Por DAVID BAUDER
NUEVA YORK
Agencia/AP
Las notas en la cubierta del nuevo álbum de Paul Simon, «Stranger to Stranger», parecen como una lista de instrumentos exóticos en un laboratorio. Los músicos usan una mbira, una marimba de bambú, cuencos de cámara de niebla, un cromelodeón, un zoonoozófono, y un reloj barato.
Es un álbum tan notable por su sonido como por sus canciones, sin dar la sensación de un ejercicio académico. A sus 74 años, Simon es más aventurero musicalmente que otros contemporáneos que se conforman con vivir de sus glorias pasadas.
«No tiene sentido dormirse en los laureles», dijo Simon, en cuya oficina de Manhattan exhibe sus dos trofeos del Salón de la Fama del Rock and Roll, uno al lado del otro. «Uno está interesado en una idea, y en ese caso prosigue, o no tiene ninguna idea ni está interesado en perseguir ideas. … La pausa está indicada por un signo en el pentagrama».
Trascender sus raíces en el folk-rock no es nada nuevo para Simon, un impulso que se ha vuelto más pronunciado en las últimas décadas, desde que trabajó con músicos africanos en «Graceland» y brasileños en «The Rhythm of the Saints». No siempre ha sido un camino fácil; el éxito de «Graceland» llevó a un debate sobre apropiación cultural.
«No es que salí a explorar», explicó. «Existe una conexión que estoy siguiendo y que me empuja hacia un sonido agradable que apenas puedo imaginar, así que voy en su búsqueda».
Para el percusivo «Stranger to Stranger», que sale a la venta mañana, Simon sintió inicialmente una curiosidad por la música flamenca y el uso de los palmoteos. A través de su hijo, conoció y colaboró con el productor italiano Digi G’Alessio, quien graba bajo el nombre de Clap! Clap! Viejas grabaciones del grupo vocal Golden Gate Quartet se usan para lograr un efecto fantasmal. Pero el viaje más curioso de Simon lo llevó a la Universidad Estatal de Montclair en Nueva Jersey.
En ese momento Montclair albergaba una colección de instrumentos creados por el difunto Harry Partch, un compositor que trabajó con instrumentos que tenían diferencias de afinación más pequeñas de lo común. Simon llevó consigo un estudio portátil para grabar instrumentos como los cuencos de cámara de niebla, que son cuencos de vidrio colgados de un marco de madera que producen un sonido evocador, dijo Robert Cart, director de la Escuela de Música John J. Cali en Montclair.
«No me sorprendió que, si había un músico pop interesado en los instrumentos, fuera Paul Simon», dijo.
Simon fue el único músico popular que exploró los instrumentos de Partch en los 15 años que estuvieron en Montclair, señaló Cart. Desde entonces, fueron trasladados a la Universidad de Washington tras la muerte de un cuidador.
Simon cree que el suyo es un proceso de composición inusual. Conecta sonidos para ver si encajan bien y luego les pone la letra. Aquí, sus canciones observacionales sopesan la inmortalidad, la salud mental, el insomnio, el romance y a un apasionado guardia de seguridad.
En «Wristband», el narrador es un músico que se escabulle de una sala de conciertos para fumarse un cigarrillo y que, al no tener evidencia de que debe estar en el escenario, no le permiten volver a entrar. Esta canción y «The Werewolf» contienen una cualidad no siempre presente en la música: humor. El hombre de Milwaukee al que describe en «The Werewolf» tenía «una esposa bastante decente», canta. «Ella lo mata. Con un cuchillo de sushi».
«Siempre he tenido eso en mi música», dijo el cantautor. «Hay mucho de eso ahí y la gente no sabe que estoy bromeando. Mi mente funciona mucho a modo de comedia, pero mi voz no siempre es cómica».
Más tarde en el álbum, Simon estima que le tomó docenas de repeticiones decir correctamente una obscenidad de 12 letras en «Cool Papa Bell». La misma canción admite que es «una palabra fea». La sola sorpresa altera su humor.
Simon está por salir de gira, con un espectáculo en el que mezclará canciones viejas y nuevas. Entiende la necesidad de incluir los favoritos de sus seguidores, incluso si no le gustan en particular («You Can Call me Al»). Tiene suficientes canciones nuevas de la última década que suenan bien en concierto, dijo.
En los últimos años ha salido de gira con Sting y ha hecho una reunión de «Graceland». No esperen ninguna reunión con su excompañero Art Garfunkel. «Me haría feliz cantar con Artie si fuese algo placentero», dijo.
Cuando termina un nuevo disco, Simon se pregunta si será su último. Pero entonces el círculo de la creatividad vuelve a comenzar.
«Seis meses más tarde uno tiene una idea, y empieza», dijo. «Es algo que me ha pasado toda la vida. Deduzco que es parte de mi naturaleza hacer eso, pero no es algo automático que sucederá por siempre».