Por Lisa Forster
Amberes
Agencia (dpa)

El festival es tan popular que las 400 mil entradas se agotan cada año en solo un segundo: Tomorrowland es uno de los mayores eventos del mundo para los fans de la música electrónica dance, y tiene lugar en la pequeña Bélgica. Mañana comienza el espectáculo cerca de Amberes y una vez más mostrará el gran negocio en el que se ha convertido este tipo de música.

Además de más de mil DJ, los visitantes, en su mayoría jóvenes, podrán disfrutar de espectáculos de acróbatas de circo, lluvias de confeti, gogós, comida gourmet, enormes dragones que escupen humo y barracas de feria.

Entre los DJ invitados habrá muchos europeos, que en la actualidad están rompiendo con la habitual «dominancia angloamericana», dice el experto en estudios culturales Thomas Hecken, de la Universidad de Siegen, en Alemania.

EDM es la abreviatura de «Electronic Dance Music» y describe una variante de la música electrónica especialmente exitosa en términos comerciales: se trata de canciones melódicas y muy bailables con ritmos sencillos. Entre sus representantes más populares se encuentra el francés David Guetta, que actúa todos los años en Tomorrowland, y el alemán Robin Schulz, que también estará este año en el festival.

Repasando las actuaciones del año pasado a uno le llama la atención que nadie es capaz de quedarse quieto. Los irresistibles «beats» al ritmo 4/4 empujan a los cientos de miles de personas a elevar los brazos al cielo.

«La EDM permite escuchar melodías y armonías muy sencillas porque gracias a los ritmos exactos y los sonidos digitales y estériles no parecen demasiado tradicionales, aunque cuenten con un elevado factor ‘kitsch'», explica Hecken. «Por otro lado la EDM funciona bien como melodía de acompañamiento, para crear un ambiente disperso con música bailable y de fiesta que se percibe de forma intensa y corporal».

Los fans quieren bailar y festejar, pero Tomorrowland es desde hace tiempo mucho más que música. Para los organizadores y los DJ, es un gran negocio. En Tomorrowland las entradas más caras cuestan 445 euros (unos 522 dólares) y una entrada sencilla, 94 euros. Los organizadores no dicen cuánto se llevan los DJ y artistas como Solomun o Robin Schulz tampoco se pronuncian al respecto.

Pero Ethan Baer, el director de EDM.com, un blog estadounidense de música electrónica dance, que trabaja regularmente con organizadores y DJ, aporta algunos datos: «Por supuesto los honorarios difieren mucho, pero podemos afirmar definitivamente que los DJ famosos al menos reciben una cantidad de cinco cifras por actuación, a veces incluso de seis». Y muchos DJ tienen cientos de actuaciones al año.

La EDM cuenta con un elevado capital económico, según confirma Hecken. Esto se debe a además de su popularidad, a que es un género que se produce con un bajo coste. Aunque con los DJ más famosos se invierten grandes cantidades en publicidad, estas siguen siendo más bajas que en el caso de estrellas del pop como Rihanna.

La industria de la música electrónica dance se sigue expandiendo, dice Baer. «Pero esto también significa que los grandes nombres se toman la libertad de exigir más, unos costes que se trasladan a los consumidores».

Que Tomorrowland se encuentre entre los mayores organizadores de esta rama es según Baer un «hito» en lo que se refiere a los festivales de música electrónica y algo «muy respetado en el sector». Pero no todos se beneficiarán de la oleada de gente que llegará el viernes al recinto ferial de De Schorre, al sur de Amberes, para asistir al festival que se celebrará en dos fines de semana seguidos.

«La gran parte del crecimiento de la música electrónica dance corresponde a las principales actuaciones y clubes», dice Baer. «Para la mayoría de los artistas no cambia nada». Con toda la música que se publica diariamente es más difícil alcanzar la fama. «Al fin y al cabo hay una concentración de poder y dinero en la cima del sector, y esta siempre estará ahí».

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