Por Philip Dethlefs (dpa)
Londres
Agencia (dpa)

Una funesta niebla envuelve una sombría ciudad de Nueva York, donde en una noche desapacible se pone en marcha un transporte de presos. El mago Gellert Grindelwald, que un año antes redujo a cenizas parte de la ciudad, tiene que responder por los crímenes cometidos allí y en Europa. Pero al final de «Fantastic Beasts and Where to Find Them» ya se intuía que Grindelwald no iba a pasar mucho tiempo entre rejas.

Por supuesto que escapa el poderoso mago en la secuela que llega esta semana a los cines: «Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald».

La espectacular fuga con los imponentes edificios del Nueva York de 1927 de fondo es un logrado arranque de la nueva aventura cinematográfica que forma parte del universo de Harry Potter. La película vuelve a unir a la autora de Harry Potter, J. K. Rowling con el director David Yates, el cuatro veces director de las aventuras de Potter en el cine.

Este dúo británico, que ya firmó la primera entrega de 2016, tuvo claro de inmediato que había que hacer una secuela, que al final será una saga en cinco entregas.

Y Eddie Redmayne, el ganador de un Óscar, regresa como Newt Scamander a la gran pantalla. Este tímido mago zoólogo, que destapó a Grindelwald y ayudó a su captura, regresa a Reino Unido. En el sótano mágico de su casa sigue ocupándose con mimo de numerosas criaturas animales mientras echa de menos a la bruja Tina Goldstein (Katherine Waterston).

Pero poco tiempo tendrá para lamentarse por el amor perdido, pues el profesor Dumbledore (Jude Law) aparece en Londres. El que después será el mentor de Harry Potter le informa de la huida de Grindelwald y además se ofrece a ayudarle.

El mago zoólogo, quien tiene prohibido viajar, duda, pero tan sólo hace falta un pequeño empujón de Queennie, la hermana de Tina, (una deliciosa Alison Sudol) y su compañero Jacob (Dan Fogler), para que se marche a París, donde espera encontrar a Tina, pero con quien se encontrará es con Grindelwald y sus seguidores, que quieren comenzar una revolución. Su objetivo es que los magos dominen a los «muggel», las personas que no tienen poderes mágicos.

Y para lograrlo Grindelwald no se detiene ante nada y está dispuesto a eliminar hasta a su amigo Dumbledore.

Rowling y Yates han creado una historia increíblemente compleja. Todo aquel que desconozca el universo de Harry Potter, no lo tendrá fácil en esta película, pues para tener un panorama de los muchos personajes y sus acciones vendría bien estar enterado del mundo del joven mago.

Con esos conocimientos previos y una cierta afinidad al mundo de la magia, resulta un gran placer cómo Rowling sigue ampliando su universo mágico y va entrelazando elementos en la ficción.

Los fans se alegrarán de hacer una excursión a Hogwarts, la escuela de magia en los libros de Harry Potter. Al igual que sucedía en las películas del joven mago, todo está pensado y planeado. Así, en la primera entrega se pudo ver a la bruja Leta Lestrange (Zoë Kravitz) en apenas una única imagen, pero que Scamander trajo consigo.

Tras un inicio con mucha acción, la película deja pasar tiempo, tal vez demasiado, hasta entrar bien en la historia. Pero la espera se verá recompensada: las escenas con las fantásticas criaturas animales o cuando se hace magia a lo grande convierten la cinta en espectacular, algo a lo que también contribuye la extraordinaria banda sonora de James Newton Howard.

Acerca del protagonista Redmayne poco hay que añadir, pero la gran sorpresa es Alison Sudol, que despliega su talento para la comedia y proporciona así más de alguna sonrisa. Además de Jude Law, siempre con ese toque desenfadado, en esta secuela brilla sobre todo Johnny Depp, que da lustre a su siniestro personaje. Depp estuvo presente en la primera parte, pero gran parte del tiempo tenía el aspecto de Colin Farrell. Tan sólo al final de la película se desveló que Percival Graves (Farrell), del Ministerio para la Magia de Estados Unidos, en realidad Grindelwald (Depp).

Y casi se queda en una breve aparición, pues Amber Heard, ex mujer de Depp, lo denunció por violencia doméstica y los fans pidieron en las redes sociales que otro actor asumiese su papel.

Sin embargo, Rowling y Co. se mantuvieron firmes con su elección de Depp. La autora defendió su decisión en su web. Desde el punto de vista exclusivamente artístico, la decisión es correcta, pues Depp, que tal vez no vaya a formar parte de la próxima entrega de «Piratas del Caribe», es ideal para encarnar al mago villano.

Las ambiciones de Grindelwald, además, tienen una lectura crítica con la sociedad actual. Alienta entre los magos el miedo a los que no tienen poderes mágicos. Sostiene que no quiere nada malo para ellos, pero que para él tienen prioridad los intereses de los magos, y quien no está con él está contra él, unas máximas que a más de un espectador le resultaran conocidas.

Con la segunda de las cinco entregas previstas de esta saga, el director Yates y la escritora Rowling han superado a la primera. «Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald» es una monumental y fantástica epopeya con mucha fantasía que consigue presentar una historia tan interesante como sofisticada. Para los espectadores más jóvenes (la cinta se permite a niños a partir 12 años), puede ser algo sombría y oscura, pero el resto de fans de Potter verán en ella un gran derroche de fantasía.

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