Por Tatiana Rodríguez
Miami
Agencia (dpa)
Nalgas, pechos y piernas voluptuosas moviéndose de lado a lado, pieles doradas y cabellos perfectos en medio de toques sensuales: en esto consistió durante mucho tiempo el aporte de las mujeres al reguetón.
Sin embargo, en los últimos años el resurgimiento femenino ha permitido darles a ellas un espacio y una voz para dejar de ser simples objetos y convertirse en los sujetos de sus propias letras.
No es nuevo que en una sociedad comúnmente machista, en la que el hombre juega un papel predominante y la mujer es sexualizada, la entrada de las féminas al reguetón haya tomado un buen tiempo.
La legendaria puertorriqueña Ivy Queen, actualmente con 46 años, sabe eso muy bien. Ella abrió paso hace más de dos décadas y contra la corriente para dejar un camino trazado a recientes estrellas como Anitta, Natti Natasha, Karol G, Becky G e incluso la española Brisa Fenoy, el grupo argentino Chocolate Remix y Miss Bolivia.
«Eso no quiere decir que pa’ la cama voy», fue una de las frases más cantadas por los seguidores de Ivy Queen, quien a lo largo de su carrera ha insistido en las dificultades que atravesó al ser discriminada por su tono de voz y sus rasgos masculinos.
«Yo no vine a vender nalgas, ni mi cuerpo, vine a cantar y a dejar un mensaje. A pesar de que yo entré en esta industria siendo una adolescente y me he convertido en una mujer en el camino siempre he hecho un trabajo digno con una línea de respeto con los varones para recibir lo mismo de ellos», dijo Queen recientemente.
Tras una pausa de siete años en su carrera (2010-2017), en la que se casó y fue madre, «La Diva» regresó el año pasado a un género urbano lleno de mujeres que como ella lograron abrir los micrófonos y el mercado a su favor.
Para la psicóloga Andrea Rubio, de la Universidad de San Pablo, la llegada «explosiva» de las mujeres al reguetón «es un reflejo de la actualidad mundial».
«Todos los movimientos feministas que van en contra de la desigualdad, el acoso y el abuso sexual le han dado en los últimos 12 meses un protagonismo nunca antes visto a la mujer sin que desaparezcan lógicamente esas problemáticas», explicó a dpa.
Sin embargo, la experta considera que más allá «de abrir mecanismos de denuncia y confianza para expresarse», los movimientos como #MeToo y #Time’sUp (que nacieron tras las acusaciones de acoso sexual contra el productor de cine Harvey Weinstein) generan sentimientos de solidaridad y empoderamiento femeninos».
Desde los inicios del reguetón hace casi 30 años, cuando el panameño conocido como «El General» popularizó a escala mundial el pegadizo ritmo, las interpretaciones estaban concentradas en necesidades y satisfacciones masculinas.
Una década después vino la ola puertorriqueña del reguetón. La isla vio nacer estrellas masculinas como Daddy Yankee, Nicky Jam, Tito El Bambino, Don Omar y Tego Calderón, y entre ellas la única mujer que sobresalió fue Queen, que ya daba puntadas de fuerza y carácter femeninos.
No obstante, el más reciente boom del reguetón, que se dió el año pasado con «Despacito» de Yankee y Luis Fonsi, sumado a la apertura feminista mundial, fue lo que permitió la llegada con fuerza de artistas femeninas al género urbano más escuchado del planeta.
«A mí me gusta cuando baja downtown/le pido que se quede allá envicia’o», cantó la brasileña Anitta en colaboración con el colombiano J Balvin en un tema que dejó claro que quien ponía las reglas era ella: «En las noches soy yo la que define todo lo que va a pasar, a mí no me tienes que mandar (Downtown)».
Para el fenómeno brasileño de 25 años, que comenzó cantando Funk en su país y hace dos años entró al mercado en español con reguetón, «era raro ver que no había mujeres cantando con éxito esos géneros». «Hago música osada para liberar a las mujeres», dijo Anitta -nacida en Río de Janeiro como Larissa de Macedo Machado- en una entrevista con el diario «Publímetro» de México.
Por el mismo camino apareció la canción «Lo Malo», una adaptación que Fenoy hizo en español de la original «Bad boy», compuesta por los británicos Morgan y Will Sins, con la que España fue este año al Festival de la Canción de Eurovisión y se llevó el tercer lugar.
«Quiero feminizar el reguetón», declaró la española. «Enviar a los jóvenes un mensaje poderoso a favor de la mujer, a favor de lo bueno, a favor de nuestra autonomía, en contra de lo que muchas de las canciones de este género proponen», escribió en Instagram.
Finalmente, Chocolate Remix, que se autodefine como una banda de reguetón lésbico, ha logrado superar desde Argentina las pretensiones feministas y de tipo social planteadas antes con letras que satirizan el machismo y rompen los tabúes del placer femenino.