en evidencia la naturaleza del hombre, los laberintos del diario vivir, precisamente en la elección o toma de decisiones entre lo correcto y lo políticamente aceptado”.
Con el ensayo, presentamos la segunda parte del artículo del Padre Carlos René Morales Lara, llamado “Jesús y la fiesta de Sukkot”. Como se recordará, el biblista ofrece los rasgos humanos de Cristo inserto en el corazón del judaísmo de su tiempo. Por ello, vemos al Redentor practicando la liturgia de la religión en la que fue educado. Según el articulista, conocer las raíces judías del Nazareno es importante para comprender su propuesta salvadora en los libros evangélicos.
Finalmente, compartimos con usted las colaboraciones de los escritores, Miguel Ángel Chinchilla, Carlos Interiano y Víctor Muñoz. Agradecemos su confianza al dar continuidad a nuestro Suplemento Cultural y le deseamos, faltaba más, un feliz y fecundo año 2019. Hasta la próxima.