Leonidas Letona Estrada
Escritor

La noche estaba helada, los pinos repetían sin cesar los quejidos del suave viento que inundaba el bosque, la niña Ali acompañada de su hermanito Mateo, su primito Thiago Matías y sus amiguitos, un conejito, un venado y una comadreja, todos husmeaban el bosque no sabiendo cómo salir de él.

Ya entraba la noche y el frío cada vez más intenso y los seis amiguitos se sostenían el estómago, ya que el hambre les apremiaba y no había forma de salir de aquel tupido encierro, tonos verdes por todos lados, pinos, cipreses, álamos que prácticamente los tenían encerrados, solo un caminito bordeaba la arboleda y ese caminito los llevó a un claro y allí se sentaron. De pronto la comadrejita saltó y avisó a sus amigos lo que había visto y con curiosidad se acercaron todos y era un pozo de agua clara y en él se reflejaba una cosita brillante en el fondo. Esa cosita brillante era una estrella que, a pesar del espesor del agua sus rayitos salían e iluminaban las caritas de los amigos que con hambre y con frío se acercaron al borde del pozo. Ali, que era la más grandecita les dijo: tengan cuidado, miren bien el camino así no nos perdemos y les sugirió lo siguiente:

–Si sacamos toda el agua nos quedaremos con la estrellita.

–No, dijeron sus acompañantes, esa estrella está allí para alumbrar a los pescaditos que nadan en la noche y les haríamos mucho daño al quedar en la oscuridad.

–Sí, dijo Ali, sigamos adelante ya que aún recibimos los reflejos de la estrellita y mientras vemos el cielo despejado veremos más estrellitas y nos conducirán hasta nuestra casita.

Siguieron su camino y cerquita encontraron el claro del bosque y quedaron maravillados de ver el cielo completamente estrellado y siguiendo el caminito los llevó hasta su casa, pero cuando estaban ahí escucharon el estallido de cohetes y notaron que el cielo estaba cruzado de canchinflines y estrellitas que muchos chiquillos agitaban en sus manitas.

–Miren, dijo Ali, el cielo hoy está más estrellado, más claro y más hermoso y hoy apareció una nueva estrella tan grande como la que vimos en el pozo de agua allá en el bosque.

–Es la misma estrella dijeron los amiguitos de Ali, nos está alumbrando como si fuera de día y nos está diciendo que ya llegamos a la casa.

Cuando entraron a ella fueron recibidos con mucha alegría por sus padres y muchos amigos que estaban alegres y se disponían a cenar tamales, chocolate y suficiente pan.

–Siéntense niños dijeron los mayores, hoy es Navidad y pensamos que se habían perdido en el bosque.

–No, dijo Ali, y contó que una estrella grande los iluminó desde el fondo de un pozo y los condujo hasta su casa.

–Fue la estrella de Navidad dijeron todos y se abrazaron gritando emocionados, ¡FELIZ NAVIDAD!

Empezó la música y la alegría fue más intensa porque todos se acercaron al “nacimiento” para rendir pleitesía al Niño Jesús que acababa de nacer para gloria y felicidad de la humanidad.

 

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