Por Liwy Grazioso

Cuando se escucha el nombre de Kaminaljuyú por lo general se piensa en la colonia residencial que está en la zona 7, en el Parque Arqueológico o en uno de los tantos sitios mayas que hay, pero son muy pocos los que saben que Kaminaljuyú encierra los orígenes de nuestra ciudad.

En la época precolombina Kaminaljuyú fue una gran metrópoli, un asentamiento humano verdaderamente cosmopolita en donde convergían personas de muchas partes con tradiciones, culturas y lenguas diferentes. Era un gran centro económico en donde podían encontrarse productos de todas partes de la región y de lugares distantes y a la vez confluían los adelantos más avanzados de su época en ciencias, artes y tecnología.

Con seguridad se puede afirmar que la antigua ciudad de Kaminaljuyú fue un referente para toda el área maya, un lugar del que todos habían escuchado hablar, que querían visitar y del que muy posiblemente tomaban ideas e innovaciones que allí se generaban.

Kaminaljuyú es una ciudad muy antigua, inicia alrededor del año 1,500 a.C. y con sus altas y bajas se mantuvo como una ciudad importante hasta finales del siglo IX de nuestra era. Aprovechando el valle fértil y los recursos de agua como el Lago Miraflores, alcanzó una extensión de 8 km2; realizaron una gran labor modificando el paisaje en el que construyeron grandes templos y plataformas, así como un sin número de edificaciones residenciales.

Los habitantes de Kaminaljuyú fueron grandes constructores e ingenieros, desarrollaron una serie de canales que les permitían llevar agua a kilómetros de distancia. Estos canales eran utilizados también como medio de comunicación y transporte lo que facilitaba el contacto con los pobladores de lugares vecinos de manera más eficiente.

Aún hoy podemos ver restos de esta maravillosa ciudad en la moderna capital de Guatemala. Existen montículos dispersos por las zonas 7 y 11 principalmente y el gran Montículo de la Culebra que se observa más claramente a lo largo del Boulevard Liberación. No fue fortuito que los españoles escogieran este valle para fundar la capital después de que tuvieron que trasladarse de la Antigua Guatemala, aquí encontraron un valle fértil con los recursos necesarios para desarrollar una gran ciudad y aprovecharon el montículo de la Culebra para colocar su acueducto de ladrillos, visible aún hoy y que se conoce como “Los Arcos” (zonas 13 y 14).

Estas construcciones son testigos de la importancia y la majestuosidad que tuvo la antigua ciudad de Kaminaljuyú, una verdadera metrópoli de su época.

Liwy Grazioso. Es directora del Museo Miraflores, licenciada en Arqueología. Es Presidente de la Asociación de Museos de Guatemala y del Consejo Internacional de Museos (ICOM-Gt/UNESCO)

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