Por Fernando Mollinedo

En la entrega anterior se habló sobre la conquista española y cómo ésta introdujo usos y hábitos para el intercambio comercial interno y externo en la Guatemala colonial. Ahora se abordará la época posterior a la firma del Acta de Independencia y los cambios suscitados en la historia alrededor de la moneda en el país.

Época Independiente

La fabricación y/o acuñación de la moneda en Guatemala se produjo en 1821; las de un cuarto de real fueron consideradas de un valor muy alto; fue evidente la necesidad de crear alguna moneda de baja denominación, pues los “vueltos” se escribían en tablas de madera denominadas “tarjas” que los comerciantes después desconocían y evadieron su obligación de reintegrar el dinero faltante (especialmente en los mercados).

En Guatemala fue notoria la circulación de moneda mexicana de diferentes denominaciones durante la ocupación del ejército mexicano (1822-1823), pues la anexión a ese país la hizo parte de dicho territorio y sujeta a sus leyes; en el Estado de los Altos (Quetzaltenango) se acuñaron varias monedas circulantes que tuvieron como distintivo el busto de Agustín de Iturbide reconociéndolo como el soberano del Estado y de la capital.

Es interesante que la ciudad de Guatemala en el año 1822 haya acuñado una moneda del valor de 1 real, la cual en una de sus caras proclama sumisión a Iturbide, al que declara como su Primer Emperador, y en la otra cara de la moneda está la fecha de la anexión (26 de diciembre de 1822) con la leyenda “2º de la Independencia” lo cual puede considerarse e interpretar como una especie de burla.

Igual de interesante resulta conocer que en la fabricación de la moneda de proclamación de la Independencia en Quetzaltenango, aparece por primera vez la figura del legendario quetzal en pleno vuelo, que más tarde se transformó en el ave heráldica de Guatemala.

También, de acuerdo al criterio de Kurt Prober, de 1824 a 1847, en la Casa de la Moneda de Guatemala se acuñaron monedas de suma belleza, entre estas “el peso del arbolito”, las cuales tuvieron en su anverso una ceiba pentandra y la significativa leyenda “Libre, crezca fecundo” y en el reverso los cinco volcanes, expresión simbólica de los cinco Estados que integraron la Federación.

Con la disolución de la Federación Centroamericana cada uno de los países buscó su identidad plena en todas sus actividades y acuñaron su propia moneda; el 21 de marzo de 1847 Rafael Carrera firmó el Decreto por medio del cual quedó fundada definitivamente la República de Guatemala; dicha fundación fue conmemorada con la emisión de una moneda del valor de 1 real.

Con el objeto de paliar la escasez de plata para acuñar el nuevo numerario (hacer monedas) el gobierno fomentó de varias formas la explotación minera y apoyó la producción en las minas de Chiantla, Alotepeque y Baja Verapaz con lo cual, la Casa de la Moneda de Guatemala rehabilitó su prestigio cuyas monedas circularon hasta en Filipinas.

Vicente Cerna sucedió a Carrera en la presidencia, durante su gobierno hubo suficiente emisión de numerario; tal el caso de la moneda del valor de 50 centavos de 31 mm de diámetro y 12.5 gramos de peso, se hizo una tentativa de introducir el Sistema Métrico Decimal, con el propósito de adaptarlo a las monedas en circulación; se creó la nueva moneda de bronce del valor de 1 centavo, y en caso de fuera necesario, otra de 2 centavos también de bronce.

Por Acuerdo de fecha 21 de septiembre de 1870 se creó el Reglamento de las Acuñaciones donde se fijaron las proporciones en que debían fabricarse las monedas de oro y de plata de cada valor, previa audiencia que se dio al Consejo de Estado.

Con el triunfo de la revolución de 1871, el presidente J. Rufino Barrios ordenó que cesara la circulación de la moneda “macuquina” dando un plazo de 3 días para que fuera cambiada en la Casa de la Moneda por vales o moneda acuñada. El sistema monetario siguió basándose en la acuñación de monedas de oro y plata; se tuvo por costumbre poner inscripciones minúsculas y las iniciales de los grabadores en las monedas, signo inconfundible para reconocer las piezas falsas de las falsificadas visibles usualmente con potentes lupas o lentes.

