Por Sonia Aguilar
Ciudad Juárez
Agencia (dpa)

Cada día numerosas personas visitan una pequeña estatua de la Virgen María para ofrecerle flores, danzas y rezos. Se trata de la «Virgen que llora», una imagen de yeso que supuestamente derrama lágrimas y que ha conmocionado a los católicos de Ciudad Juárez, en el norte de México.

«La virgen llora en momentos, se ríe, cierra los ojos, es según la fe que cada quien tiene», dijo a dpa Rosa Ramírez Aguilera, la propietaria de la estatua de 60 centímetros que desde finales de enero empezó, según aseguran los testigos, a derramar lágrimas.

La mujer, de 54 años, padece de cáncer cervicouterino y asegura que para ella este suceso es una «señal» de que debe «tener más fe» para seguir luchando contra el mal que la aqueja.

La Iglesia católica, sin embargo, ha llamado a la calma a sus feligreses y toma distancia del supuesto fenómeno.

«La Iglesia es tremendamente reticente a estos eventos, y yo ratifico lo que el obispo ha dicho: hay que tener cuidado de no caer en fanatismo. La Iglesia niega que esto esté ocurriendo», dijo a dpa el portavoz de la Diócesis de Ciudad Juárez, Hesiquio Trevizo.

El sacerdote afirma que en estas situaciones la gente suele dejar crecer su fervor y puede experimentar situaciones que en realidad no suceden.

«Hay muchas experiencias más serias de mayor impacto y que no se aceptan. De entrada no damos crédito a eso», afirmó, para luego puntualizar que, al estar la imagen en un domicilio particular, la Iglesia no tiene manera de interferir en el asunto.

A través de las redes sociales corrió el rumor de las supuestas manifestaciones de la imagen que representa a la Virgen de Guadalupe, lo cual ha provocado que miles de personas acudan al domicilio de Ramírez para llevar peticiones, enfermos y ofrendas.

«Venimos a buscar sanación para mi mamá, ella tiene mucho dolor en sus piernas y no camina», comentó César Ramírez, que llevaba a su madre en silla de ruedas, víctima de una embolia desde hace diez años.

Desde hace varios días las filas para ingresar al domicilio son permanentes. En pequeños grupos los fieles pasan a ver la imagen, a la que fotografían, acarician y cantan.

El escepticismo de las autoridades religiosas no ha frenado a los creyentes. Las ofrendas y las flores se mezclan con grupos de danza de matachines -hombres con vestimentas coloridas- que se presentan para hacer proclamas ante la imagen de yeso blanco.

«Yo creo que esta es una reacción de la Virgen a la fe y el fervor que sentimos por ella», manifestó Liz García, una joven de 18 años, miembro del grupo de Danza Apache San Martín Caballero.

El caso ha repercutido no sólo en los habitantes de Ciudad Juárez, situada en la frontera con Estados Unidos, sino también en creyentes de ciudades aledañas que llegan a ver a la «Virgen que llora». La casa de Ramírez ha sido visitada incluso por personas de la vecina ciudad de El Paso, en Texas.

 

Artículo anteriorActor Ian McKellen regresa a las tablas de West End londinense
Artículo siguienteBrasil olvida sus problemas y baila en fiestas de carnaval