Por Johannes Schmitt-Tegge
Nueva York
Agencia (dpa)
Reina del pop, sex symbol, provocadora, fuerte… Madonna lleva décadas escribiendo sus propias reglas en la industria musical. El 16 de agosto cumple 60 años convertida en leyenda, y lo hace tras haber vivido un año en Lisboa para que su hijo pudiera ir a una buena escuela de fútbol profesional.
La vida de Madonna Louise Ciccone es todo menos típica. En su mundo de pop melódico, música dance y electro-erotismo es una especie de adolescente adulta o mujer infantil que ha conseguido dictar por sí misma las reglas en su carrera. Está considerada la primera mujer estrella del pop que consigue mantener por completo el control sobre su música y su imagen.
La música pop en Estados Unidos era un mundo dominado por los hombres cuando una chica rubia de un suburbio de Detroit, Michigan, consiguió el primer «hit». En 1982, «Everybody» aterrizó en el primer puesto de las listas de éxitos. Los singles que siguieron a continuación, «Holiday» y «Like a Virgin», hoy son clásicos del pop. La irónica «Material Girl» ya indicaba que las mujeres fuertes y seguras de sí mismas serían el «leitmotiv» de su carrera. Actualmente, los hombres siguen dominando el mercado, pero Madonna abrió una gran brecha.
En sus videoclips aparecía estilosa y sexy y se desnudó para «Playboy» y «Penthouse» sin que su reputación de mujer poderosa se viera afectada por ello. Las chicas jóvenes copiaban su «look». Y cuando Madonna se convirtió en fundadora de la compañía discográfica Maverick, perteneciente al grupo Warner Music, con un contrato de 60 millones de dólares (52 millones de euros), demostró que vale tanto como mujer de negocios que como sobre los escenarios. El Salón de la Fama del Rock and Roll describe a Madonna como una «mujer completamente liberada que vive la vida siguiendo sus propias reglas».
En esa descripción encaja también el hecho de que Madonna vivió de manera muy independiente en sus (no muy duraderos) matrimonios con el actor estadounidense Sean Penn y después con el director de cine británico Guy Ritchie. Cuando trabajó en proyectos con músicos como Justin Timberlake, Pharrell Williams y Kanye West también llevó siempre las riendas. También se impuso en la lucha por sus hijos adoptivos David Banda y Mercy James de Malawi y a comienzos de 2017 adoptó a las gemelas Estere y Stella. Sumando a sus dos hijos biológicos, Rocco y Lourdes, Madonna es una orgullosa madre soltera de seis niños.
También resulta llamativo que además de esta familia numerosa y sus 13 álbumes (especialmente exitosos fueron «MDNA», «Ray of Light» y «Hard Candy»), Madonna haya actuado en una veintena de películas. «Evita» (1996) y las comedias «Desperately Seeking Susan» (1985) «Who’s That Girl» (1987) no pueden equipararse con su música. Sin embargo, sus interpretaciones la acercaron un poco más a su ídolo Marilyn Monroe, a la que imitó en la portada de la revista «Vanity Fair» en 1991.
Después de toda esta locura, tras 335 millones de discos vendidos, siete Grammys y algunas actuaciones conflictivas, ya no es posible imaginarse el Olimpo del pop sin Madonna. Una influencia quizá sólo comparable a los Beatles, Elvis Presley y Michael Jackson, todos ellos hombres. En marzo de 2015, el Libro Guiness de los Récords la incluyó como la música con más discos vendidos a nivel mundial. Es posible que Mariah Carey, Celine Dion, Whitney Houston o Beyoncé se alimenten de su carisma.
Pero incluso para Madonna, que recientemente posaba para la edición italiana de «Vogue» vestida de negro y recostada sobre la hierba, algunas cosas del día a día son absolutamente normales. En su mudanza a Europa tuvo que decirse entre Turín, Barcelona y Lisboa. El motivo: las tres ciudades tienen academias de fútbol. Fue la decisión de un hijo futbolero y una mamá futbolera. Y si su hijo se convierte en el próximo Cristiano Ronaldo, sería simplemente la «guinda del pastel».