Madrid
Agencia dpa
Si el próximo 28 de febrero Alejandro González Iñárritu levanta de nuevo el Oscar será el tercer año consecutivo que un mexicano se hace con la estatuilla dorada más cotizada en Hollywood y la más venerada en el mundo del cine. Posibilidades tiene: «The Revenant» («El renacido») tiene 12 opciones a premio y no ha quedado fuera de las grandes categorías.
El año pasado Iñárritu tomó el testigo como mejor director de su compatriota Alfonso Cuarón («Gravity») y se marchó a casa además con el Oscar a la mejor película por «Birdman», así como tres estatuillas más. Ahora vuelve a la primera línea con esta historia de venganza y superación basada en hechos reales que protagoniza Leonardo DiCaprio.
Tanto director como actor ya han sido reconocidos por su labor con sendos Globos de Oro. Para Iñárritu, el hecho de aspirar a 12 estatuillas ya supone todo un hito, ya que hacía años que no se veían tantas nominaciones centradas en una única película. «Titanic», también protagonizada por DiCaprio, tuvo 14.
«El renacido» es tan sólo la sexta película de este realizador que ya ha cumplido los 50, pero cuya alma inquieta lo llevó -antes de sentarse detrás de la cámara- a trabajar en un barco para conocer mundo, realizar con éxito un programa de radio, así como logradas campañas publicitarias.
En el cine siempre estuvo bendecido por los premios y los reconocimientos. Todo comenzó en el 2000, cuando el estreno de «Amores perros» en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes lo ubicó de inmediato en ese selecto palco de los autores con voz propia.
Aquella película, protagonizada por un hasta entonces desconocido Gael García Bernal, era un desolador retrato de México y supuso su primer salto a Hollywood a través de los Oscar. La cinta aspiró a la estatuilla en la categoría de mejor película de habla no inglesa. Ang Lee, quien hoy leyó las nominaciones junto a Guillermo del Toro, se llevó el Oscar ese año por «El tigre y el dragón».
De su paso por la alfombra roja más conocida del planeta se llevó la colaboración de Sean Penn, Naomi Watts y Benicio del Toro, que se pusieron a sus órdenes para la que sería su segunda película, «21 gramos», que también concurrió a los Oscar.
«Babel», su tercer filme, optó a siete estatuillas, pero sólo Gustavo Santaolalla alzó una por la banda sonora. La película, ganadora en 2007 del Globo de Oro al mejor drama y con la que Iñárritu fue distinguido como director en Cannes, supuso el fin de su colaboración con Guillermo Arriaga, el escritor, guionista (y ahora también director) con quien había construido hasta entonces su cine a base de historias interconectadas.
La separación fue traumática, al menos así se aireó en público, pero Iñárritu siguió ahondando en el drama y se envolvió de puro dolor con una historia sin saltos espaciales: «Biutiful», con la que Javier Bardem se alzó como mejor actor en Cannes y consiguió otra nominación a los Oscar como mejor protagonista.
En esa ocasión Iñárritu comenzó a colaborar con los guionistas argentinos Armando Bo y Nicolás Giacobone, a quienes volvió a convocar para dar un giro radical con la comedia amarga «Birdman», que le reportó cuatro Oscar: mejor película, mejor director, mejor guión original y mejor fotografía (para el mexicano Emmanuel Lubezki, que ahora también está nominado con «The Revenant»).