Con la creación del Banco Nacional en el año 1874 se emitieron los primeros billetes de Guatemala, los cuales llevaron las efigies de J. Rufino Barrios y José María Samayoa (ministro de Hacienda y Fomento) en la denominación de 1 peso. La circulación de los mismos tuvo una duración de dos años, pues perdieron la garantía del Estado y su poder liberatorio al ser liquidado el Banco

En 1923 se estableció el Banco Central de Guatemala como entidad de capital mixto con facultades de emisor; para ese entonces el Ministerio de Hacienda contó con la asesoría del economista guatemalteco Enrique Martínez Sobral quien elaboró varias leyes, entre ellas la Ley Monetaria.

Fue el 24 de noviembre de 1924 cuando el general José María Orellana autorizó la reforma monetaria, por medio de la cual se creó el quetzal como nueva unidad monetaria o signo monetario (ligada al patrón oro y en paridad unitaria con el dólar estadounidense), además, se ordenó redimir los billetes de pesos que circulaban, a un cambio de sesenta pesos por un quetzal.

En 1927 se emitió papel moneda en las denominaciones de 1, 2, 5, 10 y 20 quetzales; también fueron elaborados billetes de 100 quetzales pero no salieron a circulación. La moneda de plata fue acuñada desde 1925 hasta 1964 con ley de .720 milésimos de plata.

Una de las consecuencias de la Revolución de Octubre de 1944 fue impulsar otra reforma monetaria; en el 1946 que incluyó el cierre del Banco Central de Guatemala, la emisión de la Ley de Bancos y la Ley Monetaria, la promulgación de la Ley Orgánica del Banco de Guatemala, que se constituyó como único banco emisor. El centavo de cobre se sustituyó en tamaño y en metal, utilizando aluminio.

En 1962 el Banco de Guatemala acuñó la moneda de “alpaca” en sustitución de la de plata y en 1998 conforme a la Ley de Especies Monetarias se acuñó en alpaca dorada la moneda con valor de un quetzal y de cincuenta centavos.

Los grabadores de moneda. Fueron las personas encargadas de diseñar los elementos artísticos que de forma conmemorativa representan en el anverso y reverso de las monedas la exaltación de los gobernantes por medio de efigies y/o alegorías a determinadas fechas o acontecimientos importantes en la vida de los pueblos. Fueron y son, artistas que con extraordinaria habilidad plasmaron en el espacio reducido de una moneda, billete o medalla tales acontecimientos.

En Guatemala, por aspectos políticos internos y externos, ocurrió la falta de moneda circulante, ante lo cual muchos propietarios de fincas acuñaron sus propias monedas para el pago de sus trabajadores; éstas tuvieron valor exclusivamente dentro de las fincas donde trabajaron los campesinos. Lo que significó, que los patronos obligaran a su personal a permanecer en sus fincas y de esa manera asegurarse la mano de obra por el precio estipulado, además que no podían ser ahorradas.

Fernando Mollinedo Castillo (1949) Periodista, excatedrático universitario, estudió Leyes en Usac e Historia en UFM, investigador de Historia de Guatemala y fundador de la página web Guatehistoria.com Publica investigaciones de Historia en “La Hora” desde hace 20 años.


Bibliografía

1.- PROBER, KURT. “Historia numismática de Guatemala” Edición del Banco de Guatemala, 1973.
2.- “HISTORIA DE LA MONEDA EN GUATEMALA” Edición del Banco Industrial. Exposición Numismática. Guatemala, 2001.
3.- SOLÓRZANO FERNÁNDEZ, VALENTÍN Tesis “Historia de la Evolución Económica de Guatemala” S/E México, 1947.
4.- QUINTANA, ROBERTO R. “Apuntes sobre el desarrollo monetario de Guatemala” Publicación editada por el Banco de Guatemala. Unión tipográfica, Guatemala, 1971.

En Guatemala fue notoria la circulación de moneda mexicana de diferentes denominaciones durante la ocupación del ejército mexicano (1822-1823), pues la anexión a ese país la hizo parte de dicho territorio y sujeta a sus leyes.

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