Una vida entregada a la cultura

Carlos René García Escobar
Antropólogo y Escritor

Fue a finales de los años 80 cuando apareció en nuestros cubículos del Centro de Estudios Folklóricos de la Universidad de San Carlos de Guatemala la alta y afable figura de Luis Ortiz, auscultando sobre las tradiciones populares de nuestro país, buscando también resquicios legendarios y costumbristas del municipio de Mixco. Inmediatamente entablamos, debido a las coincidencias de nuestros intereses intelectuales, la imperdurable amistad que nos tuvimos aún ahora que ya partió hacia lo ignoto. En ese entonces trabajaba como publicista en la agencia publicitaria McCann-Erikson.

A partir de aquellos días supo de mis actividades investigativas, a tal grado que me acompañó con entusiasmo en las relacionadas con las danzas tradicionales de Mixco y de su aldea Lo de Bran. Su entusiasmo era tal que pronto se convirtió en cofrade de la Virgen de Morenos y en bailador de las danzas tradicionales de tal municipio. Investigó, fue Principal y bailó por algunos años, en las danzas de moros y cristianos de la Villa de Mixco llamadas Carlomagno y Napoleón y en la otra, Danza de moros y cristianos, Mixco, La Reliquia.

Bailó como Rey Moro y también me acompañó como Negro Segundo, mientras yo bailaba, como siempre, el personaje del Décimo Vaquero en la danza tradicional de Seis Toritos de la aldea Lo de Bran de ese mismo municipio. Entonces colaboró conmigo en dos ensayos titulados precisamente, Danza de moros y cristianos La Reliquia, Mixco, y el otro, Danza de Moros y Cristianos “Carlomagno y Napoleón” de la aldea San José La Comunidad, Mixco, ambos en el capítulo III de mi libro Danzas de Moros y Cristianos El Español.

Fueron días de indagación profunda en el tema de las danzas tradicionales de Guatemala al grado que obtuvo algunos originales de las mismas, todos pertenecientes a Mixco, los que me obsequió para mis investigaciones y además, paleografió los libros de las cofradías mixqueñas. Incluso, me ayudó a investigar la historia de vida de don Felix Chanquín Pirir, residente en Las Charcas, ya fallecido, como autor de dichos manuscritos.

Para ese entonces, Luis Ortiz, nacido en Cobán, Alta Verapaz, en 1941 y residente en Mixco desde 1977, había sido miembro del Grupo Vértebra en los años iniciales de los 70, así como fundador de una de las primeras galerías de arte en la ciudad de Guatemala. En los años 90 me acompañaba como miembro y directivo de la Comunidad de Escritores de Guatemala y era Fundador de la Asociación Nacional de Casas de la Cultura de Guatemala, cofundador de las Casa de La Cultura de Mixco y fundador de la biblioteca que está en el parque central de Mixco. Recopilando objetos antiguos e históricos de ese municipio, luchaba, asimismo, para fundar el Museo de Mixco. Actualmente era miembro activo del Centro PEN Guatemala y fue entrevistado por mí para mi libro Vertebralidades cuya ilustración de portada es suya.

Escritor de palíndromas y libros de cuentos breves entre ellos Piraña R.I.P., Dos que tres cuentos, El muerto de hambre y El Piano. Cuentista finalista en Castilla-La Mancha, España en 2015, frente a 35 mil 609 cuentistas concursantes de 149 países. Artista, pintor (visual dicen ahora). Músico, compositor de melodías y sones guatemaltecos relacionados con Mixco. La Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala le había otorgado el diploma Emeritissimum en 1994, por su trayectoria en la cultura nacional. Recién falleció en Mixco el 2 de septiembre pasado.

Es decir, que de Luis Ortiz se puede decir con toda propiedad que era un hombre entregado a la promoción de la cultura guatemalteca de forma impoluta en un 100 por ciento. Bueno y noble amigo. Le embargaba un profundo respeto hacia las personas y coparticipaba en la búsqueda de las soluciones a las causas populares. Tanto, que conocía a la perfección la condición humana y la idiosincrasia de los guatemaltecos como lo demuestran sus cuentos ya publicados y estoy seguro, los que no llegó a publicar. Siempre le agradeceré haberme puesto de personaje de algunos de sus cuentos.

Así como siempre le deberé la realización de tres portadas de mis libros sobre antropología danzaria hoy agotados, como lo son Detrás de la Máscara, El Español, la primera edición del Atlas Danzario de Guatemala y la portada de la segunda de mis novelas titulada Ofensiva Final.

Su amistad fue siempre para mí, un honor y una muy agradable e inefable bendición.

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