Tercera parte

José Manuel Monterroso
Académico docente

LA CANCIÓN Y SU RELACIÓN CON LA LITERATURA UNIVERSAL

Es innegable que la literatura evoca sentimientos y recuerdos… algún instante… un lugar… De alguna forma, traspasando el tiempo y la distancia, transporta a quien se encuentra con ella a un variopinto de mundos y momentos. Por su parte, las canciones, cual hálitos de vida, han formado parte de la existencia y obra del ser humano desde que este es tal; emergen de una infinidad de motivos inspiradores. Así, en muchos casos, revistiéndose de inmensa creatividad, sus autores las han convertido en una nueva forma de expresar la literatura y lo que en ella está contenido.

En la primera parte de este ensayo hicimos un análisis acerca del origen y el porqué del título de la canción. En la segunda abordamos su contenido y significado profundos. En esta tercera y última entrega haremos un análisis del contenido y de la letra de Bohemian Rhapsody, pero desde una perspectiva más literaria. Además, dada la coyuntura y a manera de epílogo, diremos algo relacionado con la película del mismo nombre.

Es un hecho. La música y la literatura han estado siempre muy unidas. Desde que el canto es canto, ha servido para expresar un desahogo del alma, para alabar a un héroe o para contar la historia de un amor… Ejemplos sobran. Les dejo algunos de canciones muy conocidas y recientes que están basadas o inspiradas en una obra literaria. La canción de Juan Luis Guerra, Burbujas de amor, está basada en el capítulo VIII de Rayuela, de Julio Cortázar. Love Story, de Taylor Swift, está claramente inspirada en Romeo y Julieta, de W. Shakespeare. Y qué decir de Quijote, interpretada por Julio Iglesias, con varias frases extraídas de la célebre obra de Cervantes. Cabe mencionar, también, la canción Macondo del cantautor mejicano, Óscar Chávez, con varias referencias a varias obras de García Márquez. Y sin contar la infinidad de composiciones de música clásica basadas en obras literarias… la lista resulta interminable…

Como ya lo dijimos en el párrafo introductorio, la música y la literatura se han encontrado en muchas ocasiones. No cabe duda, entonces, que el autor de Bohemian Rhapsody encontró en alguna obra de la literatura universal el motivo inspirador de tan imponente composición musical. Así, varios analistas afirman que el contenido de Bohemian Rhapsody tiene su asiento en El extranjero, de A. Camus; otros, por su parte, la relacionan con Fausto, de Johann Wolfgang von Goethe. Por razones de espacio, nos detendremos a señalar las coincidencias con esta última.

BOHEMIAN RHAPSODY Y FAUSTO DE WOLFGANG VON GOETHE

Una de las primeras coincidentes que presenta la canción con Fausto, es que ambas inician con una aclamación en boca de los ángeles. En el “Prólogo del teatro”, al inicio de Fausto, los ángeles aparecen cantando, lo cual coincide con el canto a cappella con el cual inicia la canción. Posteriormente, en la primera parte, Fausto entabla una conversación con las criaturas celestiales y se compara a sí mismo con un gusano. Goethe lo expresa así en los siguientes versos:

¡Yo no soy, no, a los dioses semejante!

Demasiado lo siento:

al gusano lo soy que el caminante
huella, mientras hambriento
buscaba en el vil polvo su alimento

De alguna forma, esto mismo es lo que dice el protagonista de la canción de Queen, cuando afirma que no es más que un “pobre muchacho”.

Con alguna diferencia, en ambas obras los protagonistas entregan su alma al Diablo. Por una parte, Fausto hace un pacto con el diablo −Mefistófeles− con el objetivo de conocer la verdad. Quisiera ser muy sabio; saber todo/ cuanto la tierra y cielo nos esconden; / ¡a la naturaleza unir la ciencia! […] /Pondré alma y cuerpo para cumplir mis intenciones. Y después el mismo Mefistófeles dice: ¡Allí está el cuerpo, ya va a volar el alma; / aquí, el pacto firmado con su sangre!…

En la canción, el protagonista, más que un pacto, hace una entrega de su alma al demonio −Belcebú−, a consecuencia de haber “matado a un hombre”. Esta entrega es sinónimo de muerte, por lo que se despide de todos, a sabiendas de que no hay “marcha atrás”. Al llegar ante Belcebú, se arrepiente del mal que ha hecho; por ello, clama a su madre y vuelven a aparecer los ángeles con el deseo de ayudarlo. Al momento, el diablo le recrimina y le dice que no puede actuar de esa manera, traicionándolo y lanzándole un escupitajo a la cara.

