Por Johannes Schmitt-Tegge
Nueva York
Agencia (dpa)
En algún momento, cuando la guitarra de Lenny Kravitz enmudece y el bajo funk se toma una pausa, uno se pregunta si realmente estamos en 2018. Así de clásicos son los arreglos y sonidos de su nuevo álbum «Raise Vibration», que sale a la venta el 7 de septiembre. Kravitz apuesta por aquello que mejor se le da: rock de la vieja escuela mezclado con glamour, soul y buen rollo.
El disco incluye títulos como «We Can Get It All Together» o «Raise Vibration», que da título a su undécimo trabajo. La guitarra distorsionada, la batería machacona y su voz rasgada recuerdan casi a Jimi Hendrix, al que Kravitz venera, igual que a los Rolling Stones, Bob Marley y John Lennon.
El cantante de 54 años, que ha conseguido librarse de la imagen de rockero sexy y despreocupado, emite con el single «It’s Enough» seguramente la declaración política más dura de su carrera. Al igual que cantaba Marvib Gaye con «What’s Going On?» en las épocas oscuras de la Guerra de Vietnam, Kravitz también quiere sacudir conciencias.
En el videoclip de la canción, de ocho minutos de duración, muestra ataques con armas químicas en Siria, violencia policial contra los negros, desfiles militares en Corea del Norte, además de imágenes de ganadería intensiva, contaminación medioambiental y refugiados.
«Basta de racismo. Basta de guerras. Basta de la destrucción del medio ambiente y de la codicia y la hipocresía de los jefes de Estado», explicó sobre el video y añadió que es necesaria una «mayor comprensión».
Pero aunque sus intenciones sean buenas, todo ello suena bastante ingenuo teniendo en cuenta que vivimos en un mundo cada vez más complejo y con unos conflictos tan profundos. Según el cantante, «todo el mundo» es «corrupto» pero, ¿deben por ello darse las manos terroristas, dictadores y empresarios avariciosos y llevarse bien con el resto del mundo?
También la balada de piano «Here To Love» suena algo naif cuando al final se suma el coro y parece que Kravitz quisiera reconciliar a los pueblos de la Tierra como hiciera en su día Michael Jackson en «We Are the World».
«Tenemos que unirnos todos porque somos una creación / Debemos unirnos a la lucha, juntos somos fuertes / Tenemos que hacer lo correcto en cada situación / Amen las vidas de los demás como la suya propia», canta.
Lo mismo ocurre con la oscura «Who Really Are The Monsters» en la que Kravitz denuncia que todo gire siempre en torno al dinero, la fama, el poder y el juego. «La guerra no va a acabar hasta que no dejemos de lanzar bombas» canta. No son grandes conclusiones. Tampoco su llamada a comunicarnos entre nosotros de una vez solucionará las crisis globales del futuro.
Las letras del rockero nunca fueron especialmente sutiles o profundas: hablaba de echar a volar («Fly Away»), de aguantar («It Ain’t Over ‘Til It’s Over») o de cómo el amor puede dominar el mundo («Let Love Rule»). Todo ello se podía pasar por alto por sus crujientes riffs y el sonido completo por el que sus fans lo adoran. Los puntos fuertes de «Raise Vibration» son aquellos en los que Kravitz se entrega completamente a sus instrumentos y toca algunos de los 12 títulos casi en lo que parecen jam sessions.
En esos momentos irradia energía. Con el alegre tema «Gold Dust» entran ganas de conducir por una carretera vacía mientras el sol se pone o de estar solo en un acantilado. Y quizá las buenas vibraciones, la positividad y el deseo algo ingenuo de que la humanidad tenga el control de sí misma en medio del caos son la única respuesta verdadera, al menos musicalmente.
Basta de racismo. Basta de guerras. Basta de la destrucción del medio ambiente y de la codicia y la hipocresía de los jefes de Estado.
Lenny Kravitz explicó sobre su video.