Por Fernando Vérkell
casiliteral.com

Hablo poco sobre mí; de forma directa, al menos. Esta es tal vez mi columna más personal porque he abierto un ciclo en mi vida y he ejercido el rol de converso: aprendí a conducirme en bicicleta cuando chico, pero no empecé a disfrutarlo hasta un par de meses atrás.

Toda moda es vanidad y en toda vanidad hay salud. En feisbuc empecé un diario de bicicleta que nada tiene que ver con egolatría o necesidad de atención. Es una bitácora de viaje; mis progresos, mi visión del asunto. Ha habido otras pasiones en mi vida; la de hoy parece que llegó para quedarse.

Antes de compartir esos estados, hay algunas consideraciones que me gustaría discutir. La primera es evidente: la bici es salud. La bici es disciplina y fortaleza mental. No es fácil pedalear en las calles de esta ciudad, ni las condiciones climáticas, ni los cláxones ni las cuestas. Esta ciudad es todo menos una vía propicia para los ciclistas, pero hay muchos valientes que todos los días salen a la calle con la bici, deseosos de volver enteros o simplemente volver. No hablo de los hermosos y malditos con sus bicicletas Trek o Scott, con sus Fitbit y sus guantes Bontrager, felices en Pasos y pedales; sino de los que conducen su bici con parrilla y dínamos, los que van a trabajar en bicicleta y no tienen otro medio de transporte. A veces me los topo en la calle y cedo la vía. Al fin ellos tienen más prisa y han estado en el mundillo de dos ruedas antes que yo.

16 de abril
Día uno
Soy un gran gordo que no puede pedalear por dos cuadras seguidas. La cabeza bombea tanta sangre que no dudo que EE.UU. venga a invadirla.

Día tres
(Día dos fue igual que el uno.) Avancé; dos cuadras y media. Cuando iba en lo mejor de la pedaleada, la cadena se zafó. Luego otras dos cuadras en subida. La espalda me duele menos y las manos me arden. Todavía hay gente que ve a un gordito pedaleando por su vida. Si fuera yo, me reiría.

Día 7, semana 1
Me sudan partes que no conocía y de repente siento un olor familiar a nicotina. Mi cuerpo en estos días me ha reclamado el cambio drástico pero lo consiento con las chucherías de siempre. Dejo de ser un gordito pedaleando por su vida a un gordito pedaleando alegremente. No sé cuál de las dos situaciones es más cómica.

Día 9
Mi mojo está trabajando contra el conjuro jipster. No fotos, no action cams, no sentirse superior por pedalear a duras penas… Mi progreso está siendo posteado para presión personal. Campero me llama, pero pedaleo rápidamente y me alejo.

Día 21
Parece que me gusta esto de la bicicleteada.

Día 24
Estreno bicicleta (Iris Cecilia se ha convertido en mi cómplice). Siento algo raro; como cuando uno besa labios nuevos. Hoy salí de noche y ya tengo casco nuevo. La vida es buena y transpira.

Día… ya no cuento los días.
Un gordinflas ahora tiene que empezar a usar cinchos y recupera camisas y suéteres que ya no podía usar. Mañana espero recorrer aproximadamente 20 kilómetros. A ver qué ondas.

22 de mayo
Misión cumplida. Casi 30 kilómetros. Florida-Naranjo-Zona 1. Luego Zona 1-Reforma-Zona13. Luego, Zona13-Trébol-Tulam Tzu-Florida. Las piernas no dan más pero, aunque suene melodramático, ya subido en la bici uno solo ve la ruta.

24 de mayo
¿Nunca les pasó que por salir temprano en día laboral nunca pudieron cruzar el carril y tuvieron que pedalear siempre hacia adelante? Hoy recorrí bastante y mi único terror fueron las burras extraurbanas, que Dios las perdone a las hijas de ruta. No me pasó nada y estoy feliz.

El diario no se detiene aquí porque salgo casi todos los días. Yo tampoco me detengo. Un día a la vez con un pedal detrás del otro.

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