Por Rosario Orellana

Estuve buscando por diversos lugares un artista que llamase mi atención y de quien pudiese hacer un bonito reportaje. No por lo mucho o poco que se escriba, sino porque las obras del “susodicho o susodicha” fuesen buenas en abundancia. Casualmente me apareció entre las recomendaciones de amigos Verza Til. Inmediatamente le envié una solicitud de amistad en feisbuc y confieso que entré a su perfil para ver algunas de sus obras. Luego nos pusimos de acuerdo para hacer la entrevista.

Yo tenía pensado viajar a Quetzaltenango, de donde es originario y en donde actualmente vive este joven artista; sin embargo, por diversos temas no pude llegar al occidente del país. Este departamento fue tema de conversación con el equipo esQuisses recientemente, debido a que es una cuna de grandes artistas de todas las ramas y es el lugar perfecto para aquellos que pueden explotar su más profunda fibra para crear y crear.

Por cierto, Verza Til tiene una teoría interesante sobre ello: “Nosotros estamos en Xelajú Noj que quiere decir bajo los 10 cielos y creo que las energías que caen de ellos se distribuyen en Quetzaltenango, en Antigua y Pana. Creo que es por eso que hay tanto artista en estos lugares” dijo Verza Til mientras veía a la cámara web (nos comunicamos por Skype) y movía sus manos como ejemplificando sus palabras. “Por eso creo que en Xela se ordenan las ideas” agregó.

El día que hablamos, yo estaba corriendo como siempre en varios compromisos y el joven estaba pronto a asistir a un festival de arte. En el carro, bajo el sol y frente a las puertas del Domo de la zona 13 hice el contacto con el artista, que se presentó con el nombre “Adolfo Quiej Quan”. Al iniciar la conversación, vi a través del teléfono a un joven de 26 años con pelo obscuro, tez morena y ojos achinados; y al fondo de la imagen se veía una pared llena de cuadros y otro tipo de cosas. Me dijo que estaba en su cuarto.

Desde los inicios…

Cuando leí el seudónimo del artista, pensé que lo había hecho suyo por tener algún tipo de facilidad para adaptarse a los cambios o incluso porque podía ser inconstante en su línea artística. Sin embargo, Verza Til es un juego de palabras que después de muchas vueltas en la montaña rusa, significa observar detenidamente. Después de todo, lo más importante para él es que cada una de sus obras expresen algo.

“El Chino” como le decían, creció como muchos de nosotros: bajo el cuidado de una empleada doméstica, viendo televisión. Pero ahí comenzó a ver el dibujo como parte de su pan de cada día. Comenzó a dibujar a los personajes de Dragon Ball Z, ¿quién no recuerda esa caricatura? Adolfo lo hace con cierta melancolía, porque fue parte de sus inicios en esta apasionante profesión.

A los 14 o 15 años comenzó a escuchar otro tipo de música. Rock de los años dos mil “oscuros y chileros”. Escuchaba Linkin Park y su discografía, cuando estaba muy influenciada por el grafiti, fue parte de su nueva etapa. Sus estudios en la Universidad Rafael Landívar como ingeniero industrial le ayudaron a trabajar en el volumen, isometría y perspectivas, entre otras cosas, permitiéndole ser un artista más completo además de reforzar habilidades sociales que le ayudan a comprender lo que pasa en su entorno.

En 2012 y 2013 comenzó a formar parte de un grupo de gestores culturales con quienes organizaba conciertos, festivales, incluso la creación de un colectivo en un centro intercultural, que las autoridades querían cerrar, pero por un movimiento de denuncia, sigue en pie.

Verza Til tiene interés en convertir muchas de sus obras en objetos. De promover una visión empresarial que haga del arte parte de la vida de todos, y con ello mantener un ritmo de ingresos, que no tuvo cuando inició con la firma el año pasado. También le importa crear nuevas tendencias y, enfocado en ello, comenzó a hacer retratos y venderlos. Mientras me comentaba esto, me mostraba algunas de las obras que tenía a la mano. Un estilo peculiar. Sus principales materiales, ahora, son la tinta china y el lápiz, el esténcil o incluso el acrílico; influido por artistas del mundo desde el guatemalteco Efraín Recinos hasta europeos como C212, Banksy e incluso Powel Kuczynski. Su primer cuadro fue de Gustavo Cerati y su tendencia se inclina hacia el impresionismo. La protesta social es el foco de sus obras.