En ambos casos, tanto Fausto como el del muchacho de Bohemian Rhapsody son liberados del mal, gracias a la misericordia de Dios y porque, como siempre se ha creído, el bien triunfa sobre el mal. En la canción, esta liberación está simbólicamente expresada en la parte llamada coda por la subida del tono de la melodía (de mi bemol a fa mayor) y por el sonido del gong, con el que termina la composición.

En Fausto, Goethe expresa el triunfo del bien sobre el mal en los siguientes versos:

¡Celestes mensajeros,
al hombre perdonando,
la tierra reanimando,
el vuelo proseguid!

[…]

La noble alma sube al cielo,
libre de sus enemigos;
al que es de sublime anhelo,
siempre le somos amigos;
y si el amor en su vida
se mezcló, le dan cordiales,
la más dulce bienvenida,
las falanges celestiales.

De esta forma queda demostrado que todo en Bohemian Rhapsody fue planificado, elaborado e incluido con un propósito bien definido. Nada en ella fue improvisado ni producto del azar. Las partes que la integran y su forma, el título y la letra, la duración y su estructura cobran un significado especial, por lo que ameritan un detenido estudio y análisis. Con todo, como ya se ha dicho, es una verdadera obra de arte.

UNAS PALABRAS ACERCA DE BOHEMIAN RHAPSODY, LA PELÍCULA

El pasado jueves 1 de noviembre se estrenó en todos los cines de Guatemala Bohemian Rhapsody, la película que, por medio de las canciones más emblemáticas, presenta el ascenso de la banda Queen, así como de su vocalista y líder, Freddie Mercury.

Is this the real life? Is this just fantasy?, son dos preguntas que dan pie para escudriñar qué hay en la película cuyo título es el mismo de una de las canciones más emblemáticas de la banda Queen. Y es que, por tratarse de una película biográfica (biografic picture = biopic), siempre surgen preguntas como las ya expuestas o como las siguientes: ¿Es una historia basada en hechos reales o en supuestos con el único fin de hacer ficción para entretener? ¿Es una biografía completa o deja fuera, por alguna razón, datos, hechos o elementos fundamentales de la persona descrita? ¿Está cargada de objetividad o la subjetividad de un guionista o productor ha empañado el cristal de la ventana por la cual es vista la vida del personaje? ¿Es un recorrido por la vida de Queen o de Freddie Mercury? Como es de suponer, con Bohemian Rhapsody quedan al descubierto estas y otras interrogantes. Las respuestas están en cada espectador y en la misma película, no así en estas líneas, cuyo propósito es únicamente presentar una breve sinopsis de esta versión cinematográfica que se convierte en el primer referente de Queen y su líder.

Con una temporalidad de 15 años y 27 después de la muerte de Freddie Mercury, la película narra una sucesión de hechos que marcaron la vida del grupo y de su vocalista. Dirigida por Bryan Singer (despedido por razones aún no establecidas antes de que terminara el rodaje) y terminada por Dexter Fletcher, las canciones conducen la historia y permiten a los fans de este tipo de música pasar un buen rato, gracias, también, a la buena actuación de Rami Malek quien, en lucha constante con una prótesis dental obligada y asumiendo el reto de encarnar a un personaje casi inabarcable, logra desplegar toda la seguridad que el cantante tenía en los escenarios. En otras palabras, el baile, los gestos y los sentimientos que logra transmitir Malek le imprimen un sello particular a la película. De esta manera, a pesar de que Bohemian Rhapsody es un filme con una estructura convencional, logra transmitir un mensaje positivo y da pie para el estudio de una persona y una vida extraordinarias.

Artículo anteriorPeriplo hacia lo profundo de “Bohemian Rhapsody”, inmortal obra del grupo Queen
Artículo siguienteQuiroa: Un recorrido por su vida