Por Gabriela Mayer
Buenos Aires
Agencia (dpa)
La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires cerró anoche sus puertas en la capital argentina con una convocatoria de 1 millón 180 mil visitantes, en una movida 44 edición en la que también cobraron visibilidad diversos reclamos y debates.
Pocas horas antes de bajar el telón, los organizadores estimaron ayer en conferencia de prensa una baja de un uno por ciento de público, que atribuyeron al contexto económico y las precipitaciones que acompañaron buena parte de este capítulo de la cita cultural y editorial.
«Cuando uno ha conquistado un número que está en 1,2 millones de visitantes, inevitablemente tiene sobre eso unas fluctuaciones que la mayoría de las veces son externas a lo que la feria haga. Por ejemplo este año continuas lluvias y también un momento político, económico, de cierta incertidumbre, que ha gravitado mucho en los últimos días», explicó el director de la feria Oche Califa.
Pese a este ligero descenso, destacó que la de Buenos Aires es una feria afianzada con 44 años de historia y «la de mayor concurrencia que tiene América Latina y lo seguirá siendo».
El acontecimiento cultural, en el que se destacó Montevideo como invitada de honor, partió con una agitada inauguración el 26 de abril. Una sorpresiva protesta de estudiantes y docentes de profesorados porteños les impidió dar sus discursos al ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro, y al de la nación, Pablo Avelluto.
La inusual apertura tuvo además como protagonista a Claudia Piñeiro, quien reivindicó el rol del escritor como intelectual. La autora de «Las viudas de los jueves», apenas la cuarta mujer en pronunciar el discurso inaugural, se manifestó además contra la invisibilización de las escritoras y levantó el pañuelo verde de respaldo al proyecto para la legalización del aborto, actualmente en debate parlamentario.
En un primer fin de semana largo de alto voltaje literario, se destacó la presencia de figuras como el premio Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa, los estadounidenses Paul Auster y Richard Ford, la francesa Yasmina Reza y el español Arturo Pérez-Reverte.
En los días siguientes, la feria recibió a otro Nobel, el sudafricano John Maxwell Coetzee, y a la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff, quien reclamó por la libertad de su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva. En cambio, el ex jefe de Estado uruguayo José «Pepe» Mujica finalmente no pudo asistir. También pasaron por La Rural, entre otros nombres relevantes, los mexicanos Juan Villoro y Jorge Volpi y los argentinos Laura Alcoba, Leila Guerriero y Eduardo Sacheri.
En otro hecho que también tuvo resonancia, la entidad organizadora de la feria, la Fundación El Libro, canceló la proyección de un documental tras recibir una carta de organismos de derechos humanos. «Será venganza», de Andrés Paternostro, cuestiona los procesos judiciales contra represores de la última dictadura militar (1976-1983).
«Resulta evidente que muchas de las afirmaciones contenidas están claramente fuera del acuerdo que la sociedad argentina refrendó dolorosamente en el ‘Nunca más’, informe final de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (Conadep)», explicó la Fundación El Libro.
Y poco antes del Mundial de Rusia, la bibliografía sobre el fútbol se desplegó en los títulos y géneros más diversos, al igual que abundaron los textos dedicados a los lectores más jóvenes en los 45.500 metros de exposición en nueve pabellones y con 477 expositores totales.
Además, tanto las autoridades de la feria como Montevideo trazaron un balance ampliamente positivo de la participación en esta fiesta de las letras de la capital uruguaya, que organizó 112 actos.