En la actualidad también practica el arte erótico, ligado a la poesía. Incluso me mostró una obra que hizo en la parte de atrás de una tabla de patinaje rota. Apasionado además por el arte en muro y con proyección a este tipo de piezas.

Sin miedo a los nuevos retos

Verza ha tenido muchas exposiciones. “De la calle a la galería” fue una muestra de su trabajo y aunque ha intentado mantenerse bajo perfil, muchos ya lo identifican. “La primera fue en el Hotel Ritz” recordó el joven. En ella sus obras estaban enfocadas a aspectos sociopolíticos. “Era un buffet para los amantes del arte” expresó Verza Til, que aprovechó para aludir el tema del genocidio en nuestro país. Además ha tenido muestras en Proyecto 44, en Alianza Francesa de Quetzaltenango, en Santiago Atitlán, en la universidad y en espacios públicos, además tiene en mente más proyectos como el Body Paint y Coral – un sitio de conexión cultural para la gestión y venta de arte-.

Para generar algo de plata, el quetzalteco ha decidido experimentar con algunos retratos ambulantes con lapicero y marcador, tratando de anclar a la gente de su entorno con el arte.

El artista tiene pensado estudiar artes audiovisuales. “No he llegado a la cúspide de mi hambre en el arte” aseguró Verza Til con una sonrisa en el rostro, haciendo reflexionar sobre su decisión de crecer en diferentes ambientes del arte y convertirse en una especie de pulpo que abraza los distintos lazos.

Como parte de ello, además Verza toca algunos instrumentos. Puede deleitarse con el teclado, el violín –que lo aprendió en un curso gratuito que abrió la universidad- y su instrumento favorito: la armónica. Para rectificarlo, mientras charlábamos me mostró el instrumento y luego la hizo sonar por algunos segundos; luego me compartió que aún quiere aprender a tocar la guitarra y el saxofón. También quiere enfocarse en la gestión del cine en nuestro país, seguro en que Guatemala tiene mucho potencial para explorar y explotar: “Tanta historia y tanto por vivir”, dijo.

Desde afuera de la ciudad

A los dos días de haber entrevistado a Verza Til, hablé con Juan Ignacio Paiz, un ilustrador de 30 años que actualmente vive en Quetzaltenango. Le plantee la teoría de Verza Til sobre el porqué de tanto movimiento artístico en Xela y me dijo que para él era la magia del lugar. “En Xela tenemos todo lo que necesitás para inspirarte: historia paz, paisajes, gente bonita, un clima perfecto y claro existe mayor apertura en Xela que en Guatemala para todos los que nos dedicamos a esto” compartió el también artista.

Siempre me ha gustado cuando alguien promete dentro de esta rama. Cuando alguien está comprometido y este chavito tiene esa chispa para encontrar la colocación de su marca dentro de los aficionados”, aseguró Paiz. “Su arte es muy bien visto. La política, los temas tabúes son su fuerte y eso siempre promueve un mayor respeto de las personas que ven las obras”, agregó el artista.

Tanto Paiz como esQuisses estamos siempre en busca de artistas que estén comprometidos con su técnica, con su línea y con su mundo artístico. Verza Til es un conjunto de emociones reducida a un cuerpo humano capaz de llevar una idea al máximo esplendor, la historia de un país a un lienzo y un rostro hacia una ilustración que deja plasmado todo un universo. Como lo dije durante la entrevista, lo repito en este texto: Más personas como Verza Til necesitamos en este camino. Gente con hambre de arte, con ganas de hacer mucho más y claro, demostrar que en nuestro país hay un impresionante talento.


El Suplemento Cultural de “La Hora” agradece nuevamente a su hermana, la revista digital “Esquisses” por tan buenas colaboraciones desde hace un tiempo y especialmente a Alejandro García por su disposición y generosidad siempre, gracias de nuevo. Visite esquisses.net no se arrepentirá.

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