Por Jorge A. Ortega Gaytán.

“Zona Íntima”, es el área de diseño de sueños, amores, demonios, espantos, desamores y reclamos a la fragilidad de la existencia terrenal. Es el crisol de todo aquello que involucra el amor a la vida y sus circunstancias, pero sin la problemática del dolor y el sufrimiento que provoca el vivir con intensidad cada instante, disfrutando de lo simple de la vida, construyendo con palabras un mundo propio y seguro.

De eso trata la nueva entrega de Ligia García, en la cual nos permite a través de la lectura, entrar a esa zona de diseño y construcción, donde lo ordinario adquiere belleza, el dolor se transforma en caricias, el sufrimiento se proyecta hacia la felicidad, en cualquiera de sus grados de intensidad.

Observar, es un acto de exclusión de todo aquello que estorba y deforma la percepción de la realidad, este testimonio escrito y hecho libro de poesía, desnuda el andamiaje que sostiene la existencia de lo humano en forma integral (cuerpo, alma y mente) sensaciones, motivaciones, tentaciones y reproches del actuar en el diario vivir. Proyectos inconclusos, anhelos, desamores, el imperio de la muerte y deserciones en el acto de ser amado. En sí, el experimento de vivir y caminar hacia la muerte, lo cual lo afirma en un verso sencillo y atinado “… quizá no lo has notado, pero aquí no nos morimos de viejos.”

Vivir, cada instante con felicidad, es el reto que hace la escritora de “Zona Íntima”, reta a sus lectores a un acto de balance entre lo correcto y lo justo, entre lo legal y lo legítimo, entre tener la razón o ser feliz. Una dicotomía permanente, mientras experimentamos nuestro deambular entre lo real (si es que existe) y lo imaginario que genera nuestra mente y alma.

La constante en “Zona Íntima” es la soledad, que permite la germinación del placer de crear otro mundo y es de esta forma y, al estilo de un epitafio del romanticismo, resalta en un verso: “No todas las soledades son soledad” con él lanza la incógnita a los lectores ¿si conoce la soledad? Si la utiliza cómo placebo o es la materia prima de su felicidad. La soledad marca y sella el destino de muchos que toman un atajo para llegar a los brazos de la muerte, pero la soledad, desde la óptica de García & García tiene su encanto, provoca los sentidos y endosa el corazón en su totalidad, lo hace palpitar al ritmo de sus emociones, ilusiones, decepciones, ausencias y monotonía del vivir según las costumbres.

Amar, es lo medular de esta historia de vida hecha poesía. Pero el problema no es amar, sino ser amado en la intensidad y en el momento determinado, como bien dice la Biblia: “Para todo hay tiempo” hay tiempo para amar, hay tiempo para morir… en fin, en el centro del poemario encontramos la clave para ingresar a la Zona Íntima con el verso: “Quizás la parte más difícil de aprender a vivir, sea aprender a amar sin sufrir”

Aquí es donde la reflexión es necesaria y se justifica la existencia de la poesía, es imposible vivir a plenitud sin ella, debido a la fragilidad de nuestra existencia terrenal, es la poesía la que permite la sublimación del ser, exhibir a corazón abierto los sentimientos, desnudar las apariencias, eliminar los pretextos y excusas para amar y ser amado. Besar sin tiempo, acariciar el alma de la persona amada sin horario y calendario. En pocas palabras: ¡Vivir a plenitud! Pero esa posibilidad creo que solo está para los poetas, que dicen todo en pocas palabras y, que con ellas construyen otros mundos y universos para los mortales que nos deleitamos con su lectura, activando nuestra ilusión por un futuro promisorio, como el que describe la escritora: Ligia García & García nos transporta a un mundo construido con palabras, un mundo extraño para muchos, pero ¿acaso el amor no se hace con palabras? Las palabras le dan sentido y concepto a nuestra vida, nuestros nombres y su significado no es más que palabras, es a través de ellas que nos relacionamos y su ausencia nos aleja de los seres queridos.

El silencio que describe este libro es una sentencia radical: “El silencio lastima, pero la indiferencia mata”; es fácil de comprobar al verificar nuestro pasado. El silencio arruina nuestra alma, destruye nuestra capacidad de ser amado, corroe el anhelo de soñar despierto y nubla la razón de la existencia en el diario transitar hacia la muerte.

“Zona Íntima”, permite al lector una intromisión en la existencia de lo humano, y le permite el ingreso a la sublimación del ser a través de la poesía, única prueba de la existencia del ser humano, como lo afirma Luis Cardoza y Aragón.

“La poesía es la única prueba de la existencia del hombre”.
-Luis Cardoza y Aragón-

Artículo anteriorImparten taller de gestión cultural comunitaria
Artículo siguienteRadwanska derrota a Konta y conquista su segundo título en Pekín