Por Salazar Ochoa
Siempre he sido reacio a las exposiciones vinculadas al arte contemporáneo y cuestiones por el estilo, generalmente percibo un fuerte perfume esnob en ese ambiente que me hace querer huir o por lo menos distanciarme, sin embargo recibí una invitación muy amable, esta vez no se trataba de una inauguración sino más bien de un encuentro con el artista y su obra, así que se me hizo difícil decir que no.
Allí estaba caminando ese mediodía tomando un ligero respiro de la sala de redacción rumbo al lugar convenido, los audífonos hacían rebotar At The Drive In contra mis orejas y mientras aceleraba el paso bajando sobre la 11 calle desde la segunda avenida (unos pocos metros me separaban de The 9.99 Gallery) un insolente Mercedes-Benz se montó sobre el paso cebra. Ojalá que mis ademanes de reproche le hicieran reflexionar sobre su terrible comportamiento al acaudalado maleducado (eso quiero pensar).
Conocer a Tepeu Choc se convirtió en una buena experiencia, nunca antes había conocido a un personaje vinculado con el arte que reuniera sus características. El tipo se ve muy tranquilo mientras Joss Pinto (mi anfitriona) me lo presenta, Tepeu habla seguro y despacio como quien tiene todo calculado. Empieza a describirme su obra y los procesos que esta conlleva (Tepeu no improvisa, la investigación es un elemento vital para él). Tepeu siempre busca dejar un registro del paso dado en cada proceso y no tiene ningún empacho en mostrar la materia prima que utiliza en sus exposiciones. La seguridad que Tepeu manifiesta al momento de ir explicando cada una de sus obras me convence de no estar frente a un farsante bien podría tratarse de un maestro de mate, incluso la función lubricante de la señorita Pinto y de José García (director de la galería que se sumó al ratito de mi llegada) empieza a parecerme prescindible pero claro, no quería mostrarme descortés y decirles que me dejaran a solas escuchando a Tepeu.
Mientras todos intentan explicarme cuestiones relacionadas al color, la línea, el movimiento y el espacio empiezo a pensar en lo importante que puede resultar en un niño que un muchacho de la talla de Tepeu le describa sus pensamientos creativos y el porqué de cada color. Los maestros de artes plásticas harían bien en echarse una chela o un café con él, quién sabe y ese intercambio hace que sean más efectivos a la hora de compartir y aprender junto a sus alumnos.
Al maestro Tepeu no le gusta dejar cabos sueltos, sus obras parecen muy precisas y esto se refleja en la meticulosidad de su discurso. Tepeu no es pretencioso y hasta raya en lo humilde. Me siento afortunado de haberlo escuchado, sé que no todos tendrán la oportunidad de hacerlo. Si les sirve de consuelo el miércoles 12 de octubre a las 10:30 a.m. habrá una visita guiada en la galería en donde se exhibe actualmente su obra (5ta avenida 11-16 zona 1 Edificio Passarelli, segundo nivel Centro Histórico ciudad de Guatemala). La exposición “Secciones & fragmentos” de Tepeu Choc permanecerá abierta hasta noviembre.
Salazar Ochoa (ciudad de Guatemala, 1985) Es editor del Suplemento Cultural del Diario La Hora, un tipo arrogante y sin escrúpulos. Miembro honorario del consejo editorial de la revista digital Barrancópolis