Por Mario Roque Cayoja
La Paz
Agencia (dpa)

La Feria de la Alasita estrenó hoy una nueva edición en la ciudad boliviana de La Paz, la primera tras ser distinguida con el título de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad que concede la Unesco.

Alasita (cómprame, en aymara) es un espacio aprovechado por los artesanos de las ciudades andinas de La Paz y El Alto que presentan sus diminutas obras cada 24 de enero por dos semanas. Además se adora en esta celebración al Ekeko, el dios de la abundancia para los aymaras, una de 36 culturas que conforman el Estado Plurinacional de Bolivia.

«La Alasita es una feria donde los sueños se hacen realidad. Las solteras compran diminutos gallos para casarse, y se cumple. Yo compré en 2005 y en pocos meses terminé casada. Otros compran casas, vehículos y muchos dólares para que se cumplan sus deseos», relató a dpa Carla, que ya es madre de dos hijas de nueve y cuatro años.

Tras su decisión, el pasado 6 de diciembre en la surcoreana Jeju, la Unesco recomendó al Gobierno boliviano «asumir el compromiso de cuidar, salvaguardar y proteger la esencia de la manifestación cultural de la Feria de la Alasita para evitar su extinción».

Alasita es una tradición de los paceños y la feria de la miniatura se remonta a antiguas tradiciones del pueblo aymara, que después de la colonia española se convirtieron en prácticas religiosas.

«Es una mezcla de sincretismo aymara al dios precolombino Ekeko, que lucía desnudo. Pero los españoles lo vistieron con ropa de los mestizos. Luego apareció luciendo diversidad de productos colgados a su cuello y pecho», recordó el historiador Fernando Cajías.

Según el experto, Alasita es una feria de deseos y aspiraciones donde uno compra una miniatura de lo que más le haga falta en el año.

La tradición manda comprar las miniaturas a mediodía de cada 24 de enero en el atrio de un templo católico y lo adquirido debe ser bendecido por un sacerdote católico o un yatiri (sacerdote aymara).

La mayoría adquiere diminutos billetes como bolivianos, dólares o euros. También se acostumbra obsequiar los billetitos a los seres más queridos para que no falten el resto del año en sus billeteras.

Además, en la feria se venden ediciones en miniatura de los principales diarios y revistas de La Paz y El Alto. Los llamados «periodiquitos» fueron declarados en 2012 por la UNESCO como «Memoria del Mundo».

La circulación de los diminutos diarios datan de unos 172 años, según el libro «Periodiquitos de Alasita», de Doris Butrón.

Los periódicos de Alasita fueron desde sus inicios pequeñas trincheras y símbolos de la libertad de expresión», destacó la historiadora Carmen Beatriz Loza tras la declaratoria de la Unesco.

«Página Siete» y «La Razón», diarios de La Paz, destacaron este año en sus diminutas ediciones (14 x 19 centímetros) las aspiraciones del presidente Evo Morales a una reelección indefinida y una estafa millonaria al estatal banco Unión, entre otros temas.

La sátira política es un género que predomina en el texto de los periodiquitos, acompañados de divertidos fotomontajes.

«Escribimos lo que no podemos en las ediciones diarias, ya sea por autocensura o para no perder el empleo. Me encantan estos periodiquitos», comentó una periodista que, por seguridad, pidió mantener el anonimato.

La feria de Alasita, con su millar de expositores, es visitada a diario para adquirir alimentos en diminutas bolsas, máscaras de danzas folklóricas, viviendas, títulos profesionales, pasaportes, terrenos, maquinaria industrial, diversos modelos de pequeños vehículos y una variedad de objetos hechos a mano por hábiles artesanos.

También en la apertura de la feria de Alasita se degustan dos platillos populares de la gastronomía de La Paz como el chairo (sopa de chuño que es papa deshidratada) y el plato paceño en base a queso, maíz y habas.

El ritual de comprar en Alasita se repite cada año hasta que el sueño se haga realidad.

 

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