Por Thomas Bremser
Berlín
Agencia (dpa)
A lo largo de su carrera primero se mostró dulce, después sexy, y ahora más segura de sí misma que nunca: la ex estrella adolescente Christina Aguilera vuelve tras una larga pausa musical con «Liberation». En el álbum que se publica este viernes, la ganadora de varios Grammy se libera de las ataduras musicales y personales.
La estadounidense comenzó su carrera en 1993 en el programa de Dysney Channel «Mickey Mouse Club». Entonces, con solo 13 años, lo presentaba junto a Britney Spears o Justin Timberlake. Los tres lanzaron después su carrera mundial. Aguilera empezó -al igual que Spears- como una niña buena del pop y lanzó en 1999 «Genie In A Bottle», que se convirtió en un auténtico hit.
Pero la imagen de adolescente no le gustaba a la neoyorquina, de modo que se separó de su manager y lanzó una imagen mucho más atrevida con la canción de «Moulin Rouge» «Lady Marmalade» y su álbum «Stripped». Aguilera disfrutaba mucho más de la actitud osada, posó en varias ocasiones semidesnuda y besó en la gala de los MTV Video Music Awards de 2003 a Madonna y Britney Spears. Un escándalo en un Estados Unidos sumamente pudoroso.
Sin embargo, Aguilera seguía sin ser realmente feliz. «Era una época bastante dominada por el pop y entre bambalinas te trataban como a una muñeca», contó recientemente la cantante, de 37 años. «Se trataba de ver qué paquete podía vender mejor la marca. Me volvía a encontrar en un lugar lleno de normas y no podría extraer mi potencial».
Pero ahora todo ha cambiado: tras varias incursiones en el mundo de la actuación («Burlesque»), el nacimiento de sus dos hijos y una pausa de seis años, Aguilera se siente más segura. Este álbum es una liberación para ella, también de las convenciones musicales, siguiendo el lema: hago lo que me gusta, no lo que está de moda.
Símbolo de ello son canciones como «Twice» y «Accelerate», unidas por una pieza musical intermedia de un minuto. En la primera, la potente voz de Aguilera se escucha en primer plano acompañada por un piano. Muchos dirán que es algo típico de Aguilera, la diva de las baladas. Después en el interludio a capela envía un claro mensaje: «Ya no necesito esto».
Le sigue «Accelerate», la canción más experimental de la artista, con toques de hip hop, funk y ritmos discotequeros.
Aunque al final del disco aparecen otras dos baladas de amor, «Masochist» y «Unless it’s with you», en «Liberation» suena en general música variada, con influencias del hip hop, el soul, el R’n’B, el reggae y el rock. Una decisión propia, según Aguilera.
En su octavo álbum de estudio, Aguilera trata de volver a sus raíces. «Estaba estancada, hacia las cosas desmotivada y como si estuviera dormida», dijo a través de su discográfica.
En «María», el segundo nombre de Aguilera, explica que quiere volver a ser una chica inocente. Una que haga música y no sea parte de un negocio. Menos Christina, más María. «(Era) una joven en un mundo de hombres adultos que en secreto tienen unos motivos muy diferentes y no podía decir nada en los aspectos creativos, me aislaron mucho», explica.