CHICAGO
AP

Los últimos días de Prince y su inesperada muerte a los 57 años han generado interrogantes entre expertos familiarizados con sobredosis de opioides. El deceso del músico podría representar una de las tragedias más públicas en la crisis de sobredosis que afecta a Estados Unidos.

Un funcionario dijo a The Associated Press que los investigadores revisan si Prince murió por una sobredosis y si un médico le estaba recetando medicamentos en las semanas antes de que fuera encontrado sin vida en su casa en un suburbio de Minneapolis. El funcionario ha recibido información sobre la investigación y habló con AP bajo la condición de permanecer en el anonimato, pues no estaba autorizado a hacer declaraciones a los medios.

¿EL TRATAMIENTO PARA EL DOLOR LLEVA A LA ADICCIÓN?

Con una buena supervisión y sin historiales de adicción, los opioides pueden ayudar a aliviar el dolor con un pequeño riesgo de adicción, según una revisión sistemática de estudios disponibles de 2010.

«Si no tienes antecedentes de adición, tienes unos 40 años y recibes tratamiento para el dolor con opioides, las posibilidades de que te vuelvas adicto son bajas», dijo Maia Szalavitz, autora de «Unbroken Brain», un libro recientemente publicado sobre adicción. «Un estudio a miles de visitas a salas de emergencia por sobredosis halló que sólo 13% de las víctimas tenían un diagnóstico de dolor crónico».

Si Prince se volvió adicto, dijo Szalavitz, quizá rechazó la idea de buscar ayuda.

«El estigma asociado con la adicción pudo ser lo que lo mató», dijo. «Quizá tenía miedo de buscar ayuda, quizá buscó ayuda antes y fue tratado sin respeto o de una manera improductiva».

¿QUÉ ES LA NALOXONA?

El antídoto para sobredosis naloxona ha salvado vidas por décadas, revirtiendo los efectos de los opiáceos desde que se aprobó en 1971. Las salas de emergencias de los hospitales y las cuadrillas en ambulancias usan una versión genérica inyectable para revivir a personas cuya respiración se ha hecho lenta o se ha detenido durante una sobredosis.

Programas de intercambio de jeringas en muchas ciudades distribuyen equipos con naloxona para consumidores de drogas. Muchos expertos consideran que estas reparticiones son una historia de éxito en la salud pública que ha salvado miles de vidas.

En el mercado hay versiones nuevas con nombres de marca, un espray nasal y un autoinyector «parlante» que da instrucciones. Los productos sin jeringas han llevado a nuevos esfuerzos para distribuir kits de naloxona a departamentos de bomberos, policías, padres de familia, farmaceuticos y enfermeras en escuelas.

Uno de los productos de naloxona, Narcan, fue usado después de que el avión de Prince aterrizó de emergencia en Moline, Illinois, el 15 de abril y lo encontraron inconsciente en el avión, dijo el funcionario a la AP. El funcionario dijo que la llamada «inyección salvavidas» fue administrada cuando el avión estaba en la pista en Moline mientras Prince regresaba a Minneapolis tras una presentación en Atlanta.

¿CÓMO FUNCIONA LA NALOXONA?

La naloxona revierte los efectos de los opiáceos en el cerebro y con dosis más elevadas puede desatar inmediatamente un síndrome de abstinencia. Algunos adictos despiertan insultando al personal de emergencia por arruinarles su viaje. El doctor Steven Aks, especialista en medicamentos de emergencia y toxicólogo en el Hostpital Stroger, ha visto esto ocurrir.

Aks ha revivido a muchos pacientes con una inyección de naloxona. «Demasiados como para contarlos», dijo. Ocurre casi a diario en la sala de emergencia de Chicago.

«Llegan a la sala de emergencia sin respirar, con las pupilas pequeñas. Están perdidos y no los puedes despertar. Si les das una inyección de naloxona comienzan a respirar mejor. Se sientan», dijo Aks. «Si les das mucho entran en el síndrome de abstinencia y se sienten mal, sienten náuseas, tienen retortijones en el estómago y dolor en los músculos».

Tras recibir naloxona se debe mantener al paciente bajo observación por unas cuatro horas, dijo Aks. Pues cuando pasa el efecto de la naloxona un paciente puede volver a dejar de respirar por los opiáceos que siguen en su sistema.

Artículo anteriorWill Smith y Jada Pinkett Smith se unen a iniciativa de Obama
Artículo siguienteEverest, te lleva al límite, pero encuentras paz