NUEVA YORK
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No fue fácil acostumbrarse a los reflectores y le preocupaba el poco tiempo que tenía para ensayar, pero la bailarina Misty Copeland dejó de lado los nervios para encontrar su lugar en Broadway.

«Es un sentimiento increíble», dijo esta semana tras su debut en el musical con muchas coreografías «On the Town», en el Teatro Lyric. «Sentí nervios de que fueran a olvidar las cosas, y por lo general no me siento así. Ensayamos tanto como bailarines de ballet que los pasos se incrustan en tu memoria muscular».

Copeland interpreta a Miss Turnstiles, la querida de uno de tres marineros que pasan unas cuantas horas en tierra antes de partir en el Nueva York de la década de 1940. El papel requiere actuar y cantar, además de bailar mucho con todo y una pieza de 15 minutos de ballet al final. El papel fue interpretado originalmente por Megan Fairchild, una de las bailarinas principales en el prestigioso Ballet de la Ciudad de Nueva York.

Copeland, quien recientemente se convirtió en la primera bailarina principal afroestadounidense del American Ballet Theatre, tuvo apenas seis ensayos para prepararse y cantó su papel sólo dos veces antes del estreno. Pero cada vez que aparecía en el escenario el público se enloquecía, celebraban cada una de sus entradas y números y al final le dio una escandalosa ovación. El público era diverso y joven.

«El público es tan diferente a lo que estoy acostumbrada. Uno puede darse cuenta de inmediato de que están emocionados de estar ahí y es un sentimiento increíble. Me siento tan impresionada», dijo.

Copeland admitió que sintió presión antes de su debut el martes, pero dijo que disfrutó más el miércoles tras dejar atrás su primera función.

«Recordé todos los pasos, pero no estaba contenta con Miss Turnstiles. Aunque sí estaba feliz por cómo se dio todo lo demás. Las luces son muy diferentes en este escenario, son mucho más fuertes», dijo. «Pero empiezo a acoplarme y a acostumbrarme».

«On the Town» fue aclamada por la crítica cuando se estrenó en octubre, pero ha tenido problemas para llenar el enorme teatro de mil 874 butacas. Termina su temporada el 6 de septiembre, el día que Copeland dará su última función.

«Me entristece que se acabe la obra, espero que en algún momento regrese o que salga de gira. Es una producción muy entretenida y espectacular», dijo.

Copeland señaló que espera que el público acuda a verla en los teatros de ballet de la ciudad.

«Este es un público excelente y espero que el hecho de que yo entre en esta atmósfera les haga sentir que tienen una invitación para entrar en mi casa», dijo.

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