Por Sofía Benavides
Berlín
Agencia (dpa)

Dos valiosas reliquias prehispánicas de la cultura olmeca extraídas ilegalmente hace años de un sitio arqueológico en México fueron oficialmente devueltas ayer al Gobierno mexicano en una ceremonia celebrada en Múnich, en el sur de Alemania.

Se trata de dos bustos de madera procedentes de El Manatí, en el estado mexicano de Veracruz (este), y que datan de aproximadamente el año 1.200 antes de Cristo.

María Villarreal, representante del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH), manifestó que la devolución es un evento muy importante para su país, ya que culmina de forma exitosa un litigio de casi diez años.

«En 2010 comenzamos una serie de gestiones para recuperar ese patrimonio, y en 2015 el tribunal número uno de Múnich falló a favor de México ordenando la restitución», explicó Villarreal en entrevista telefónica con dpa.

«Esta recuperación es muy significativa porque la cultura olmeca es una de las primeras civilizaciones del México Antiguo. Y, en particular, estas esculturas son muy importantes por su singularidad: sólo existen otras 13 piezas con las mismas características», detalló.

El recorrido que las piezas hicieron desde El Manatí hasta el Museo Arqueológico de Múnich (Archäologische Staatssammlung München), donde estaban en custodia, comenzó en algún momento todavía impreciso de finales de la década de 1980 e involucró a un coleccionista y tratante de obras de arte procedente de Costa Rica.

«No sabemos si fue él quien ordenó su extracción en México, a finales de los 80, pero sí sabemos que las dos piezas eran parte de la colección de arte precolombino que poseía y que fue trasladando por varios países de Europa hasta terminar en Alemania», añadió Villarreal.

En 2008, la Policía alemana decomisó la citada colección, que consistía de unas mil piezas, y tras el proceso judicial contra el coleccionista la Justicia alemana finalmente ordenó la restitución de los objetos pertenecientes a México. Las demás fueron devueltas al coleccionista.

En su época, los dos bustos fueron enterrados durante un ritual muy cuidadoso, envueltos en unas fibras parecidas al tul y acompañados de hachas, cuchillos de piedras y recipientes de madera.

Expertos mexicanos creen que las 15 piezas habían sido enterradas juntas, y que las dos devueltas hoy fueron robadas un poco antes de la excavación en la que se hallaron las 13 restantes.

En 2010, antes de comenzar las gestiones judiciales para recuperar este tesoro arqueológico, México comisionó a dos especialistas para que viajaran a Múnich a analizar las piezas, porque se sabía que entre el 25 y el 30 de la colección estaba formada por piezas manufacturadas recientemente, y por tanto, no auténticas.

Las peculiares reliquias regresarán a México esta misma semana y, de acuerdo con Villarreal, primero serán estabilizadas y luego restauradas. «Nuestro objetivo es que se expongan en el Museo Nacional de Antropología para presentárselas al pueblo mexicano», concluyó.

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