Por JOCELYN NOVECK
NUEVA YORK
AGENCIA/AP
La actual modelo favorita de la diseñadora Diane von Fürstenberg es alta, como es de esperarse. De hecho mide más de 30 metros (más de 100 pies), y aunque con sus 225 toneladas no cabe exactamente en un vestido cruzado de DVF, sí tiene algunos accesorios emblemáticos: una tableta y, lo más importante, una antorcha.
El proyecto más reciente de Von Fürstenberg – parte de una redirección de su energía desde que entregó las riendas creativas de su compañía – es la Estatua de la Libertad. Más específicamente, un nuevo museo para satisfacer las necesidades de los más de cuatro millones de visitantes que acuden cada año a Liberty Island, pues la vasta mayoría no puede entrar a la estatua debido a la incrementada seguridad tras los ataques terroristas del 11 de septiembre. La meta es recaudar 100 millones de dólares para el proyecto, que abriría sus puertas en el 2019; Von Fürstenberg ya ha conseguido 74 millones en año y medio, según la Statue of Liberty-Ellis Island Foundation.
Pero la veterana diseñadora, que recientemente cumplió 70 años, dice que tuvo una petición cuando se apuntó como presidenta de la campaña de recaudación de fondos: «No me llamen presidenta. Denme el título de madrina temporal».
Es un título adecuado de múltiples maneras. Por un lado, «Diane realmente es una madrina de la moda», dice Steven Kolb, presidente y director ejecutivo del Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos (CFDA, por sus siglas en inglés), donde von Fürstenberg funge como presidenta de la junta directiva. En su papel – que asumió tras haber presidido la organización por cerca de una década – es una influencia y fuente de apoyo clave para diseñadores emergentes, dice Kolb.
Y mientras entra al más reciente acto de su carrera – hace un año le cedió la dirección creativa de su compañía al diseñador escocés Jonathan Saunders – se enfoca cada vez más en proyectos que promueven a las mujeres, como su premio anual DVF, ahora en su octavo año. También habla a menudo a grupos de mujeres y niñas y está en la junta de Vital Voices, una organización de liderazgo femenino.
En su papel en el CFDA, indica, le escribe a diseñadores antes de la Semana de la Moda para recordarles que eviten usar modelos que sean «demasiado delgadas y que claramente se están matando de hambre». Y la ostentosa ceremonia de los Premios CFDA que preside cada año tuvo una inclinación más política a principios de mes, cuando honró a tres mujeres por sus respectivos papeles en la Marcha de las Mujeres de enero en Washington: la autora y líder feminista Gloria Steinem, la directora de Planned Parenthood Cecile Richards, y la cantante y actriz Janelle Monae. «La moda es un reflejo de nuestro tiempo», explica. «La marcha de las mujeres fue algo muy grande, … realmente hubo un sentido de activismo. Así que era natural darles este premio».
La diseñadora se refiere a este momento de su vida y carrera como su «tercer acto».
«Siempre dije que la vida tiene tres momentos», dijo sentada en su oficina de Manhattan una tarde reciente. «Uno es el desarrollo, hasta como los 30 años. Uno es el disfrute, y entonces el tercero, la última temporada de tu vida, es de algún modo sobre realización».
Cuenta que se estuvo preparando para el hito de sus 70 años – que cumplió en la víspera de Año Nuevo – por cerca de un año en el que se preguntó: «¿Qué tipo de ciudadana de la tercera edad quiero ser? ¿Cómo me mantengo relevante?».
Lo que decidió, dijo, fue usar su voz para enfocarse en las mujeres, pero desde otra perspectiva.
«Toda mi vida fue sobre crear un producto, moda, algo que podían usar para ser las mujeres que querían ser, y ahora en mi tercer acto quiero usar mi voz para ayudar a las mujeres a ser las mujeres que quieren ser, pero desde adentro», dijo. «Porque no importa lo exitosas y ponderosas que sean. … A veces una se despierta en la mañana y se siente como una completa perdedora. Sé que a mí me sucede».
Cuando la Statue of Liberty-Ellis Island Foundation la llamó, von Furstenberg dijo que pensó: «Ay Dios mío, mi esposo se va a divorciar de mí si me uno a una junta directiva más». También afirma que no le gusta estar pidiéndole dinero a la gente. Pero entonces, como relató la semana pasada ante un grupo de invitados en un evento en Liberty Island, leyó la historia de la estatua y quedó fascinada.
En cuanto a la fundación, estaban buscando a «una mujer que hablara francés», bromea el presidente Stephen Briganti. Dijo que von Furstenberg, nacida en Bélgica, era también perfecta porque ella misma llegó a Estados Unidos en barco y al hacerlo vio la Estatua de la Libertad.
Von Furstenberg dijo que su nuevo proyecto también estaba inspirado en su difunta madre.
Como relata en sus memorias de 2014, «The Woman I Wanted to Be», la mamá de la diseñadora sirvió en la Resistencia en Bélgica durante la Segunda Guerra Mundial, fue arrestada en mayo de 1944 y enviada a Auschwitz. Fue una de las pocas personas que sobrevivieron – el campo de concentración fue liberado por los soviéticos en enero de 1945 – y cuando logró regresar a Bélgica escribió en un formulario que estaba «en excelente estado de salud» aun cuando, dice su hija, pesaba unos 23 kilos (50 libras).
«Mi madre siempre dijo que Dios la salvó para que pudiera darme a mí vida», dijo. «Y solía agregar, ‘Eres mi antorcha de libertad’. Así que esto es como el fin de un ciclo».